Paso
Hay expresiones que por su sonoridad, o descuido, llegan a marcar una biografía pública: ni los veo ni los oigo, no traigo cash, ¿y yo por qué?
Quizá la presidenta Sheinbaum produjo ayer una con su “paso”.
No es que haya abrazado al régimen criminal de Maduro, pero a fin de cuentas soltó el “paso” como respuesta a una pregunta que la invitaba a fijar una posición más allá de la pálida y moldeable tesis de la autodeterminación de los pueblos.
El gobierno mexicano, la Presidenta, el canciller De la Fuente, saben que las únicas copias de las actas electorales exhibidas revelaron el triunfo del candidato Edmundo González, pese a la desventaja épica con que la oposición fue a la contienda, y que la autoridad electoral venezolana nunca dio a conocer los resultados desglosados por mesa de votación para que se sometieran a un escrutinio independiente.
Saben que el régimen de Maduro ahogó con represión, balas, muerte, cárcel y tortura a más de 2 mil opositores.
Sin embargo, el gobierno mexicano estará presente mañana, así sea con un personaje minúsculo, en la ceremonia que convalidará la perpetuación de Maduro en el poder.
Son los hechos. Paso.