Los retos del nuevo liderazgo

Uno de los principales elementos de la gestión del capital humano es el liderazgo.

La nueva cultura laboral, los retos que impone la nueva normalidad y la transición hacia esquemas flexibles laborales continúan en construcción, sin embargo, más allá de estos nuevos modelos, la incorporación de nuevas tecnologías o hasta mejoras salariales, es un hecho que el capital humano sigue siendo el principal elemento del éxito de una empresa.

Más aún, el personal y su bienestar dependen de retribuciones económicas, capacitación constante o modelos laborales híbridos o con planes de conciliación y balance entre la vida personal y el desarrollo profesional.

Uno de los principales elementos de la gestión del capital humano es el liderazgo.

De conformidad con diversos estudios y encuestas desarrollados por Gallup, Goodhire y PWC, han destacado que el ánimo entre los trabajadores respecto de su empleo, alcanza niveles de insatisfacción superiores al 80%, es decir, al menos ocho de cada 10 trabajadores no disfrutan su trabajo.

Lo anterior es preocupante y se debe a múltiples factores, destacando dos fundamentalmente: la nueva normalidad postpandemia; y la ausencia de un liderazgo eficiente y empático.

Por lo que corresponde a la nueva normalidad, este factor es temporal.

La emergencia sanitaria nos obligó a recluirnos y a desempeñar en la medida de lo posible trabajo remoto, lo cual además de mostrar ventajas y comodidades para el trabajador, impulsó un reclamo para solicitar extender este modelo de trabajo más allá de la contingencia.

Además de ello, la pandemia redimensionó el papel del trabajo en nuestras vidas.

Está claro que antes de la pandemia, el trabajo jugaba un papel primordial en la vida de las personas, y no es que eso haya cambiado, sino que hoy en día el trabajo es un vehículo que permite obtener otros satisfactores.

Derivado de la contingencia, para muchas personas trabajadoras, el empleo no lo es todo y están dispuestos a poner por encima de éste, otras prioridades como la familia o el bienestar personal.

Es por ello que cobra relevancia el liderazgo para muchos especialistas. Una persona trabajadora no abandona empresas o tecnología, lo que deja de lado son gerentes o superiores jerárquicos que no motivan, no permiten el desarrollo personal, o bien, no son empáticos con las circunstancias y momentos específicos de su equipo de trabajo.

El trabajo es la segunda actividad o incluso la primera a la que le dedica más tiempo una persona a lo largo de su vida, la otra es dormir. Por ello, es importante para la salud mental y física de una persona y para una empresa, la satisfacción que se debe encontrar en el lugar de trabajo.

El estrés, la violencia laboral, el acoso sexual o el burnout son factores que impactan en la productividad y creatividad de los trabajadores, lo que decisivamente afecta el éxito de una empresa.

Para ello es necesario que un líder reúna los siguientes atributos: inteligencia emocional, comunicación, capacidad de sacar el mejor rendimiento, autoconciencia, resiliencia y educación financiera.

Un líder no es el que se hace respetar y sólo sabe transmitir órdenes y obtener resultados.

Un líder debe permitir el crecimiento personal y profesional de su equipo de trabajo, identificar las fortalezas de sus colaboradores, armonizar las necesidades organizacionales, del área y las expectativas personales, para articular un equipo de trabajo comprometido y responsable.

Los líderes deben ser personas que cuidan, se involucran y apoyan a las personas que están a su cargo.

La consultora PWC menciona que el éxito del liderazgo desempeña un papel clave para el desarrollo y crecimiento favorable de la empresa, por ende no bastarán las habilidades técnicas, conocimientos y experiencia en la materia, sino también se requiere de habilidades blandas, como la capacidad de escuchar y comunicar.

Trabajar en ser un gran líder para cambiar el hecho de que las personas no disfrutan su empleo a canalizar esa energía con sus áreas de oportunidad, no sólo permitirá que la empresa alcance sus metas corporativas, también significa reconocer el esfuerzo colaborativo, aprovecharlo y dirigirlo en la dirección correcta.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.