La Niña de Mis Ojos (Geu Sijeol, Uriga Johahaetdeon Sonyeo/ Corea del Sur, 2024)
La Niña de mis Ojos, película coreana que narra el agridulce romance entre Oh Sun-ah (Dahyun) y Koo Jin-woo (Jung Jinyoung), historia de amor que ocurre en el 2004 durante su año final de lo que sería el equivalente de la preparatoria para nosotros.
La historia en si oscila entre comedia, simpática hasta eso y su sentido es de pasar un mensaje serio, de hacer las decisiones correctas para madurar y tomar el camino correcto.
En ese sentido la chica Sun-ah es el catalizador para que Jin-woo se percate que dentro de él hay la capacidad de dejar un mundo de sueños y precisamente convertir esos sueños en realidad.
El proceso es una serie de aventuras y anécdotas dentro de la escuela donde viven, donde la chica es figura escolar en su salón, la mas prometedora de todos sus compañeros y claro, el chico que está en el sótano de la lista de aspirantes a una universidad.
La relación entre ellos es clave, la influencia de los amigos por igual y la presencia de los maestros que van desde figuras represivas a maestros que de verdad están atentos a motivar a sus alumnos.
La formación hacia la madurez que constantemente cuestiona Jin-woo que en realidad es apoyo, motivación y la relación entre parejas que no necesariamente debe o no terminar en una relación sentimental y eso es el principal dilema en la película.
El filme va mostrando las opciones de ellos, vivir en tradiciones que influyen en sus decisiones, las clases de etiqueta clásica coreana que es en si una disciplina para los jóvenes o el servicio militar para lograr disciplinar esa indisciplina de no querer madurar.
La Niña de Mis Ojos en si es un refrito de la película japonesa del mismo nombre del 2018, que a su vez es otro refrito de una versión taiwanesa del 2011 y en todas tocan esa disciplina de la formación obligada a la que está sujeta la juventud asiática.
Y lo que sobra en este filme es la dulzura extrema, al riesgo de darle a uno diabetes de tanto dulce que avientan por todos lados.
Uno sale de la película como algodón de azúcar, saturado de endulzante a morir.
Demasiado “fresa” el filme donde se confunde comedia y la vida cotidiana con eso, “fresa”.
Pero en fin, las costumbres y gustos que sí, de repente no cae mal una fábula y los cuentos “fresas” que en realidad dice mucho en su final “fresa”.
A la hora de la hora están las ironías que el que menos puede, logra mas y el que mas planes tenía formados, irónicamente nunca puede dar el primer paso hacia ellos, aunque el filme jamás se mete en esos puntos como un lastre para seguir adelante con la vida.
Así es, la vida continúa y caminos hay muchos para completar metas alternas.