A Cielo Abierto (México, 2024)
A Cielo Abierto ostenta el apellido Arriaga donde Guillermo Arriaga innovó como guionista la narrativa cinematográfica mexicana, plasmada en la pantalla grande por Alejandro González Iñárritu en Amores Perros, Babel y 21 Gramos.
Ahora con la película en cuestión, los hijos de Guillermo, Mariana y Santiago llevan a la pantalla la historia de los hermanos Fernando y Salvador (Máximo Hollander y Theo Golding) y su hermanastra Paula (Federica García), que toman las carreteras de México para dirigirse a Piedras Negras para ejecutar al chofer de trailer que mató a su padre en un percance.
La trama toma como detonante ese accidente que sucede en 1993 donde sobrevive Salvador y luego, dos años después la vida para ambos se ha convertido en una pesadilla de odio y sed de venganza.
Mucho coraje por dentro, demasiado como para seguir adelante en la vida
Arranca el “road trip”, el género de viaje por carretera donde supuestamente se logra un común acuerdo con la vida al llegar a su destino.
Simplemente en Cielo Abierto se aprecia el escrito de un Guillermo Arriaga muy diferente a lo acostumbrado. No hay una compleja estructuración narrativa en diferentes planos y anacrónica, la historia es lineal y básica.
Inicia la odisea del trío, se maneja por carreteras rumbo al norte, se viven dos o tres aventuritas.
Se hacen berrinches entre hermanos y hermanastra donde obvio la voz de la razón a como es el cine hoy en día será de la mujer, que en el caso de Paula se les pega en el viaje por la curiosidad de ver qué es esa venganza que quieren perpetrar.
Luego de repente la historia se torna en la Rosa de Guadalupe
Sí, con todo y que la venganza es mala y para obtener la paz que desesperadamente buscan, hay que tener capacidad de perdón y Paula convirtiéndose en una especie de ángel de la guarda.
No me imaginaba a Guillermo Arriaga desarrollando una historia que asemeja una película motivacional de enseñanza cristiana.
Pero planteada de manera demasiado simple y baches dentro de la progresión dramática, cortesía del trío que a veces no conecta con la narrativa que representan.
Como el rencor que cargan, verlos “sacados de onda”, agregar con calzador “el despertar sexual” y ya por fin al final, dar el simbólico paso a la madurez, algo tan visto y tan explotado por el cine mundial.