La tómbola del régimen
El Senado de la República se convirtió en un tribunal soviético cuando Morena decidió que el azar dejara sin empleo a 711 juzgadores, a los que sin pruebas ha llamado corruptos y considera enemigos de las causas cuatroteístas.
Que no nos engañen.
La tómbola que montó el gobierno en el Senado fue una purga.
Ahí nadie se sacó un premio.
Cada bola blanca salida de la urna fue una condena a muerte de cientos de juzgadores y de sus familias.
Morena, el “partido de los pobres”, no trituró el futuro de ricos y privilegiados.
Cortó la cabeza de jueces y juezas, magistrados y magistradas que pertenecen a la clase media.
Que nacieron en hogares con carencias, que estudiaron en escuelas y universidades públicas y que viven de su profesión.
La tómbola de Morena es el Joker, el Guasón.
El delincuente burlándose de la ley, el que irrumpe para vengarse y destrozar el sistema.
La mayoría morenista decidió acabar con el futuro de cientos de seres humanos por el simple hecho de ostentar el poder.
La reforma al Poder Judicial fue diseñada para ejercer violencia de Estado.
La tómbola imita prácticas genocidas.
La persecución que desató López Obrador en contra de un grupo específico para exterminarlo desde la “ley” la consumó una caja giratoria de cristal con la panza llena de víctimas.
Y ahí viene la otra rifa.
La elección de candidatos a ser jueces, ministros y magistrados a partir de reglas oscuras, complejas e irrealizables.
Es la otra tómbola.
La que harán girar órganos electorales dóciles al régimen.
Ganarán los que garanticen poner la toga, el birrete y el martillo al servicio del interés político.
Será el proceso electoral con menos transparencia, equidad y certeza del que se tenga memoria.
Los candidatos saldrán de comités de evaluación que estarán integrados por figuras cuyo “prestigio” lo decidirá el gobierno.
Las reglas que aprobó el Senado para elegir a los juzgadores representan una violación masiva a la ley electoral. Será un proceso sin credibilidad que terminará por sepultar la confianza en el INE.
La reforma judicial fue pensada para atar la conciencia y las decisiones de los juzgadores al partido oficial.
De Morena va a depender que sean votados, de Morena va a depender que tengan el mayor número de votos y de Morena va a depender que sean reelectos.
Son reglas hechas desde la maldad humana.
Diseñadas con premeditación para facilitar el fraude y que el abstencionismo sea lo más alto posible.
Por eso el juez Juan Pablo Gómez Fierro y 400 juzgadores más decidieron renunciar y no participar en un crimen de Estado.
El régimen inventó una tómbola para “limpiar” el terreno de enemigos.
Necesita el camino libre para hacer del Poder Judicial un tribunal sumario.
Para cortar la cabeza a sus críticos.