Nueva Era

A la guerra, con un kit de boy scouts

Pablo Hiriart DETONA desde Madrid: El plan de rearme de la Unión Europea parece hecho a la carrera, sobre las rodillas, como la risible recomendación del Consejo Europeo a los ciudadanos para hacer acopio de un kit de emergencia para resistir 72 horas.

El diagnóstico está claro para todos: la Unión Europea no tiene capacidad para defender a ninguno de sus países miembros de un ataque ruso sin la participación activa de Estados Unidos.

Europa no tiene con qué proteger “el mundo de los principios, de los derechos humanos, del multilateralismo y la cooperación”, al que se refirió ayer el rey Felipe ante los invitados del diario El Español en ocasión de su décimo aniversario.

Carece de fuerza para evitar lo que pidió el rey ante quienes nos reunimos en un salón de la Casa de América: “No permitamos que el mundo del derecho, los principios y los valores sea el mundo de ayer”, con una cita del historiador y biógrafo austriaco Stefan Zweig.

Occidente, con un modelo de “sociedad, basado en las libertades, el Estado de derecho, el respeto a las resoluciones judiciales y la solidaridad entre territorios y personas” –de acuerdo con la atinada descripción del periodista Pedro J. Ramírez en la inauguración del evento–, ya no tiene a Estados Unidos como pilar y líder.

Y Europa no es un jugador de primera línea en el mundo de Donald Trump, sino que es un débil e indeseable “gorrón”, según el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien además vino a insultar a los europeos en la sala principal de su casa: Múnich.

Ante el abandono y desprecio manifiesto de Estados Unidos hacia Europa, Emmanuel Macron ha ofrecido a los países miembros de la UE guarecerse bajo “el paraguas nuclear de Francia”.

El gesto es grato, pero la realidad es otra: el arsenal nuclear francés consta de 290 ojivas.

Rusia tiene cinco mil 580 ojivas nucleares.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios para la Paz, de Estocolmo (SIPRI), la otra potencia nuclear europea, Gran Bretaña, tiene 225 ojivas nucleares.

Es decir que las únicas dos potencias con armamento nuclear de Europa, Francia y Gran Bretaña, son superadas por Rusia diez veces en número de ojivas.

Peor aún es la correlación de fuerzas en armamento convencional, según el Índice Global Firepower.

Francia tiene 222 tanques, el Reino Unido, 386, y Rusia, 14 mil 777.

De casi todos los rincones de Europa salen los aplausos al plan de rearme de la Unión Europea expuesto hace unos días por Ursula von der Leyen, que consiste en gastar, en cuatro años, 800 mil millones de euros en la construcción de la autonomía defensiva del viejo continente.

Pero los aplausos se debilitan al enfrentarse a la pregunta ¿de dónde va a salir el dinero para solventar ese gasto?

De las arcas de cada país, es la respuesta de Von der Leyen.

¿Lo podrán hacer los países de la UE, que en su gran mayoría están endeudados por encima del 100 por ciento de su PIB?

Ninguno de los 27 ha dicho que, por tratarse de una decisión existencial, de supervivencia, habrá que recortar gastos.

Salvo un externo de la Unión Europea: el primer ministro de Gran Bretaña, el laborista Keir Starmer, que anunció el fin de una serie de programas sociales y sacrificio presupuestal para financiar el rearme.

El plan de rearme de la Unión Europea parece hecho a la carrera, sobre las rodillas, como la risible recomendación del Consejo Europeo a los ciudadanos para hacer acopio de un kit de emergencia para resistir 72 horas: tener a la mano una linterna con pilas, almacenar agua, alimentos en lata, cerillos, artículos de primeros auxilios y una navaja suiza.

Por eso fue interesante oír en la reunión de ayer al comisionado de Defensa y Espacio de la Unión Europea, el lituano Andrius Kubilius, hablar de la urgencia de cumplir con el rearme de 800 mil millones de euros votado por 26 de los 27 en Bruselas.

El rey Felipe VI, sin embargo, habló del “inaplazable debate sobre la seguridad y la defensa de Europa”.

El matiz es fundamental, pues mientras cada país de la Unión Europea sea autónomo en las decisiones de defensa, el plan de Von der Leyen puede resultar peor que aquello que se quiere subsanar.

Para decirlo con las palabras del mayor filósofo vivo de nuestro tiempo, el alemán Jurgen Habermas: “Los países europeos necesitan unir sus fuerzas militares”.

Es decir, no una suma de las partes.

Con valiente claridad señala el plan de rearme alemán (el único país que su situación económica le permite llevarlo a cabo –su deuda no rebasa la banda de 60 por ciento de su PIB–), que es por 500 mil millones de euros en los próximos 10 años.

Pregunta:

“¿Qué sería de una Europa, en cuyo centro el Estado más poblado y con mayor poder económico se convirtiera además en una potencia militar muy superior a todos sus vecinos, sin estar integrado de forma obligatoria por el derecho constitucional en una política exterior y de defensa común, sujeta a decisiones mayoritarias?” (SZ de Múnich, 21 de marzo).

En efecto, ¿otra vez Alemania convertida en superpotencia militar, sin compartir decisiones con nadie?

Los campos de concentración nazis están a apenas 80 años de distancia.

Y en realidad, fueron los alemanes, nazis o no.

Cierto, fueron otros alemanes.

Pero hoy, abril de 2025, el segundo partido político de Alemania es AfD, filonazi y anti-Unión Europea, prorruso en la guerra contra Ucrania.

Toda la que fue Alemania del Este (la comunista) votó mayoritariamente por AfD.

¿Ármense hasta los dientes, sean la superpotencia militar europea, además de la principal economía?

Es importante el matiz hecho por el rey de España ayer por la mañana en el salón de la Casa de América: “El debate sobre la seguridad y la defensa europea es inaplazable”.

Urgente sí, pero no tomar decisiones graves a la ligera, sobre las rodillas, que el remedio puede resultar peor que la enfermedad.
Pablo Hiriart

Nacido en Chile, emigró a México a fines de los 70. En 1980 inicia su etapa como reportero del semanario Proceso y del diario La Jornada antes de formar parte del equipo de comunicación del gobierno federal.
Desde el año 2016, participa en México Confidencial en Azteca 13, en Proyecto 40 y es Director General de información política y social del diario El Financiero, donde escribe la columna "Uso de Razón".