Ejes o éjeles, he ahí el dilema
Los Ángeles, Ca.
Les platico:
Este miércoles 21, antes, y después más, el alcalde sampetrino Miguel Treviño de Hoyos desató una de las más copiosas y costosas ofensivas publicitarias de que se tenga noticia en este que todavía es, el municipio más rico de México.
Al día siguiente, a las 8 de la noche, se dejó caer en el debut en México del mejor primer bailarín del mundo, César Corrales, quien tuvo el rol estelar del ballet “Corsario”, presentado por el Ballet de Monterrey en el Teatro de la Ciudad.
Y por ahí de las 11 de la misma noche, se fue a cenar con el patronato del BdM, patrocinadores e invitados, al Casino Monterrey.
A su llegada al teatro y al restaurante, armó tal barullo, que se quedaron cortos los que armaba la extinta Carmen Romano de López Portillo cuando adornaba con su presencia los actos culturales que tanto le gustaban.
Al teatro, no entró Miguel por la puerta principal. Lo hizo por la de servicio, pegada a los baños, porque no se quiso topar en el vestíbulo con los sampetrinos que lo esperaban para “saludarlo” con una que otra irreverente, pero respetuosa, mentada de madre.
El barullo lo armaron sus guaruras y todo el equipo de prensa municipal comandando por José Luis Mastretta, uno de los tres directores de prensa que pagamos con nuestros impuestos los contribuyentes de San Pedro Garza García.
Apenas se sentó casi al extremo izquierdo de las primeras filas -con una visibilidad reducida, por cierto- se desató una tormenta de relámpagos de flashes de su equipo de fotógrafos que ya los hubiera querido la escena de la tempestad con que abre ese memorable ballet.
Luego, aburriéndose como benditos porque el ballet y la música clásica no son -que se diga- su fuerte ni su gusto -tampoco el del alcalde, lo de él son las bicicletas- los guaruras se apostaron justo a la entrada de la fila de Miguel y esculcaban con mirada vidriosa a todo aquel que osara meterse por ahí para buscar sus lugares.
Al caer el telón, adoptaron la misma postura de los guardias rojos que cuidaban al Pachá del ballet, y le abrieron paso entre la multitud a su pachá para llevarlo casi en andas hasta la Suburban blindada nivel 5 plus que lo esperaba para llevarlo al casino.
Nadie pudo acercársele al alcalde mientras estuvo y se movió por el teatro, nadie.
Luego, en la cena sucedió lo mismo, resguardado en el capelo de sus mal encarado a guaruras, Miguel cenó rodeado de sus afines, que él mismo palomeó cuando por pura cortesía fue invitado a tan ceremonioso evento: en su mesa, puros nombres de paleros de su gobierno y una que otra foca aplaudidora de las que gusta rodearse y regodearse éste alcalde.
Entre los comensales de la cena había prominentes sampetrinos que capitularon a la posibilidad de abordarlo para hacerle llegar uno que otro “cordial” mensaje.
Uno de ellos me platicó que lo estuvo cazando para escoltarlo al baño y ahí soltarle su “saludo”, pero Miguel no fue y si lo hubiere hecho, los guaruras se hubieran encargado de que aún ahí no fuera molestado.
UN DÍA ANTES SÍ SE FUE AL BAÑO…
El miércoles anterior, Miguel sí se la bañó.
Rodeado de puros paleros y focas aplaudidoras rindió el primer informe de gobierno de su segundo periodo como alcalde, en el Auditorio San Pedro.
Uno de sus medios favoritos -que la trae desde siempre contra Mauricio Fernández, quien le dejó como alcalde a Miguel más de $1,000 millones en caja- le hizo una entrevista a modo y luego reseñó en un video pagadísimo a leguas visto, lo que dicho medio llamó “los 5 ejes” del gobierno de Miguel.
SON “ÉJELES", NO EJES…
Al ver por puro rigor periodístico la “entrevista” y el video, resumo que en vez de “ 5 ejes” son “5 éjeles” y recurro a esta palabra -sinónimo de “vacilada”- porque la encontré perfecta para sintetizar el desmadrito que se trae Miguel en su carrera contra el tiempo en busca de una senaduría y después, de la gubernatura de Nuevo León.
Como independiente, sin partido, Miguel está más helado que un esquimal saliendo de su igloo para ir al baño.
Mataría por que Samuel le exprimiera cual naranja todo su jugo político, pero el gobernador -hasta ahora- se resiste a acurrucarlo en su fosfo seno.
En su “informe”, Miguel lisonjeó cada vez que pudo a Samuel, pero el gobernador sigue sin acogerlo.
Altamente recomendable que así siga, pero todo podría suceder, pues al que nace para naranja, el cielo le saca el jugo…
PD Hay un colega que suele decir que la gente es como las naranjas: exprimirlas y tirar luego el bagazo…
CAJÓN DE SASTRE
“¿Y cuáles son esos cinco éjeles?”, pregunta la irreverente de mi Gaby, aprestándose para nuestra visita de hoy al paseo de las estrellas… a propósito de alcaldes estrellados…