Avanzar ante el cruce de caminos
No somos los de antes, somos los de ahora en adelante, ahora en la vastedad tumultuosa de la vida, donde me ha costado tanto trabajo encontrar sobre qué podría escribir hoy, cuando ya la historia terminó.
En el vasto lienzo del océano de la vida, me he encontrado navegando entre las crestas y valles de mis propias emociones, buscando un faro de expresión genuina.
Ha sido una travesía desafiante entender la importancia de desplegar mis sentimientos en estas columnas semanales, donde las palabras se han convertido en olas que transportaron la intensidad del amor que siento por ti, porque aún no puedo hablar en pasado.
Sin embargo, si hay algo que puedo ofrecerte con certeza en este mar de confesiones, es la plenitud de mi amor.
La vida, con su sabiduría implacable, nos insta a ser auténticos, a abrazar la intensidad de nuestras experiencias.
Y aquí estoy, aun de pie, testigo del hecho de que no sucumbí ante las turbulentas corrientes que amenazaron con arrastrarme.
Este testimonio de supervivencia es mi recordatorio de que soy la protagonista de mi propia historia y no un personaje secundario.
En el transcurso de esta travesía, he asimilado la lección que la existencia ha tejido en mi camino y he reconocido el cumplimiento de un contrato entre almas, el cual para tiya llegó a su fin, y para mí, honestamente, ni había empezado.
Ahora, mientras las mareas de la vida continúan su danza eterna, porque eso hay que hacer, avanzar, me encuentro en un punto de serenidad, lista para abrazar lo que el horizonte me deparará con la certeza de que, aunque las lecciones sean duras, siempre nos levantamos como los héroes de nuestra propia narrativa, porque para que una historia de amor se escriba se necesitan dos y en esta, solo estoy yo.
En el océano de la existencia, soy una maraña de contradicciones, una amalgama de paradojas que se entrelazan en las corrientes del ser.
Contemplo la belleza en cada rincón del universo, pero a menudo me encuentro sumida en el pesimismo cuando enfrento las complejidades de la vida.
En un mar de individuos mis acciones a menudo desafían las normas establecidas, destacando mi tendencia a apartarme del camino trillado. Soy, por naturaleza, un ser social, con una mente abierta dispuesta a brindar a todos una oportunidad justa.
Sin embargo, mi atención se desvanece rápidamente cuando la conversación se convierte en un monólogo centrado únicamente en el interlocutor.
En este choque entre mente y acción, me enfrento a la paradoja de ser una buscadora incansable de la felicidad, mientras me veo arrastrada por las olas de la melancolía y la nostalgia.
Aspiro ser un faro de inspiración para los demás, una guía en el tumultuoso mar de la vida, pero me encuentro culpable de reservar mi empatía solo para aquellos que la merecen a mis ojos.
En este conflicto interno, yace la esencia misma de mi humanidad, una constante lucha entre el deseo de trascender y la realidad de mis limitaciones, navegando entre las aguas agitadas de mi propia existencia, en busca de la claridad entre la bruma de la incertidumbre.
Existe una belleza singular en aquellos que han navegado las turbulentas aguas del sufrimiento y aun así irradian amabilidad hacia los demás y eso es lo que veo en ti.
Estas almas, cuyas historias no reciben el reconocimiento que merecen, encarnan en una forma de heroísmo silencioso al no permitir que las adversidades dicten el curso de sus vidas, optando, en cambio, por mantener su corazón abierto a pesar de las cicatrices que llevan consigo.
Su capacidad para trascender el dolor y continuar extendiendo una mano compasiva hacia los demás es, en verdad, un regalo de proporciones monumentales.
Aquellos que han sido quebrantados por la crueldad del destino, pero aun así encuentran la valentía de ser gentiles, merecen un amor que trascienda las profundidades mismas del océano y eso te deseo de corazón.
Y así, nos encontramos en el cruce de los caminos, reflexionando sobre la sensación única de llegar a un lugar que, aunque desconocido en esta vida, me resonaba como un eco de una existencia pasada que merecía corrección y continuidad en esta vida, pero eso solo lo sentí yo.
En esta tierra nueva, pero familiar, experimenté una sensación de pertenencia que trasciende las barreras del tiempo y el espacio. Un mar de encuentros fortuitos, cada casualidad parece llevar consigo el peso de un destino predestinado.
Es como si el azar y la fatalidad fueran dos corrientes entrelazadas en la misma trama del universo, donde nosotros, como marineros de nuestras propias vidas, forjamos nuestro rumbo con cada elección que tomamos.
A veces, de manera sorprendente, encontramos respuestas a nuestros deseos más profundos en los rincones menos esperados de la existencia.
Te anhelo de la manera más pura y simple, diciéndote que te adoro en tus momentos más oscuros.
He sido indulgente, he extendido mi compasión incluso después de que me has repetido hasta el cansancio que no compartirás mi camino y que mis aspiraciones no se cumplirán contigo.
No soy amable por lo que eres, lo soy por lo que soy.
A veces, ser amable es como sembrar semillas en el viento, sin certeza de si florecerán, pero lo hacemos de todos modos, con la esperanza de que se transformen en algo hermoso.
No se trata de recibir a cambio, sino de dar sin expectativas.
La bondad no es sinónimo de debilidad; al contrario, es una expresión suprema de fortaleza, una fuerza serena capaz de transformar los corazones más duros.
Así que continuaré siendo amable, no porque sea sencillo, sino porque es lo correcto.
Emperador, en el eco de la soledad que envuelve tu hogar, la música se convierte en tu confidente más fiel, tejiendo una melodía que acompaña tus batallas internas.
En esos momentos de introspección, el verdadero desafío se revela, cada nota resonando como un eco de tus propias luchas y anhelos.
En este interminable mes de abril, el más largo y lento de todos, parece que te enfrentas a una marea emocional de una profundidad sin precedentes.
A pesar de no haber explorado nuestro vínculo afectivo hasta sus confines, percibo una corriente emocional que arrastra tus pensamientos y sentimientos a un nivel visceral, donde la piel y los huesos se entrelazan en un proceso de transformación que emerge desde lo más profundo de tu ser y en eso radica tu “espacio”.
Es el ciclo eterno de muerte y resurrección, donde el cierre de un capítulo da paso al nacimiento de otro. La muerte nos susurra que hay algo nuevo, una oportunidad para dar vida a lo que yace en las sombras.
Por lo que hemos compartido, puedo ver que tienes el poder de transformar lo que está en descomposición en una cura, de extraer de la oscuridad la luz que guiará tu camino.
Observo tu capacidad para vislumbrar más allá de la superficie, como si descendieras al inframundo de tu propia psique. Los traumas, miedos y sombras que se han arraigado en tu ser están emergiendo a la luz, exigiendo ser confrontados y aceptados, aunque esto te implique dolor, tristeza y desilusión.
Este proceso de muerte y renacimiento está iluminando las partes oscuras de tu ser, limpiando tus aguas estancadas y permitiendo que surja una curación y regeneración.
Es tiempo que dejes atrás los procesos obsoletos y transmutes lo que ha cumplido su ciclo.
En este ciclo de transformación, algunas cosas están destinadas a perecer para que otras puedan florecer.
Es el renacimiento de tu ser, una danza eterna entre la oscuridad y la luz, donde la resiliencia y el crecimiento se entrelazan en las olas de tu destino.
Podría argumentarse que nadie crea algo nuevo, que todo lo que hacemos es traducir, interpretar el mundo que nos rodea y dar voz a nuestras percepciones.
Desde los acordes más vibrantes hasta los silencios más elocuentes, escuchamos atentamente y repetimos lo que captamos, transformando la realidad en nuestra propia narrativa.
Si algo puedo ofrecerte como consuelo, es la certeza de que nunca es demasiado tarde, ni siquiera en mi caso, marcado por una precocidad inesperada.
El tiempo es un flujo constante, sin límites ni restricciones.
Puedes comenzar tu transformación en el momento que elijas, seguir adelante con determinación o permanecer en la comodidad de la familiaridad.
La vida, en su infinita complejidad, carece de reglas preestablecidas; es un lienzo en blanco, esperando ser llenado con las pinceladas de tus experiencias.
Espero que en tu espacio, aproveches cada instante al máximo, que descubras maravillas que despierten tu asombro, que experimentes emociones que nunca antes hayas sentido y que te encuentres con personas cuyas opiniones divergentes amplíen tu perspectiva.
La vida es un viaje de autodescubrimiento y crecimiento, y es mi deseo que lo abraces con valentía y curiosidad.
¿Cuándo fue la última vez que sentiste que todas las respuestas y anhelos convergían en una sola persona? Bueno, yo lo sentí hace poco y fue contigo.
Soy un ser que reacciona ante el mundo que me rodea, permitiendo que las experiencias me impacten antes de decidir mi curso de acción.
Esta capacidad de respuesta implica estar abiertos a las influencias externas y luego trabajar en función de lo que nos llega, moldeando nuestras acciones en consecuencia.
Pase lo que pase en el transcurso de la vida, es crucial recordar que siempre habrá alguien en este vasto mundo a quien puedas acudir en busca de consuelo o refugio y esa soy yo.
En algún momento, desde lo más profundo de mi ser, te entregué todo lo que poseo y todo lo que soy. Mi más ferviente deseo es que algún día reconozcas la magnitud de mi amor por ti y que me recuerdes de esa forma siempre.
Hoy, empiezo a adaptar esta nueva realidad a mi vida, procurarte sin apego, amar sin amarte, estar sin querer quedarme para siempre.
Avanzo, lento, pero avanzo.
Porque para ti ya terminó y para mí no habíamos ni empezado y ante ese cruce de caminos no hay dirección a la cual ajustarse, simplemente AVANZAR hacia el futuro que cada uno tenemos predestinado.