Letras en la sombra
Este 8 de marzo la mayoría de los países celebra el Día Internacional de la Mujer, formalizado en 1975 por la ONU y proclamado por la Asamblea en 1977.
En esta fecha, como todo acto conmemorativo, se abre un espacio en el camino para la reflexión.
Se nos presenta la oportunidad de escuchar y conocer a través de reconocidas voces, la situación de la mujer en la actualidad en diferentes partes del mundo en su lucha, en los diferentes entornos, contra la injusticia, discriminación, inseguridad, violencia de genero y toda actividad que vulnere a la mujer por el solo hecho de su condición.
También es un espacio para hacer un reconocimiento a todas aquellas mujeres e instituciones que han dedicado toda su vida a esta lucha.
La lista es interminable, desde mujeres espontáneas, académicas, investigadoras, activistas, periodistas, colectivos e instituciones y organizaciones de diferentes vocaciones y prestigios.
En este tema de la desigualdad, quiero hacer mi reflexión, a manera de breve homenaje a aquellas mujeres que a través de la historia sus nombres han sido enterrados bajo las letras.
Me refiero a las innumerables escritoras que han tenido que usar seudónimos masculinos para poder publicar sus trabajos o libros ya que las barreras sociales como culturales en las diferentes épocas se los impedía.
Por mucho tiempo, el conocimiento en las letras era campo exclusivo y de autoridad masculina solamente.
El papel de la mujer, era solo de esposa o madre y quedaba relegado a tareas domésticas en el hogar.
Cualquier intento de educación académica o libertad intelectual era visto como una transgresión.
Esta percepción a cambiado a través de los años en su origen, pero como veremos, hoy no ha desaparecido, aunque si con una diferente óptica y psicología.
En el recorrido histórico, probablemente no llegaremos a conocer a todas esas escritoras escondidas bajo un seudónimo, y a las que nunca les haremos justicia, pero mucho de lo que tenemos documentado nos puede dar una idea de sus batallas y reconocer la valentía y determinación, que aun a costa de su perder su identidad.
Muchas novelas que conocemos hoy como clásicas de la literatura mundial, por nombres de autores que nos pueden ser conocidos, fueron seudónimos usados por mujeres como veremos.
A mediados del siglo 19, la Inglesa Mary Ann Evans, en plena época Victoriana, publicó sus trabajos bajo el seudónimo de George Eliot.
Algunas de las obras más conocidas son "Adam Bede", (1859) Middlemarch; "Estudios de la vida provincial", (1871) "The Mill on the Floss", (1860).
En el género ficción/ históricos /domésticos toca temas que resaltan la situación de la mujer, matrimonio, religión, idealismo y política.
En Francia en la era del romanticismo francés, la escritora y periodista Amantine Aurore Dupin, publica sus obras con el nombre de George Sands.
Su primera novela, Indiana (1832) la llevo a la fama, igual éxito fueros las siguientes como Leila, (1833), El Compañero de Francia, 1840 Consuelo, (1842), Lo Maestros Soñadores 1859 entre toda su muy abundante obra. Amantine fue una mujer de posición social y era aceptada por la elite de escritores, compositores y políticos.
Sus novelas fueron aclamadas por otros escritores como Víctor Hugo y Fedor Dostoievsky.
Dupin se reveló ante las convenciones sociales y políticas de su tiempo, y fue fiel a sus convicciones tanto en su obra como en su vida privada y social.
Las hermanas Bronte, Charlotte, Emily y Anne, escribieron sus célebres novelas entre 1846-1847 en su natal Haworth, Inglaterra, con los seudónimos de Currer , Ellis y Acton Bell, usando sus iniciales en los nombre.
Jane Eyre, "Cumbres Borrascosas" y Agnes Grey fueron publicadas por Charlotte, Emily y Anne con sus seudónimos, respectivamente.
Jane Austen (1775-1817)
Autora de las novelas mas reconocidas del Romanticismo de finales del siglo V111 y principios de X1X en Inglaterra, nunca firmo sus libros para evitar las criticas y censuras.
Sus novelas "Orgullo y Prejuicio", "Sentido y Sensibilidad" y "Emma", se publicaron con simples dos palabras “Escrito por una Dama”.
En Estados Unidos, la novela “Matar un Ruiseñor”, una de las obras mas representativas de la literatura americana moderna y Pulitzer Prize en 1961, fue escrito en 1960 por Nelle Harper Lee, (1926-2016) pero firmó solo con su segundo nombre Harper Lee, para que apareciera más masculino.
Por mucho tiempo, todos pensaron así, y en esto, ella encontró en el anonimato cierta comodidad.
Asi siguen ejemplos como la Escritora Británica Violet Paget (1856-1935) con el seudónimo de Vernon Lee, la francesa Marie- Eugenie Saffray (1831-1885) uso como seudónimo el nombre de uno de sus antepasados Raoul de Navery, Alice Bradley Sheldon,(1915-1987) autora Americana de ciencia ficción , aparece con el nombre de James Tiptree Jr.
JK ROWLING, HARRY POTTER
En la actualidad, el caso más conocido es el de JK Rowling ( Joanne Kathleen Rowling) la célebre escritora que omitió su nombre y firmó solo con iniciales todos los libros de las historias de Harry Potter.
La sugerencia fue por la empresa editora, para atraer a los niños y jóvenes lectores y evitar prejuicios.
Ya anteriormente había publicado su primera novela con el seudónimo de Robert Galbraith., porque sabía que era una forma de escapar de expectativas.
Para Rowling, el resultado fue inesperado. La magia de la saga de Harry Potter ha sido todo un fenómeno editorial mundial y un éxito sin precedentes.
Su anonimato o camuflaje fue momentáneo por el gran impacto que causó su obra y el interés que despertó entre el público.
Muchas son las mujeres que han sido empujadas a usar seudónimos, anónimos, alias o simplemente camuflajes o nombres ambiguos.
Aunque tienen un origen común, las motivaciones pueden ser diferentes.
Desde evitar caer en la censura y desprestigio como era la norma en los siglos pasados, hasta proteger su vida privada, y encontrar mayor sentido de libertad y una mayor comodidad en el anonimato o simplemente como astucia de retribución profesional.
Igual así, no podemos dejar de ver la otra parte, la del universo de las grandes y prestigiosas escritoras que han alcanzado la cima literaria y que cada día se suman en millones sus lectores y convirtiéndose en estandartes femeninos.
Sin embargo, según la opinión de Sue Lanser, catedrática en literatura Comparada y Estudios sobre Mujeres, Género y Sexualidad de la Universidad de Brandeis, de EU, hoy existe un fenómeno moderno que se da en la segmentación o separación de genero y practicas de lectura. Hay literatura para hombres y literatura para mujeres. Sigue habiendo un sesgo a favor del conocimiento masculino, a veces implícito o inconsciente pero o ha cambiado mucho.
Podemos no estar de acuerdo con Lanser, pero si estamos seguros que las nuevas generaciones de escritoras, aun que ya tienen el camino pavimentado por generaciones anteriores de acreditadas autoras, seguirán en la lucha, intensificando y forzando el paso, haciendo uso de todas las herramientas del mundo moderno y tecnológico, para conquistar su lugar...