El que se ríe

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: “No podré estar de acuerdo con lo que dices. Pero defenderé hasta con mi vida tu derecho a expresarte”.

Veo en “X” que hay muchas quejas contra un cómico que suele tomar a AMLO y su familia como tema de sus chistes y sus pláticas, y los simpatizantes del expresidente exigen que abandone sus esquemas cómicos.

Muchos me van a odiar más de lo que ya me odian, pero, no estoy de acuerdo con ningún tipo de censura.

Sobre todo, si lo que se censura no promueve la violencia, la intolerancia, o la discriminación de cualquier tipo.

Simplemente, alguien que no simpatiza con AMLO, hace chistes de él. Y eso, ni es pecado, ni es ilegal, y, para muchos, ni siquiera es inmoral.

La división entre “calumnia”, y “sarcasmo”, es muy tenue, y depende mucho del color del cristal con el cual el interactuante está mirando. Voy a poner un ejemplo:

Si yo escribo que “yo sí le creó a Calderón que nunca se dio cuenta de que García Luna era un criminal.

Porque alguien que siempre está en estado etílico, no se da cuenta de muchas cosas”.

Para los detractores de Calderón, les va a provocar gracia, por percibirlo como un sarcasmo.

Pero, para los simpatizantes de Calderón (que los hay), va a ser una calumnia.

Y no están del todo equivocados, porque nunca le he tomado yo un estudio toxicológico al susodicho.

Así que mi “aseveración” de que siempre estaba en estado de ebriedad, sin pruebas, pasa de ser una conjetura a una calumnia.

Claro, a la inversa, en “aseveraciones” que han realizado en contra de AMLO, también aplica.

Voy a poner dos chistes. Y sé de antemano las reacciones de muchos (y muchas).

Primero: “¿Qué pierde un hombre que acaba de quedar viudo? La mitad de su cerebro.

¿Y si también muere su perro? Pierde la otra mitad de su cerebro”.

Muchos, se están riendo.

Estoy hablando de un hombre, heterosexual, probablemente blanco y religioso.

Y, con ellos, no hay problema con seguir haciendo bromas.

Segundo: “Una mujer le dice a su marido que ella quiere hacerse cargo de los detalles del auto, y que ya no hable por ella cuando le pidan que detalles solicita que le revisen en la estación de gasolina.

Así que, ya estando en la estación, el despachador le pregunta si quiere que le lave el parabrisas, o le revisé la presión de las llantas. La mujer le dice al despachador que quiere una revisión de la presión de los neumáticos.

El despachador le pregunta:

¿Cuántas libras de presión? La mujer responde: ¿A cuánto la libra de aire?”

Hombres, no se rían. Mujeres, no se ofendan.

Y, antes de que me digan que ese fue un chiste “sexista”, no fue chiste.

Es una anécdota real, que sucedió con la esposa de un colega.

Hay un detalle que muchos no quieren entender: solo los sistemas totalitarios no aceptan la comicidad.

Si les pregunto por cómicos famosos de la Rusia de Stalin, de la Alemania de Hitler, de la China de Mao, y lo comparamos con los cómicos estadounidenses de la misma época, creo que ya sabemos la respuesta.

De hecho, la compañía cómica cubana de “La Tremenda Corte”, tuvo que huir de Cuba porque los simpatizantes de Castro acudían a “trolear” su programa radiofónico, hasta que la situación se volvió insostenible.

En este momento, hay una pugna muy fuerte entre algunos cómicos estadounidenses y británicos, y muchos movimientos “progre buena ondita”.

Un cómico comentó sobre su experiencia en una universidad: “No puede hacer chistes ni bromas de mujeres, de minorías, de cualquier tipo: racial, sexual o lo que sea.

No puede hacer chistes ni bromas de los pobres, o de discapacitados.

Si hace chistes o bromas de políticos, que sea de varones, pero no de Kamala o Hillary.

De ahí en fuera, puede hacer bromas o chistes de lo que desee.

Aquí respetamos la libertad de expresión” (sic).

Obvio, muchos cómicos han enviado a salva sea la parte esas “políticas correctas”.

Y siguen haciendo bromas y chistes de lo que desean.

Porque, mientras no empujen a la violencia, a la discriminación, al racismo, al sexismo, en el sentido de instar a que haya abusos reales (físicos y/o psicológicos); siempre habrá algo que se pueda criticar, en forma de sarcasmo, de todo.

Por más “puro” y “bueno” que sea ese movimiento, situación, personas, etcétera.

En psicología, existe algo llamado “sesgo de beneficio propio”.

Ese sesgo tiende a que nos veamos como seres “impolutos”, casi rozando la santidad.

Mientras, al contrario, al detractor, al que pueda hablar no muy amablemente de nosotros, lo tildamos poco menos de un “ente diabólico”.

Los cómicos hablan sobre algo muy preocupante.

Dicen que las generaciones maduras, se ríen de todo, no importa si los chistes son sobre ellos mismos.

Pero las nuevas generaciones, ya llegan INDIGNADOS de antemano.

Y no van a divertirse. Van a ver que los OFENDE, para poder manifestar su indignación.

Y eso, es muy preocupante, porque alguien que no sabe reírse de si mismo, tiende a una personalidad muy psicótica, lo cual se acerca a las personalidades de los tiranos y dictadores.

Porque éstos últimos son famosos por no aceptar ningún tipo de crítica, así sea por medio de la comedia.

Sé que este escrito no le va a gustar a muchos.

Pero, es cosa que no me importa, por lo siguiente: escribo para que muchos sepan asuntos que confirmo, no percibo, confirmo, que desconocen.

Si al ver tu ignorancia, en lugar de agradecerme, buscas censurarme, algo está fallando en tus criterios lógicos, no en los míos.

Por eso, si escribo sobre el “capitalismo woke”, es para que muchos “progres buena ondita” vean que están ayudando a “lavarle la cara” a los capitalistas más nefastos, por hipócritas y utilitaristas.

Si escribo sobre el genocidio, es para que muchos caigan en cuenta que, no solo los españoles, sino personas de otros países, pueden pensar:

“Pero mira el nivel de ignorancia de los mexicanos, que no saben nada sobre genocidios, mucho menos sobre epidemiología y DDHH”.

Y no es que me importe mucho lo que piensen de mí los demás, sean del país que sea…mientras no piensen que soy un “ignorante”.

Lo he dicho muchas veces: si actúo como abogado del Diablo, no quiere decir que apoye ciertas situaciones.

Como, por ejemplo: nunca iría a un espectáculo del comediante sobre el cual inicié el artículo.

Pero nunca, en mi vida, pediría que lo censuren.

Porque ser mayoría electoral, no nos da derecho de ser un “prototipo” de estado totalitario, por más “buenas” que sean las razones.

Porque no es lo mismo un caricaturista que utiliza fotografías y dibujos OBSCENOS de mujeres políticas (un acto deleznable, sin asomo de duda); a un comediante que realiza chistes y bromas políticos, aunque sea de políticos con los cuales simpatizamos.

Porque mientras AMLO no lo demande por difamación, es porque el expresidente recuerda ese viejo adagio:

“El que se ríe, se lleva”.
Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).