Las sucesiones presidenciales son bárbaras y perniciosas
El término para designar a los candidatos se perturbó y se transformó en pedestre, despectivo y denigrante cuando paso de: el bueno, el tapado, el suspirante a las corcholatas.
Por las sucesiones de la presidencia en nuestro país, se han cruzado en el proceso, desilusiones, fracasos de los íntimos deseos y esperanzas, al designar al preferiti, al sucesor.
Empecemos con el enfoque histórico de las sucesiones:
El General Porfirio Díaz, al igual que otros gobernantes de México, llegó a la Presidencia a través de un movimiento que estaba en contra el caudillismo y reelección del presidente Benito Juárez.
El Porfirio Díaz quien gobernó al país por más de treinta años se distinguió por ser un régimen represivo y recurrir a la fuerza para imponerse, cuando no funcionaban las prácticas de arreglo o concertación.
El Porfiriato fue un periodo durante el cual la desigualdad y represión social se enseñoreo.
Debido a la injusticia social, represión, violenta, a falta de libertades políticas y al deterioro de la vida material, se crearon grupos opositores al régimen del Porfiriato, encabezados por mencionar algunos por Camilo Arriaga, los hermanos Flores Magón, quienes lanzaron un programa político antirreelecionista.
La oposición al Porfiriato era incipiente, desorganizada, y fue adquiriendo más peso e importancia con la creación del Club Central Anti-Reeleccionista, en 1909, a las que sumaron personas de prestigio e influencia como Filomeno Mata, Emilio Vázquez Gómez, Luis Cabrera, José Vasconcelos y Francisco I. Madero, quien publicó, en mayo de 1909, “La Sucesión Presidencial de 1910”, en la que cuestionó todos los defectos, vicios, desigualdad y violencia, que ejecutaba en la administración de Díaz y proponía su solución y que terminó con un movimiento armado que llevó a Porfirio Díaz a renunciar a la presidencia y abandonar el país.
“Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo", George Santayana.
Las lecciones que dejó el movimiento armado contra el Porfiriato sobre la reelección y caudillismo, pronto se dejaron en el olvido, por los nuevos dirigentes del país.
Así se inició el Maximato por Plutarco Elías Calles, que es recordado como el gobierno de “un hombre fuerte” y como uno de los últimos de los gobiernos caudillistas mexicanos.
Además, fue, paradójicamente, un periodo en el que el impulso revolucionario de cambio social empezó a atenuarse y disminuir, en parte debido a la crisis económica mundial, conocida como “La Gran Depresión”.
Al DESTAPADOR (es un instrumento simple que sirve para abrir botellas y retirar las corcholatas, tapones y de otros envases, mediante algún tipo de palanca para desprender las tapas puestas a presión) se le han enfrentado y contrapuesto condiciones adversas, el azar y las circunstancias coyunturales de la política nacional e internacional y a veces la debacle, desplome que ocasiona la caída en las preferencias electorales del propio favorito o consentida y que terminan por designar a otro, o que una vez designado el sucesor se llevan una desilusión, amargura y en grado extremo cuando UNA VEZ EN EL PODER, SE DA LA TRAICIÓN DEL FAVORECIDO.
Así como otras sucesiones más, que, por los azares del destino, terminan en muerte del candidato, unas veces en forma natural o de accidente y otras más en forma de homicidio.
La sucesión ininterrumpida de PLUTARCO ELIAS CALLES
Continuamos con el enfoque histórico de las sucesiones: La sucesión del Maximato de Plutarco Elías Calles. Indudablemente Calles cambió las reglas, surgió el Maximato, en donde, no habría contienda, ya que un solo hombre decidiría quién era su sucesor y donde el pueblo no participaría en la decisión.
Decidiendo la sucesión designando a Gral. Álvaro Obregón, pero la sucesión resuelta por Calles, quedo descabezada, el 17 de julio de 1928, en el restaurante de La Bombilla, en San Ángel, donde fue asesinado por José de León Toral, el presidente electo de México, Álvaro Obregón, fue asesinado y el magnicidio: fue resultado de una conspiración en la que estuvieron inmiscuidos tanto personajes ajenos al clero católico, como pertenecientes a él, entre ellos señala a Concepción Acevedo de la Llata.
La sucesión de Calles quedó trunca y este empezó a operar para perpetuar su control del poder y seguir su Maximato, DESGINANDO COMO presidente interino, a Emilio Portes Gil, llevándose a cabo las elecciones extraordinarias.
La elección presidencial, resultando SUSTITUTO FINAL DE ALVARO OBREGÓN, Pascual Ortiz quien se enfrentó, al candidato obregonista Aarón Sáenz y a la candidatura ciudadana del ex rector de la UNAM, José Vasconcelos, candidato del Partido Nacional Antirreelecionista.
Se cuenta por los medios de aquella época que la elección estuvo plagada de irregularidades, fue muy disputada y existen dudas sobre la veracidad de los resultados oficiales que permitieron a Ortiz Rubio convertirse en presidente.
La intervención e intromisión era en casi todos los órdenes de la vida pública por el Maximato, en el que el expresidente Calles, el autoproclamado "Jefe Máximo de la Revolución Mexicana", mantenía cuotas importantes de poder, hizo insostenible la presidencia de Ortiz Rubio,
Y tras un intento de asesinato, al salir por la puerta de honor mientras avanzaba el automóvil, un individuo llamado Daniel Flores González disparó hiriendo al presidente.
Dos meses duró la convalecencia de don Pascual en el hospital de la Cruz Roja. El agresor Daniel Flores fue detenido y sentenciado a 19 años de prisión en marzo de 1931 y el 23 de abril del año siguiente, la prensa informó que había sido encontrado muerto en su celda de la penitenciaría.
Y tras el intento de asesinato, Ortiz rubio, rubio se mantuvo en la presidencia, pero al margen del escenario político y optó por renunciar en 1932.
La versión oficial clamaba que el presidente sufría neurosis tras al atentado y que había quedado incapacitado para mantenerse en funciones.
Por su puesto, las decisiones gubernamentales seguían siendo tomadas por Calles, pese a sus constantes afirmaciones de que se mantenía al margen del poder ante un clima de golpe de estado, el presidente Pascual Ortiz rubio declaró: "salgo con las manos limpias de sangre y dinero, y prefiero irme, y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del ejército mexicano".
La campaña sucesora del binomio de poder del de Gral. Lázaro Cárdenas y Calles.
Sucesión para Lázaro Cárdenas, operada por Calles
Como plantea Henri Bordeaux “La política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo” y se empezó la sucesión para Lázaro Cárdenas, manipulada por Calles.
Cárdenas escribió en sus “Apuntes”: “En marzo de 1915 que me presenté al general Calles y durante la campaña que hicimos en aquel Estado contra Maytorena y Villa, pude apreciar en él al hombre de carácter y firmes convicciones y puse entonces bajo su mando el entusiasmo de mis veinte años”.
Ambos iniciaron una entrañable amistad en la que Calles era maestro y líder político del joven Cárdenas. Calles llamaba a Cárdenas con el mote de “Chamaco”.
Además, hay que agregar que también apoyaban la candidatura de Cárdenas, algunos personajes, por la simple razón de oponerse a Calles y sus socios.
Esto no tenía alguna base política de principios o ideológica, era una actitud puramente personal, subjetiva. Se trataba de motivos que, como lo demostró el desarrollo posterior de los eventos, en el mejor de los casos, sólo eran apoyos temporales cambiaron a estas personas y grupos en amigos solo de ruta de elección a la presidencia de Cárdenas.
Podemos enumerar entre estas personas, al influyente general Juan Isidro Andreu Almazán Almazán "revolucionario. quien se consideraba "alejado" y "ofendido" por los callistas.
Otro partidario -de este tipo- de era el general Cedillo conocido por sus críticas a la política anticlerical de Calles. Y el apoyo de Cedillo a Cárdenas constituía un instrumento para realizar sus planes personales: convertirse en líder de la lucha contra el anticlericalismo callista.
Los propósitos y los esfuerzos de los partidarios de Cárdenas, no se caracterizaban por su unidad, sino que se diferenciaban mucho entre sí.
Frecuentemente se apoyaba la candidatura de Cárdenas por la simple razón de oponerse a Calles y sus socios. Esto no tiene base política de principios e ideológica, era una actitud estrictamente personal, subjetiva.
La candidatura de Cárdenas también fue apoyada, activamente, por cierto, por el presidente interino Emilio Portes Gil.
Se trataba de motivos de alianzas no definitivas que como lo demostró el transcurso posterior de los acontecimientos, en el mejor de los casos, sólo temporalmente se convirtieron a estas personas y grupos, en compañeros de ruta de Cárdenas.
Pero no hay que perder de análisis y reflexión que el binomio Calles-Cárdenas se caracterizaba por una especie de doble poder al que ya habían tenido varias oportunidades de conocer en el pasado.
Una vez en la presidencia, el gobierno de Lázaro Cárdenas no continuó con las políticas del Maximato, comenzando a tramar y operar el debilitamiento político de Plutarco Elías Calles. Pese a ello, el llamado jefe máximo se conformaba con haber impuesto tres callistas en el gobierno y que sus dos hijos se convirtieran en gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas.
El deslinde entre el pasado y el nuevo régimen se haría, en un principio, sin excesivos gestos, pero con eficacia y eficiencia.
Acontecería que las diferencias crecieron entre uno y otro lo que provocaría la ruptura definitiva y el 9 de abril el general Rafael Navarro Cortina, comandante de las Fuerzas Militares del Distrito Federal, fue el encargado de notificar a Plutarco Elías Calles su salida del país, en un avión que lo llevaría el día siguiente a Brownsville, Texas.
También fueron arrestados los tres civiles que lo acompañarían, Morones, León y Ortega.
Lázaro Cárdenas envió una nota a los diarios, donde explicaba que se pasó de una actitud vigilante a tomar medidas de emergencia; es decir el exilio, y notaba “Los que pasan por la primera magistratura del país no deben aspirar a representar mayor autoridad política que el que tiene constitucionalmente la responsabilidad presidencial”
¿Solamente se tiene una vez en la vida?
La sucesión de Lázaro Cárdenas
Para el General Francisco J. Múgica fue sumamente doloroso que tras ser uno de los hombres más allegados a la política y pieza fundamental para tomar la histórica decisión sobre la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas, no pudo contar con el apoyo y respaldo del presidente para ser su reemplazo.
Y es que Cárdenas, analizando los porqués de la designación del sucesor en Manuel Ávila Camacho, como candidato obedeció en gran medida, por su actitud política conciliadora, capaz de encontrar puntos de convergencia en el ámbito económico y social, sin caer necesariamente en el extremo de la derecha y sin alentar el radicalismo de izquierda despertado tras la expropiación.
La Unidad Nacional fue la estrategia política utilizada por Ávila Camacho para llevar a cabo diversas medidas de control. La idea implícita fue el sacrificio por la patria, la prioridad de los intereses generales sobre los particulares y la adopción de medidas económicas, en aras del bienestar nacional.
Se escogió al necesario, no al extremo.
La sucesión de Maximino Ávila Camacho
Dice una antigua conseja que “a donde el corazón se inclina, no siempre la razón y decisión camina”; esta se les aplica a los problemas que causaba Maximino Ávila Camacho hermano mayor, del presidente Manuel, operaba unas series de acciones en el país encauzadas, a conseguir que su hermano le diera a como diera lugar la presidencia de la República.
Para ser el sucesor de su carnal, es un misterio si fue la divina providencia, o el funesto destino, el vino en auxilio de don Manuel el llamado presidente caballero, (se decía porque era caballero de Colón).
Y los hechos se precipitaron, cuando después de un banquete de apoyo en la ciudad de puebla por sus seguidores a su candidatura, el carnal Maximino, se sintió mal, se recluyó en su recámara y murió. Dicen las malas lenguas que se empachó con tanto mole: “De tragones y glotones están llenos los panteones”.
Ávila Camacho fue el orquestador y comprometido de conducir la siguiente sucesión presidencial, que dejaría por primera vez a un civil, el Lic. Miguel Alemán Valdez.
La sucesión del licenciado Miguel Alemán Valdés
Es preciso recordar que el 18 de enero de 1946, se cambia el nombre del PRM al del PRI.
Como nos relata el historiador Daniel Cosío Villegas, de la sucesión de Miguel Alemán: “el general Sánchez Taboada, entonces presidente del PRI, invitó a un pequeño grupo de amigos a comer (...) quería que en cuanto se recibiera de la presidencia el nombre del ungido todos se pusieran a trabajar en su departamento oficial".
Se acabó el almuerzo, vino el café, la copa de coñac, y la buena nueva no llegaba. otro café, otro coñac, y ¡nada! el general Sánchez Taboada recibió dos llamadas que le comunicaban que aún no se definía nada.
A la tercera llamada, Sánchez Taboada regresó a la mesa malhumorado por la larga espera y porque se le pintaba la situación confusa, que describió a sus invitados exclamando: "ahora resulta que hasta el viejito de Ruiz Cortines quiere ser presidente"; el viejito Ruiz Cortines tenía 62 años.
A la media hora, se le comunicó que don Adolfo Ruiz Cortines, secretario de gobernación del gabinete alemanista, era el bueno.
¡Muchos fueron los nombrados del gabinete alemanista, solo uno el escogido!
La sucesión de Ruiz Cortines
Como todas las sucesiones se echa a volar la imaginación a veces sostenida con billetes y mucha propaganda y de encuestas en la época de sucesión de Ruiz Cortines, el precandidato Lic. Adolfo López Mateos, los gurús, comentaristasy pronosticadores y la opinión pública lo ubicaban entre el 7º y el 8º lugar.
Por ello, frente a tal sorpresa final, la chacota popular absorbió el mensaje publicitario de una cigarrera que proclamaba, desde meses antes, que El Tapado fumaba sus cigarrillos. El nombre se inauguró en Excélsior. Abel Quezada inventó El Tapado y su imagen era la del encapuchado desconocido.
Con la postulación de López Mateos, el spot adquirió leyenda de profecía y el nombre se insertó en nuestro léxico político como marca de patente.
Desde entonces, hasta este sexenio, El Tapado simbolizaría el próximo presidente de la República.
El 1 y 2 de noviembre de 1957, se dio la postulación de Adolfo López Mateos como candidato a la presidencia de la República. Esto sucedió dentro de esa etapa que, en la política mexicana, se conoce como el tapadísimo, aunque, en ese entonces, el nombre no se había instalado. En realidad, se inauguró en esa ocasión.
La trama anterior a destape le dice Ruiz Cortines Olaechea, “Quiero verlo después del informe, General; debemos platicar, pues se nos viene encima la sucesión presidencial".
Al terminar el informe se reunieron para intercambiar información e impresiones desarrollándose el siguiente diálogo, tan ilustrativo de la perversidad de don Adolfo:
- Analicemos, General, ¿A quiénes se menciona para la presidencia de la república?, y el general le da los siguientes nombres: Lic. Ángel Carvajal, Gilberto Flores Muñoz, doctor Ignacio Morones Prieto, (vea en la a lo que contesto sobre este doctor) Lic. Ernesto Uruchurtu, y continúo diciendo Ruiz Cortines: -Oiga, General, ¿Y Adolfo López Mateos?
- Adolfo López Mateos está todavía tierno, señor Presidente. Contestó el presidente del PRI, Olaechea.
- Sin embargo, algo se le nombra.
- Me han dicho que es protestante. Nada más por no dejar, hágame el favor de investigar eso. Y otro día seguiremos platicando, General.
La maniobra de despiste urdida por el presidente Ruiz Cortines había funcionado a las mil maravillas; todo el gabinete moronista, floresmuñozista, carbajalista y uruchurtista andaban en Babia.
Y nació la leyenda del Tapadismo, que nos daba a entender que el Presidente en turno fabricaba y protegía a su sucesor sin que éste hiciere nada. Incluso, ni saberlo.
Así fue hasta hoy en que las cosas cambiaron de tapados a corcholatas, sin descontar que aquello que nos cuestiona, ¿aquello era mejor que lo de hoy? O mejor “que los presidentes tendrán que hacerse a sí mismos y no pensar en controlar a sus sucesores”.