Comunicación En Línea

Un mecanismo llamado: negación

Dentro de las similitudes entre mis dos profesiones, la de especialista en adicciones y la de estratega de comunicación pública, existen varios factores que son muy parecidos en el tratamiento de un adicto o de su familia, y la de los personajes que desean comunicarse con sus diversas audiencias de la mejor manera, destacando, sin duda, un mecanismo de defensa llamado 'negación'.

Así como el adicto se defiende negando su enfermedad, igual que lo hace la familia hacia el exterior de la casa, los políticos, figuras públicas o gobernantes, niegan la realidad deseando tener la razón, como un mecanismo de defensa natural y muy común de la condición humana.

En términos de psicología, los mecanismos de defensa que son varios y tienen diversos enfoques según el autor que los defina, basados en las obras de Sigmund Freud, se podrían describir como los procedimientos internos que mantienen el equilibrio psíquico de manera inconsciente para enfrentar la angustia o ansiedad asociada a la expresión consciente de un impulso o una amenaza externa.

En adicciones, como en política, los mecanismos de la negación y la minimización suelen ser de los más recurrentes para proteger esos estados de angustia o ansiedad, aunque a la vez son los menos efectivos al momento de confrontarse a quien los utiliza con un golpe de realidad

En las relaciones de pareja en conflicto, también suelen ser de los mecanismos de defensa más utilizados, aunque sólo tienen efecto hasta que son confrontados con el golpe de realidad que evidencia lo negado o minimizado, complicándole su credibilidad a quien usa estas herramientas y pasándolo hacia el extremo sustantivo del mentiroso.

En temas de infidelidad, por ejemplo, arraigado en generaciones pasadas, existía el dicho machista de que “aunque te cachen en el acto, niégalo”, lo cual tenía efecto al menos en los juzgados de décadas atrás, debido a que el adulterio era un delito muy difícil de probar.

Esta expresión, que me parece exagerada y metafórica, es un retrato ideal de ese mecanismo de defensa llamado 'negación' que termina siendo inútil, incluso en casos como esos en los que, si bien pudiese no prosperar en un juzgado, sí terminaba con la confianza, la credibilidad y la lealtad de la pareja, que, en el mejor de los casos, nada volvería a ser igual.

Imagino ahora a esas generaciones postrevolucionarias, en medio de la era de la comunicación digital, ¿cómo le harían para negar la realidad, muchas veces expuesta en los medios o en las redes sociales?.

Seguramente argumentando que son montajes, noticias falsas, inventos, complots, amarillismo o campañas de desprestigio, buscando echarle la culpa a quien haya osado difundir esa “realidad” y desviando la atención al mensajero y no al hecho sustantivo.

Tradiciones añejas que han sido adoptadas por las jóvenes generaciones

Cuando alguien en el consultorio de adicciones se queja de que alguien le está acusando de algo, igual que pasa en la consultoría política, lo primero que pregunto es:

¿Y lo hiciste? Si la respuesta es afirmativa, le invito a que mejor platiquemos de ello y no de sus teorías conspiracionistas.

La siguiente pregunta, que suele no agradarles es:

¿De qué te haces responsable?

Y ahí viene el patinadero o incluso el deseo manifiesto de cambiar de terapeuta o consultor. El momento, pues, en que le dan las gracias a quien desea trabajar a fondo y sin mecanismos de defensa.

En mi caso, prefiero confrontar con la realidad a seguir siendo partícipe del débil mecanismo de defensa y, en ambas profesiones, les invito a que nos hablemos con toda la verdad y con honestidad para poder construir un plan de acción eficiente.

Después de todo, les digo, como sucede con los abogados, para poder ayudarles necesitamos tener todos los elementos para analizar cada caso y trazar la ruta a seguir, sin sorpresa alguna ya iniciado el plan de acción.

Por ello, en materia de adicciones, de lo más complicado antes de iniciar el tratamiento en forma, el reto es el de lograr eliminar esos mecanismos de defensa encabezados por la negación o la minimización, ganándose la confianza del paciente y sin claudicar en el proceso.

A veces este paso lleva semanas o meses de trabajo.

En política suele ser aún peor, sobre todo cuando hay una relación de supra-subordinación entre el personaje en negación y su comunicador, ya sea su empleado o consultor externo, además de que, alrededor suelen haber todo tipo de opiniones, algunas de las cuales se convierten en adulación o complacencia de quienes quieren la aprobación del jefe, contribuyendo con ello a enraizar la negación y señalar como enemigo a aquel que ose hablar con realidad.

Sin adelantar de lo que hablaremos este jueves en evento organizado por “Letras de Poder”, en el que nos invitaron a hablar del manejo de crisis en la vida política, a propósito de los cuartos de guerra y estrategia, se me viene a la mente una escena recurrente en las campañas electorales como ejemplo de negación y adulación cuando un medio publica una encuesta de tendencias adversa al candidato y lo primero que se hace, es descalificar el estudio, mientras unos cuantos elevan el ego del jefe, en lugar de ver la realidad para entrarle de frente.

Y así, vemos a gobernantes, personajes públicos, políticos y otras figuras de exposición mediática, sumidos en la negación y en sus mundos de defensa, en historias que tarde o temprano terminan mal cuando alguien les da un contundente golpe de realidad

Cada uno de mis lectores puede pensar en alguien que esté en su negación, aunque yo prefiero hablarlo en lo general como un fenómeno que sucede de una u otra forma en todas las latitudes y en todos los ámbitos y no suelo señalar públicamente a quienes pudieran estar en esa condición.

Al igual que a mis pacientes de adicción, yo les diría a todos esos personajes que hoy están en la lupa de la opinión crítica que salgan de la negación, admitan la realidad, asuman su responsabilidad, si es necesario, reconozcan su error, reparen el rumbo y, reconcíliense con los demás.

Después de todo, la admisión de la enfermedad es el primer paso para sanarla.
Omar Cervantes

Ex vocero de la Secretaría de Gobernación en 2019.