Veinte minutos

Fernando Vázquez Rigada DETONA: Votar toma unos 20 minutos. El día 2 definiremos la forma cómo viviremos en, al menos, las próximas dos décadas.
Sólo hay dos alternativas:
  1. El continuismo, que significa demoler la libertad y la democracia; también dar nuevo aliento a la sociedad con el crimen organizado.
  2. El otro camino es el cambio, para tratar de fundar un nuevo país a través del estado de derecho, el combate al crimen desde una perspectiva internacional y la inauguración de un gobierno de coalición.
  • El continuismo está respaldado por 4 partidos y por el no voto. Los partidos: Morena, el Partido Verde, el PT y por MC. Votar por cualquiera de esos partidos es votar por Claudia Sheinbaum. No votar, también.
  • El régimen le apuesta a la necesidad, al miedo y a la apatía para triunfar. Nosotros sólo tenemos una opción: la participación valiente, entusiasta y libre.
Morena finca su potencia en un clientelismo de unos 20 millones de votos provenientes de los programas sociales.

También, del yugo del crimen organizado en grandes franjas del territorio.

Y le apuesta a que la gente no salga a votar, intentando generar la percepción de que la elección está decidida.

Pues bien: no lo está.

El gremio de encuestadores serios -los hay- sabe dos cosas: hay una sistemática sobrerrepresentación de Morena, y hay un voto sin detectar en zonas urbanas y clases medias. Eso ha ocurrido en varias elecciones recientes.

Hay una hipótesis adicional: los gobiernos de Morena son tan estridentes, polarizantes y atemorizantes, que podría existir un fenómeno llamado la espiral del silencio. La mayoría permanece callada frente a la gritería de los seguidores del oficialismo. De ahí que la no respuesta -sea no responde o indecisión- sea aún alta.

Veremos.

Lo cierto es que en los cuartos de guerra de todo el país se está registrando un fenómeno:

La elección presidencial y las principales gubernaturas se están cerrando.

Eso implica que, en caso de que se rompa el techo promedio de votación en el país -63%- las probabilidades de triunfo opositor crecen.

Es totalmente posible.

La gente ha sufrido.
  • La crueldad y descaro del crimen organizado ha sometido a millones. No solamente hay ejecutados, desaparecidos; traficadas y violadas.
  • Hay millones sometidos a la esclavitud y al pago de derecho de piso para poder trabajar.
  • Hay 52 millones de familias a las que nos le fue surtida su receta. 800 mil que perdieron un familiar en la pandemia.

En política no hay agravios impunes.

De las 32 elecciones a gobernador desde el 2018, en 31 estados ha gobernado la oposición.

La excepción es Baja California. Hoy, no. 6 de los 9 son gobernados por el oficialismo.

¿La gente votará por más de Cuitláhuac García, Cuauhtémoc Blanco, Miguel Barbosa o de Claudia Sheinbaum que perdió la mayoría de la capital?

Lo dudo.

Más: ¿las opciones de cambio son Rocío Nahle, Clara Brugada, Alejandro Armenta?

Por último:

¿Una mayoría aplastante del país quiere que sigan los abrazos a los criminales, la desaparición del Poder Judicial, del INE y de la Comisión de los Derechos Humanos?

¿Está a favor de suprimir la representación de las minorías en el Congreso?

Eso es lo que ofrece Claudia Sheinbaum. Lo ha dicho. No ha engañado a nadie.

Si la gente sale a votar masivamente, no hay forma que se nos imponga un resultado.

Lo prueban Ecuador (80%) y Argentina (76%). También de Estados Unidos en 2020 (66%).

La sociedad mexicana ha votado recurrentemente por castigar a los malos gobiernos. Casi 65% de las elecciones optan por despedir a los incompetentes. Hoy cabe esa posibilidad.

Depende de nosotros.

Construir la democracia imperfecta nos llevó décadas. Siempre será mejor componerla a permitir el regreso de la dictadura perfecta.

20 minutos toma votar. 20 minutos para decidir los próximos 20 años.

No dudes: esos pueden ser los 20 minutos más importantes de tu vida.
Fernando Vázquez Rigada

Cursó la Licenciatura en Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México donde se tituló con mención honorífica, y obtuvo su Maestría en Derecho en la Universidad de Harvard con la tesis: “Un País para Todos: Derecho Electoral y Democracia en México”. Tiene un Diplomado en Mercadotecnia Política por el ITAM y fue el primer mexicano en ser admitido en el “Bradshaw Seminar” de la Universidad de Claremont, Cal.