¿El futuro importa?

Carlos Chavarría DETONA el estancamiento de la civilización.

La gran mayoría de las sociedades reconocen que la principal y más importante preocupación es el mundo que habremos de heredar a las generaciones futuras, también se cuenta lo mucho que importa aprovechar las oportunidades para lograr un mejor futuro para todos.

Así como estas dos narrativas, todo el tiempo estamos hablando de lo que debemos y lo que no debemos hacer si queremos un mejor futuro.

Pero la realidad es que fuera de los avances de nicho de los que se tienen evidencias, no existe a la vista una señal concreta de una mega tendencia de que vamos en la dirección deliberada de un futuro preferible.

Fuera de la gran velocidad a la que se están desarrollando y presentando los cambios en las tecnologías de información y demás accesorios asociados, nos encontramos como civilización, en una suerte de estancamiento y en muchos casos, franca involución en la calidad de vida, de la que ninguna nación o región escapa.

La digitalización y virtualización de la realidad avanza, en tanto muchas naciones permanecen estancadas y hasta atadas a pasados romantizados que pretenden reconvertirse en narrativas salvadoras de todos los problemas que padecemos.

Evocamos soluciones que gracias al avance del conocimiento y la experiencia, dejaron de ser la ortodoxia y sin embargo se vuelven a invocar como soluciones verdaderas para el futuro profundo deseado.

Piensen en cuantos países de Latinoamérica piensan todavía que los gobiernos pueden ser buenos administradores a pesar de que todas las experiencias indican lo contrario

Algo realmente inquietante es la lucha para  hacerse con todo el poder en una organización o entidad de cualquier tipo si no se tiene un proyecto de futuro?

El poder que no ve al futuro profundo como proyecto de la comunidad es un sin sentido, solo terminan siendo iniciativas para unas cuantas personas que encabezan las instituciones, esas mismas personas que al final no hacen ninguna diferencia en la realidad.

Uno de los campos en el cual no se logra concretar una visión de futuro profundo es en la gestión pública, área en la que los déficits de cantidad y calidad son materia corriente y casi endémicos.

La gestión pública siempre va rezagada de la propia sociedad, convirtiéndose en algunos caso en un lastre para la totalidad de la actividad económica de los países.

Los gobiernos son aparatos diseñados para que sucedieran cosas buenas en las sociedades en las que participan, pero los gobiernos huyen del debate y resuelven en base a ideologías que alejadas de la realidad y por supuesto de cualquier futuro deseable.

Ahí tenemos a muchos lideres políticos y sociales, que insisten en el discurso proteccionista frente al exterior y al estado de bienestar hacia el interior, a sabiendas de que los costos implicados, si no van aparejados con políticas públicas muy claras para impulsar los excedentes en base a la productividad, se convertirán en muy corto plazo en crisis de todo tipo.

Porque no hay que olvidar que crecer el consumo en un planeta con recursos ya limitados, por sí solo es un paradigma de bienestar no sostenible en el futuro profundo.

El recurso más socorrido por los agentes económicos, sociales y políticos es apelar a la flaca memoria colectiva y sacar del baúl de los recuerdos viejas narrativas que aunque evocadoras, ya no tienen lógica aplicativa en las nuevas sociedades y frenan a los nuevos caminos y soluciones.

Se recurre siempre al pasado para diseñar el futuro, porque al ser conocido procura tranquilidad, como alternativa al reto de la exploración imaginativa de los futuros alternativos posibles.

Esas narrativas aderezadas con muchos agregados y rasgos de  falsa modernidad, en realidad solo apuntan hacia recreaciones del pasado para mantener inalterable el estado de las cosas, en lugar de enfrentar con imaginación, innovación y energía los cambios que la evolución y dinámica del mundo ya se asoman con gran fuerza sobre todas las sociedades.

La prospectiva y el hacer futuros nos invita a trascender los análisis organizacionales o institucionales actuales para explorar las implicaciones sistémicas de nuestras innovaciones.

Esto implica investigar las posibles consecuencias de nuestras decisiones en un horizonte temporal más amplio y considerar no solo lo factible, sino también lo deseable y lo indeseable.

Necesitamos elaborar imágenes mas realistas de lo que el futuro podría traer para tomar decisiones acertadas hoy.

La opción de no hacer nada frente a las señales y tendencias degradantes no debe ser elegible.

Cada vez más necesitamos esas imágenes no solo de nuestros futuros personales o locales a corto plazo, sino también de futuros globales más remotos.

Debido al poder tecnológico expandido, algunas actividades humanas ahora tienen impactos significativos a todos los niveles.

La escala de la organización social humana también ha crecido, creando nuevas oportunidades para la coordinación y la acción.

Hay muchas instituciones e individuos que ya afirman o deberían considerar hacerlo, conocer y dominar todos los posibles impactos a largo plazo de sus acciones.

Nos importan las consecuencias y efectos diversos que traerá aparejada la incorporación de los métodos de aprendizaje profundo y no supervisado a equipos y procesos diversos?

Claro que será una revolución pero ni siquiera hemos empezado a explorar la transformación del concepto trabajo.

Tenemos alguna idea de cómo tendremos que enfrentar las demandas de sociedades con altos grados de envejecimiento?.

Los países europeos recurrieron en gran medida a la migración como salida para recuperar las proporciones de población y edad necesarias para mantener su base productiva y no tomaron con seriedad todas las implicaciones culturales involucradas.

Así como los antes mencionados:

  • El cambio climático.
  • Seguridad nacional e internacional.
  • Desarrollo económico.
  • La gestión de residuos nucleares.
  • Seguridad hídrica y alimentaria.
  • Biodiversidad.
  • Conservación de los recursos naturales.
  • Política de población.
  • Financiamiento de la investigación científica y tecnológica...

...son ejemplos de áreas de política que involucran horizontes hacia el futuro profundo.

No hay más que dos opciones:
  1. Hacer cambios por diseño que nos lleven a un futuro determinado como el preferible y deseable en medio de todos los posibles, o
  2. Enfrentarnos a los costos de cambiar obligados por desastre.
Hacer probable el futuro más deseable...La prospectiva es primero un acto imaginativo y de creación. Luego una toma de conciencia y una reflexión sobre el contexto actual. Y por último, un proceso de articulación y convergencia de las expectativas, deseos, intereses y capacidad de la sociedad para alcanzar ese porvenir que se considera deseable.
Carlos Chavarría

Ingeniero químico e ingeniero industrial, co-autor del libro "Transporte Metropolitano de Monterrey, Análisis y Solución de un Viejo Problema", con maestría en Ingeniería Industrial y diplomado en Administración de Medios de Transporte.