Todos juntos va
Aunque se qué hay críticos en todos los niveles y de todo tipo, voy a expresar mi opinión, muy positiva, sobre el proceso de vacunación en nuestro país, basada en mi experiencia personal y sin ningún tipo de sesgo ideológico o político.
Quizás haya quienes solo llegarán a la entrada de este artículo porque vende más escribir negativamente, criticar, especular, crear crisis, conspirar y destruir, por lo que leer una opinión favorable puede ser aburrido para el lector del amarillismo, sensacionalismo o análisis político inquisitivo.
En realidad, saludo con mucho agrado un ejercicio como el me tocó a mi vivir y que por fortuna fue sumamente eficiente y con una maravillosa coordinación entre los niveles de gobierno e instituciones involucradas.
Soy del grupo mayores de 50 años y este lunes me tocó recibir el refuerzo en Monterrey, después de que las dos primeras dosis las recibí en la Ciudad de México el año pasado, teniendo en ambos casos una experiencia satisfactoria.
La primera dosis de la marca Pfizer la recibí cuando todavía vivía en la capital del país, clasificando a mi grupo por abecedario y teniendo como sede la biblioteca José Vasconcelos.
En esa ocasión se notaba una gran coordinación entre las y los servidores públicos federales, estatales y municipales que con el mayor orden posible dirigían las filas de cada una de las etapas, haciendo esa experiencia muy reconfortante a pesar de que eran aún momentos de temor permanente por la pandemia.
Mi retraso en ese momento se debió a que mi credencial de elector tenía domicilio de Monterrey y yo llevaba recibos de servicios del domicilio donde rentaba en el municipio de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, por lo que me pasaron a una fila de casos por revisar.
Pedí una copia del contrato de renta a mi nombre y me llegó en unos cinco minutos a mi dispositivo móvil, con lo que el servidor que revisaba mi caso puso una firma y me dio una tarjeta para avanzar a las siguientes etapas.
Desde ahí hasta que salí de la biblioteca convertida en centro de vacunación, pasaron no más de 25 minutos, incluyendo la aplicación del biológico y la zona de observación donde un grupo amenizaba, nos ponía ejercicios y a bailar con música ochentera.
En aquella fecha no hubo efectos secundarios de ningún tipo e incluso por la tarde me fui a entrenar sin ningún contratiempo.
La segunda dosis se aplicó en junio, en el mismo local, un par de días antes de que me mudara de regreso a vivir a la Sultana del Norte.
La segunda cita fue todavía más expedita y mejor organizada pues con mi talón de la primera tuve acceso inmediato al registro de la misma y a los 15 minutos ya estaba abordando el taxi que me llevaría de regreso a casa. El brazo estuvo adolorido por unos dos días, sin mayores efectos secundarios.
Igual de eficiente resultó el trámite para expedir mi cédula de vacunación cuando llegó el turno de hacerlo en octubre del 2021, alimentando el sistema con mi CURP y los datos solicitados y de manera inmediata ya tenía mi constancia de vacunación en mi móvil, para lo que pudiera ofrecerse.
Claro que como periodista y como profesional de los medios estoy consciente de que había mucha gente que ya para entonces había tenido experiencias muy diferentes a la mía, que no podían imprimir sus cartillas y que las brigadas de vacunación no habían sido nada halagüeñas en diversos puntos del país.
Igual pasó con todo lo que yo leía o escuchaba en algunos medios de comunicación con el inicio de la aplicación del refuerzo en diciembre pasado, lo que me hacía manifestar que afortunadamente en mi caso todo había fluido de la mejor manera.
Incluso en diciembre fui de los que tuvo la idea de viajar a Texas para buscar el famoso "booster", pero cuando me dijeron que en enero seguramente tocaría el turno a mi grupo, decidí esperar y fue la mejor decisión que pude haber tomado.
Este lunes, en menos de 50 minutos, con una fila muy ordenada en las calles aledañas, acordonadas y apoyadas por servidores públicos, reconocí nuevamente el trabajo coordinado entre las instituciones que se han sumado para que los que acudimos sin bajar del carro por la tercera dosis a la Arena Monterrey, en esta ocasión Astra Zeneca, saliéramos gratamente sorprendidos, con el comprobante de vacunación en la mano y sin efectos secundarios hasta el momento de escribir estas líneas.
Al ser un usuario agradecido con una política pública que, en mi experiencia fue completamente plausible, me viene a la mente la ilusión de que en otros temas de la vida pública sumemos todos juntos ya y construyamos una mejor sociedad.
Que el proceso seguramente tiene áreas de oportunidad, que si la política implementada en el país fue diferente a la de otras naciones y cualquier cantidad de críticas públicas ya conocidas, no somos ajenos a ello, aunque preferimos ser de los que piensa que lo positivo también debe contarse y publicarse.
Gracias y felicidades al gobierno federal, a los gobiernos de la Ciudad de México y de Nuevo León y a los gobiernos municipales de Cuauhtémoc y Monterrey, de parte de un usuario que ha recibido sus tres vacunas en el país y se siente orgulloso de sus instituciones cuando todas trabajan en un mismo objetivo.