Cuauhtémoc Cárdenas, un ciudadano peligroso
El régimen tiene miedo al poder de la ciudadanía.
Sabe que es el único que puede echarlo del poder. De ahí la amenaza al Ingeniero Cárdenas por haberse atrevido a formar parte de Mexicolectivo. Una nueva agrupación civil que busca como Unid@s recuperar la democracia en el país.
El pecado de Cárdenas fue colocarse del lado de los adversarios del presidente. Es decir, de los ciudadanos libres dispuestos a impedir que Morena se robe la elección presidencial en el 24.
AMLO afiló los cuchillos y llamó “adversario político” a Cuauhtémoc.
Era tanto como decirle “bájate o me voy sobre tu hijo Lázaro”, hoy coordinador de asesores de presidencia y exgobernador de Michoacán.
López estuvo a punto de llamar traidor al ingeniero. No podía permitir que un ícono de la izquierda, respetado por muchos militantes de Morena condenara desde la sociedad el proyecto autoritario que él encabeza.
Eso habría significado un duro golpe a la 4T.
Cárdenas en la oposición ciudadana sería tanto como desahuciar en automático a un sexenio fracasado que lucha con desesperación por sobrevivir.
El ciudadano Cuauhtémoc Cárdenas es hoy para López Obrador más peligroso que el político Cuauhtémoc Cárdenas.
Convertirse en activista social representaría hacer un llamado a los hipnotizados a abandonar las filas obradoristas para adherirse a un movimiento que, como otros, buscan poner un alto a la destrucción nacional.
El ciudadano Cuauhtémoc es una potencial figura amenazante para el tirano. Es un imán para los decepcionados y arrepentidos. Para muchos cardenistas que votaron por AMLO al considerarlo continuador del movimiento iniciado por el ingeniero.
Poco saben que el hijo pródigo del michoacano resultó un gran traidor. Que la primera mano que mordió fue la de quien le dio cobijo político y lo hizo crecer al creer –como hoy muchos todavía lo hacen– que se trataba de un patriota.
En sus noches de insomnio Cuauhtémoc Cárdenas debe arrepentirse mil veces de haber ayudado a llevar al poder a una serpiente.
López tenía que operar fuerte y rápido para impedir el resurgimiento de un liderazgo desestabilizador. La marca ciudadana es la kriptonita de la 4T. De un gobierno que no tiene pueblo, sino dinero para comprar voluntades y votos.
Por eso el gobierno ha declarado la guerra a la ciudadanía.
Hoy le preocupa más el creciente poder de la sociedad organizada que los partidos políticos. Sabe que la movilización civil ha tirado gobernantes otrora intocables y todopoderosos.
De ahí la importancia de que los diferentes colectivos que trabajan en la defensa de la democracia y la construcción de un nuevo país se unan. Este año será decisivo para definir el futuro: democracia o dictadura. No hay más.
La presión social será determinante para impedir que los carniceros del INE se salgan con la suya.