¿Crimen de Estado? (1)
Estructura del ensayo y puntos clave:
El poder como causa histórica de crímenes
- Basado en Tácito: la lucha por el poder genera actos atroces.
- El ensayo proponeque la historia está marcada por crímenes cometidos por quienes quieren obtener o conservar el poder.
Jesús: víctima de un crimen de Estado
Ernesto Cerda plantea que la muerte de Cristo fue un crimen de Estado, definido en términos modernos como un acto sistemático contra la población civil con aval o complicidad del Estado.
Irregularidades del proceso judicial
- Se citan 27 violaciones procesales: juicios nocturnos, falta de testigos válidos, lugar inadecuado, confesión forzada, y más.
- Jesús fue juzgado por razones religiosas (blasfemia) pero ejecutado por razones políticas (sedición contra Roma).
Contexto del poder en Judea
- Judea era un estado teocrático bajo dominación romana.
- El Sanedrín no tenía facultades para aplicar la pena de muerte, por lo que se apoyó en Roma.
- Jesús fue considerado una amenaza al orden religioso y político por su mensaje crítico y su creciente influencia popular.
La figura de Pilato y la presión del Sanedrín
- Pilato intentó eludir su responsabilidad pero finalmente cedió al “plebiscito” del pueblo presionado por la jerarquía judía.
- El uso del INRI en la cruz demuestra que fue una ejecución por sedición: “Jesús Rey de los Judíos”.
Poder, miedo e injusticia
- Se retoma la frase de Aung San Suu Kyi: “No es el poder lo que corrompe, sino el miedo a perderlo”.
- Caifás representa al arquetipo del líder que justifica la muerte de un inocente por “el bien del pueblo”.
Lección final
- Se denuncia la lógica del sacrificio del individuo por la estabilidad del régimen como una constante histórica.
- La muerte de Jesús sirve como espejo para reflexionar sobre cuántos crímenes de Estado se siguen cometiendo, ocultos bajo discursos de salvación nacional.
Comentario Crítico Inicial
El ensayo de Ernesto Cerda tiene el mérito de unir historia, teología, derecho y política en un análisis provocador.
Su mayor fortaleza reside en plantear la figura de Jesús no solo como mártir espiritual, sino como víctima del uso estratégico del poder estatal.
El texto es una denuncia transversal, válida tanto para épocas antiguas como para los regímenes actuales, que siguen utilizando el aparato judicial como instrumento de legitimación de crímenes políticos.
Este enfoque, además, es fértil para el análisis desde la Micropolítica, al revelar cómo la manipulación del discurso religioso, el miedo colectivo y la fabricación de culpables son herramientas permanentes del poder institucional.