Tecnología aplicada a la política
Buenos días mi estimado Brother Plácido, a ver que te parece esto:
Desde que compartíamos los sagrados alimentos en el Franky's de Beto Frías ya no he podido coincidir con Jaime en una nueva comida.
Toco el punto de la tecnología aplicada a la política:
Recuerdo que por ahí del 2009 y respondiendo a una invitación de quien era mi socio laboral en aquel tiempo, accedí a participar apoyando las actividades médicas voluntarias, que se desarrollaban en aquellos tiempos de tan gratos recuerdos, alrededor de las campañas políticas.
Me permitieron conocer a personas maravillosas como al Ing. o Lic. Hernán Antonio Belden Elizondo, cuyo crimen, se difundió extensamente en los medios sin llegar a encontrar a un culpable específico.
Igual que en el caso del Casino Royale y también la matanza en el Sabino Gordo, una noche en la que yo me encontraba como a 200 metros de dicho lugar, en menesteres ligados a la salud mental comunitaria.
Después de este breve y superficial pincelazo a la actividad social en páginas rojas, regresamos al contenido de lo que los Grillos vomitan en su chat, muy personal y exclusivo:
Por un lado el desprestigio de un movimiento, ya de por sí desprestigiado, observando al Señor Barriga puesto a dieta, micrófono en mano, increpando a inmaduro por su ambición política de sostener el poder en Venezuela, actividad que Fecalhin también desarrolló, junto con Fox, quien sabe desde dónde, en característicos montajes.
Gente que engañó al respetable en el año 2000 y se robó una presidencia en el 2006, allá éos, que Dios los Juzgue.
Por otro lado leo la opinión de Jaime Sada en relación a los cierres de cadenas de salas cinematográfica y de tiendas de departamentos en gringolandia y aquí en México, tomándolas como episodios sociolaborales de la evolución natural de procesos cíclicos qué no tienen otra salida más que nacer, crecer, reproducirse y morir.
Señalando además, casos de personas que han sobresalido por dedicarse a actividades lucrativas en beneficio de la salud de otras personas.
Tal es el caso de los stents, me imagino que han de ser los stents coronarios.
Lo que sé al respecto, obtenido de conocimientos adquiridos en congresos médicos de altos vuelos, uno de ellos en el 2007 en Viena, Austria, una de las mejores, culturizadas y más cómodas ciudades del mundo para vivir, asistí a una cátedra denominada Conferencia de Andreas Gruntzig.
Este médico fue pionero en el desarrollo de los pequeños resortitos (Angioplastía coronaria) que se colocan en el interior de las arterias coronarias.
Son las que aportan el vital líquido oxigenado para permitir el trabajo muscular cardíaco (del músculo del corazón, para que no se me pierdan), necesario para mantenernos vivos y sanos y a veces no tan sanos, a lo largo de la vida.
El Dr. Andreas Gruntzig trabajó en lo personal, puncionándose él mismo sus arterias, habiendo también trabajado preclínicamente con marranitos, estudiando sus coronarias y utilizando material de contraste para obtener imágenes radiolográficas para demostrar sus avances en el manejo de la enfermedad obstructiva aterosclerótica coronaria.
Dicho padecimiento provoca incapacidad, pérdida de la salud y muerte en todo el mundo.
Una vez aceptados los resultados de sus trabajos, que desarrolló en su tierra natal en Europa, asistió a un congreso de especialistas en la universidad de norteamericana de Émory en Atlanta, Georgia, por ahí de los 1970's.
Al parecer recibió una silbatina pavorosa, por parte del respetable.
Sin embargo, el jefe de Cardiocirugía de un Hospital de San Francisco le propuso ir a su nosocomio y si mediante éste procedimiento se evitaban algunas cirugías, se justificaba el uso de los stents.
Después de varios años de trabajo, regresó el Dr. Gruntzig a un nuevo congreso y ahora ya no le silbaron, le aplaudieron, y adoptaron el procedimiento en la mayoría de los hospitales en gringolandia, luego en todo el mundo.
Posteriormente, toda la gente hospitalaria involucrada en procedimientos cardiovasculares coronarios complejos querían escuchar y recibir asesoría del Dr. Gruntzig.
De tal forma que se compró un avión para facilitar su movilidad en USA, empero, que pero nunca pondré, desafortunadamente y no poniendo atención a las banderas rojas señal de peligro en cualquier situación, cosa que el recomendaba ampliamente, desoyó la recomendación de no despegar, en presencia de una tormenta, falleciendo en un accidente aéreo en octubre de 1985 junto a su esposa Michaela.