Un mes más de oxígeno
Y como en todo buen episodio de suspenso, hubo apuestas arriesgadas, movimientos estratégicos y un reloj contando los minutos.
La presidenta de México jugó su carta y logró extender el suspenso: un mes más antes de que los aranceles caigan como un martillazo sobre los productos mexicanos.
Pero, claro, no salió gratis: 10,000 elementos de seguridad fueron enviados a la frontera.
Porque, evidentemente, en un país donde la violencia está a la orden del día, lo más urgente es reforzar una línea imaginaria.
Pero dejemos a un lado la diplomacia y hablemos de lo que realmente está carcomiendo Norteamérica: el fentanilo.
Esta droga está matando a cientos de miles de personas al año en Estados Unidos, dejando a miles más en un estado casi vegetativo.
No solo destruye vidas, sino que desmorona familias y ahora hasta tambalea acuerdos comerciales.
Lo que alguna vez fue un problema de salud pública se ha convertido en un tema de seguridad nacional y, por supuesto, en una ficha de negociación entre países.
En medio de este torbellino, Estados Unidos ha decidido comprometerse (sí, con comillas gigantes) a frenar el tráfico de armas hacia México, algo que ha prometido en al menos tres administraciones previas sin mucho éxito.
México, por su parte, se comprometió a frenar el tráfico de fentanilo.
Y todo esto para que los aranceles descansen por un mes más.
Como si un respiro de 30 días fuera suficiente para resolver un problema que lleva años en ebullición.
Pero más allá de los acuerdos momentáneos, el T-MEC sigue siendo el pilar de la relación económica de la región. Y aquí es donde las cifras nos ponen en perspectiva:
- Millones de personas en la región dependen de este tratado, abarcando cerca del 7% de la población mundial.
- 2 billones de dólares en comercio anual circulan entre estos tres países.
- 16 a 23 dólares por hora es el salario mínimo en las fábricas de autopartes que contribuyen con al menos el 40% de la manufactura de vehículos en la región.
- Entre 65 y 75% de las exportaciones mexicanas van directo a sus vecinos del norte, convirtiendo a México en una pieza clave del rompecabezas económico.
Gracias a este tratado, México ha podido diversificar su mercado y consolidarse como un jugador fuerte en el comercio internacional.
Sin embargo, ahora este acuerdo se ve amenazado por una crisis sanitaria que ha escalado hasta convertirse en un problema político y diplomático de primer nivel.
Lo cierto es que la única forma de resolver estono es con promesas recicladas o medidas temporales, sino con una verdadera colaboración en materia de seguridad y comercio.
El fentanilo no es solo un problema de México ni solo de Estados Unidos.
Es un problema de toda la región, del mundo entero.
Y hasta que los gobiernos dejen de tratarlo como una simple herramienta de negociación y lo enfrenten con la seriedad que merece, seguiremos viendo soluciones a medias y acuerdos que solo posponen lo inevitable.
Así que sí, esta vez México compró un mes más de respiro.
Pero la pregunta real es: ¿qué pasará cuando el reloj vuelva a marcar cero?
A veces, cuando todo parece derrumbarse, solo queda aferrarse a la idea de que seguir adelante es mejor que quedarse paralizado.
La resiliencia es clave.
No importa cuántas veces una estrategia parezca fallar, la única opción viable es ajustar el rumbo y seguir intentándolo.
La inacción solo nos dejaría varados en una realidad aún más oscura.