Vamos a divertirnos. Episodio II y final
Les platico:
Hace varios años, cuando los editores de un portal alemán se me acercaron para negociar los derechos de mis columnas sindicadas, uno de ellos me preguntó si habría manera que de vez en cuando escribiera algo con espíritu teutón.
Les respondí:
Lo más cercano que tengo de Alemania son los apellidos de mi abuelo paterno, que los anglosajoneó para esconderse él y sus padres, de los que vinieron a buscarlo a Estados Unidos, cuando huyeron de la Gran Guerra desde Gdansk, Polonia, para caer en otra.
Lo segundo que tengo cerca de Alemania es a mi hija Pita, que después de hacerse cirujana acá, se quiso aventar una segunda especialidad en proctología y terminó casándose con un austriaco de poca madre que se llama Fritz Gugg, que la llevó a vivir a Viena.
Y en aquella conversación que tuve con los editores de marras, me preguntaron -y yo les respondí- que en mis artículos, quiero descubrir y describir las relaciones humanas y sociales, para criticar las ideas convencionales de esas mismas relaciones.
Le dije también que me divierte poner en crisis todos los días, el optimismo aburguesado de los que prefieren sus abullonadas zonas del confort particular y privado, antes que correr el riesgo público de levantar la mano, alzar la cabeza y mostrar sus nombres cuando un gobierno mediocre lo amerita.
Escribo todos los días desde hace cinco años, y junto a Catón soy el único en estarlo haciendo durante todo ese tiempo, truene, llueva o relampaguee.
Ciro Gómez Leyva se propone lo mismo desde España. Hasta ahora lleva dos meses consecutivos detonando. Espero que nada se lo impida.
Cuando escribo, quiero obligar a mis lectores a dudar de la conveniente serenidad y seguridad del orden establecido.
Una vez se me ocurrió que si alguien me preguntara cuál es mi oficio, le respondería: encontrar la diferencia entre los sueños y los ensueños.
¿Provoca stress todo esto?
¡Claro que sí! pero lo tomo como consecuencia natural de la intensidad con la que vivo.
El antídoto que siempre uso para administrar el stress, se lo aprendí a uno de los jefes a quienes más he admirado: Gustavo Aguilar Kubli, quien murió sin pedirme permiso hace una década en Guadalajara.
Yo tenía 23 años cuando lo conocí y acababa de sobrevivir a los despiadados reajustes de personal del Grupo Industrial Alfa allá por 1982.
De formar parte del equipo del también finado Diego Sada en la División Alfa Industrias, me asignaron al corporativo que acababa de inaugurarse en la Colonia Carrizalejo, de San Pedro Garza García.
Gustavo no era mi jefe directo, porque tenía como sub director a Alejandro Valadez, y a Gerardo Hurtado, gerente de aquella área.
Yo era algo así como jefe y todos ellos provenían de la División consentida del Grupo: Acero.
Mis pares en aquél equipo eran Pepe Ortiz (qepd), Carlos Martínez, Andrés Bermea, y el único indeseable de la indeseable Alfa Industrias, era yo.
A lo mejor por eso, Gustavo -que también era de los “aceros” - me tomó "por su cuenta" y todos los viernes por ahí de las 6 de la tarde, se aparecía en mi cubículo y me decía: “Plácido, vamos a divertirnos”.
Y en seguida me soltaba un montonal despiadado de chamba para que se la entregara resuelta, el lunes a primera hora cuando volviéramos todos al jale.
Tenía la gracia de hacer las cosas así; me divertía de verdad haciendo el trabajo que me encargaba, y en vez de tomarle tirria, yo mismo lo buscaba los viernes a las 6 de la tarde, cuando a él se le olvidaba…
Éramos los dos, parte de la generación del peltre.
Hoy, muchos veinteañeros, treintones y cuarentones son de la generación de cristal y mamonean diciendo que van a hacer magia cuando se les pide algo. Y cuando lo hacen, según ellos terminan bañados en sudor por el "enorme" esfuerzo que les implicó hacer su jale.
Al respecto, lean por favor, el siguiente artículo que detoné por todos lados, el 18 de noviembre del año pasado.
Cajón de Sastre:
- “Entonces, vamos a divertirnos”, detona la irreverente de mi Gaby, desde PTY o Panamá, para los que no se saben la clave aeroportuaria de esa canalera ciudad, que le arrebató a México el privilegio inmensamente comercial de ser el HUB aeroportuario de las Américas, debido a la estupidez de López Obrador y de su séquito de adoradores dentro y fuera del gobierno, que babosean todavía alabando a ese elefante blanco que se engulle miles de millones de pesos de los impuestos de los mexicanos: el AIFA.
- Mañana, cambio completo de programa sin faltar el Incomparable Iván y toda la Compañía.
- Por lo pronto hoy, les deseo que pasen un plácido domingo, especialmente las Frías Serpientes que siguen jodiendo de hinojos en sus frustrados afanes de censores torquemados en chats que huelen a frijoles quemados.
El autor en otros medios nacionales y extranjeros:
https://www.sdpnoticias.com/autor/placido-garza/
https://muckrack.com/placido-garza
https://qoshe.com/yazar/pl-cido-garza/2695060
https://vanguardia.com.mx/autor/-/meta/placido-garza-irreverente