Casi el Paraíso. (México, 2024)
Casi el Paraíso es la historia de Ugo (Andrea Arcangeli), un vividor arribista italiano que de pronto cree que tiene el golpe perfecto en sus manos cuando la hija de un político mexicano se enamora de él.
La realización es una adaptación de la novela de Luis Spota de la vida de un México de la década de los 50 del siglo pasado, montada en la modernidad y colocada igual, en medio de la política y políticos que componen el escenario de nuestro país.
La presencia de Ugo se viene explicando en montajes para desarrollar su vida, de una vida problemática en Italia hasta que, durante un periodo en la cárcel, es arropado por un compañero prisionero que lo quiere educar para ser un embaucador de primera línea.
Pero Ugo quiere más y luego más
El desarrollo en México se complica cuando se encuentra con un interés romántico del pasado (Esmeralda Pimentel) metida como asesora del ministro Alonso Rondia (Miguel Rodarte) y con una agenda personal.
Esto es la clásica El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina, el burlador burlado que cree que tiene todo bajo control, pero sólo es una pieza mas en un vasto rompecabezas que no termina de armarse porque unos ponen y otros quitan piezas.
Es igual también a Barry Lyndon, la película de Stanley Kubrick de 1975, otro arribista vividor y su crítica de los poderosos que vivían en opulencia real mientras los países están en guerra.
Igual en Casi el Paraíso el destino coloca a Ugo como parte de un complot y él nada mas debe dejarse llevar y su vida seguirá pues en la delicada cuerda floja pensando que este golpe maestro ahora sí, es el bueno.
A la película le falta algo de ver las motivaciones de Ugo con un Arcangeli que no sobresale muy bien porque cada vez que aparece Miguel Rodarte en escena se roba total y absolutamente la película y se pierde en esos flashbacks demasiado largos para establecer qué fue lo que formó al embaucador.
El resto no es tanto crítica como señalamientos de los cientos que hemos visto en series de Netflix donde pintan a los ricos como feos ambiciosos que no los frena nada y los políticos igual de feos que a la larga pierden y otros ganan… sin novedad en el frente.
Al final todo queda a su propio nivel tipo el Infierno de Dante en sus respectivos círculos de traidores y ambiciosos todos viviendo eso, sus infiernos personales.
Buscaron el paraíso y solitos se fueron a visitar al Diablo.
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