¿Cuándo aprendiste a andar en 2 pies? Episodio V: Que te vaya bien
Les platico:
Me estoy metiendo en terrenos de uno de los mejores críticos de cine que hay en México desde hace varios años: Justo Elorduy Hevia y sin pedir su venia, que es lo peor.
Pero creo que en mi calidad de cinéfilo consumado y melómano -también- tengo derecho a escribir sobre el séptimo arte.
Para los ignorantes que pululan en las redes, melómano significa "amante de la música", por aquello de las confusiones derivadas de quienes dicen que leen pero no alcanzan siquiera a "ler", como dijo un día el célebre Aurelio Nuño Mayer, cuando fue titular de la SEP en el gobierno de Peña Nieto.
En mi crónica de hoy platicaré incluso una aproximación al final, cosa que está prohibido en la crítica de cine y lo hago porque la película de marras "Perdida", fue estrenada hace varios años e incluso puede verse ya en Netflix.
Además, como vivimos en un México de libre expresión, está prohibido prohibir y esto por aquellos "Torquemadas del siglo XXI" que condenan a la hoguera a los herejes que critican en chats y redes lo que no les acomoda a sus creencias políticas, y religiosas también, por aquello de que algunos pudieran ser masones.
Después de este preámbulo... ¿Arre? ¡Arre!
José Manuel Tavira encarna a un director de orquesta casado con una colombiana (Paulina Dávila) que viven en la tierra de Petro y un día se mudan a México.
Ella no tiene ganas de venirse a vivir a estas tierras, por inseguras y otras cosas, pero finalmente accede.
Tiene una frase que le acomoda cada que se ofrece a su marido:
"Cuando el río suena, es que se ahogó la orquesta".
Y llegan a la CDMX y consiguen una casa propiedad de la viuda de un político, que fuera secretario particular de picudos del gobierno federal.
La propiedad está en medio del Desierto de los Leones y tiene una particularidad:
Hay un pasadizo secreto que recorre un búnker por las principales áreas de la casa, protegido por espejos que se usan en las cámaras de Gesell, que permiten ver desde afuera sin que los de adentro se den cuenta.
El político se encumbró debido a los secretos que guardaba de personalidades del gobierno y los aprovechó en su beneficio.
La dueña se entiende con la esposa del músico, hacen el trato y le entrega la propiedad, junto con la llave por la que se accede a la parte secreta de la casa.
Un día que Paulina está sola después de varias peleas con su marido, explora la parte secreta de la casa, pero en un descuido, se le cae la llave y cierra la puerta por dentro.
Recorre sorprendida los pasillos del búnker y cuando quiere salir, aterrada se da cuenta de que no trae la llave. ¡En la madre!
La colombiana no se acomodaba viviendo en México y varias veces había amenazado con regresarse sola a Colombia.
Entre las cosas que le dice a su marido es que es TÓXICO y que ella no está para eso. "Nomás eso faltaba", como decía mi abuela la alcaldesa.
Estando encerrada, el director de orquesta llega y no encuentra a su esposa por ningún lado.
De pronto ve su tablet sobre la cama y se encuentra con un mensaje donde ella le dice que se regresa a Colombia, y le recuerda su frase de "cuando el río suena, es que se ahogó la orquesta".
La mujer se da cuenta de que su esposo la anda buscando y ella, al verlo a través de los espejos Gesell, golpea cristales y paredes, pero nada, son blindados, jijiji.
De pronto, cara a cara el uno y la otra, sin verse ni el uno ni la otra, el marido suelta esta frase lapidaria:
Ella se quiere morir, porque piensa que el otro se dio por vencido y la cree de regreso en Colombia.
El marido, desolado, se va a un bar, jijiji.
Ahí se topa con Fabiana (Cristina Roldo) y terminan los dos en la casa... y en la cama también, "¡cómo chingaos no!", diría mi abuela la alcaldesa.
La esposa los ve por todas partes, ¡por todas partes! pero ellos a ella no. ¡Magínense! -como decía AMLO- lo que ella alcanza a ver. ¡Wow wow wow!, cantaría Farinelli il castrato en su aria del coro de los villancicos en Mérida.
La nueva novia del marido se topa con la llave que en un descuido se le cayó a la esposa.
Encuentra la cerradura donde embona y entra a la parte secreta de la casa.
La esposa -encerrada- se da cuenta y finge estar dormida en el miserable catre donde tiene muchas noches haciendo su vida.
La golpea en la cabeza. La deja encerrada en la parte secreta de la casa, ella sale y se va de la casa sin dejarle mensaje alguno al marido.
Aquí, uno que otro inocentón que me está leyendo, deduce brillantemente: "Yo creo que lo dejó por todo lo que alcanzó a ver que hacía el marido con la novia a la que conoció en un bar". ¡Bingo! Acertaste como buen administrador que eres, o eras... jejeje.
- El marido regresa y no encuentra a su novia por ningún lado.
- Se siente abandonado por segunda vez. Está desolado.
Intervine la Policía. Hacen sus indagatorias y después de haber checado en todos los aeropuertos le sueltan otra frase lapidaria:
"Su esposa... no salió del País".
¡En la requete madre!
No les platico el final porque, hablando de inquisidores, me excomulga Justo, pero vean la película "Perdida", en Netflix.
Cajón de Sastre:
- Igual de perdidos andan los que de pronto se tiran al piso, se victimizan y anuncian su salida del chat que con tanto "amor" crearon hace no sé cuántos años.
- Andan igual de perdidos que las de la película, porque dicen que se van en busca de la paz que perdieron en esos instrumentos del diablo, que son los chats. "Pos ¿pa qué te metiste, ingrato?", diría mi abuela la alcaldesa.
- Dicen que se van pero no se van, porque a pesar de que anunciaron su melodramática, soflamera y llorosa huida, ¡ahí siguen!, esperando leer las muestras de condolencia que su partida de este mundo digital causó, snifff, snifff y más sniff.
- Imitan a AMLO, que dice que se fue pero no se ha ido, ahí sigue, jodiendo a México.
- ¡Ah! pero les advierten a los chateros haber dejado como encargados a cómplices suyos que cuidarán como desvencijados y jubilados torquemadas, que los herejes críticos que volvieron tóxica su químicamente pura vida, sean mandados a la hoguera si osan criticar al Santo Oficio de la 4T o a cualquiera de los monaguillos y sacristanes que cuidan los rollos del mar muerto de esa orden.
- A ellos, respetuosamente les pregunto: ¿Cuando aprendieron a andar en dos pies?
- Mañana, el Episodio VI de esta serie, y que se espere el Incomparable Iván para cambiar de programa, porque todavía no termino...