El sano equilibrio de la izquierda mexicana

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: Veamos: ayer me tocó ver en YouTube un reportaje sobre la Asociación Socialista del Rifle de los EUA.

No, leyeron bien.

No es la Asociación Nacional del Rifle, la famosa NRA (por sus siglas en inglés).

Es la versión de la izquierda estadounidense. Y, cómo podría esperarse, dicha asociación estaba llena de un montón de “especímenes” del wokismo, que, en otras circunstancias, no podrían ir a un polígono de tiro “normal”, por obvias razones.

Pero, por otro lado, vi a ElonMusk dar una videoconferencia a un mitin del partido de la ultraderecha alemana.

Por lo cual, diga lo que diga, su saludo fue un saludo fascista.

Y el propio Musk, un fascista.

Así que en los EUA tenemos una lucha cultural que lleva el riesgo de terminar en lucha armada.

Por un lado, el wokismo. Por el otro, el fascismo.

Y antes de que critiquen, creo que la pregunta obligada es: ¿Qué fue lo que obligó a algunos a abrazar el wokismo, y a otros, el fascismo? Porque que está ocurriendo lo anterior, es innegable.

En México, toda proporción guardada, sería que, por un lado, haya mexicanos que defiendan el bodrio de la película de “Emilia Pérez”, solo porque es una glorificación del transexualismo, aunque sea una cinta extremadamente racista por estereotipar a nivel de caricatura a los mexicanos.

Por el otro, tendríamos a los que tienen el “sueño húmedo” de que Trump invada México, y retire a la 4T del poder.

Bueno, creo que México es un muy buen ejemplo de que los humanos no tenemos que llegar a esos extremos del espectro político.

Me explico: Sabina Berman tuvo una discusión con una simpatizante panista.

Ésta última decía que, y cito textual: “Con la llegada de Trump se quita el riesgo de que se extienda el wokismo en México” (sic). Berman le contestó diciéndole que en México ya tenemos aborto, matrimonio igualitario y la gente puede someterse a cambio de sexo, en forma médica y quirúrgica.

Lo interesante es que ambas tienen razón, tanto la panista como Berman, pero no como ellas lo piensan.

Sí, México despenalizó el aborto.

Pero, dicho procedimiento solo está autorizado en 19 de los 32 estados de la República.

Algo que fue lo que hizo la Suprema Corte de los EUA: eliminó al aborto como una situación de tipo federal, y obligó a que cada estado de la Unión americana decida sí lo permite o no.

Trump recibió todas las críticas por una decisión del poder judicial estadounidense.

Pero, al final, la idea era que la Federación sólo participe en dicho procedimiento, respetando la autonomía y soberanía de cada estado. Lo que, repito, está ocurriendo en México.

Sí, en México la población LGBT ha adquirido más derechos, y la población está de acuerdo en que requieren de todavía más derechos, según encuestas aplicadas.

Eso último, sobre todo en participación de dicha comunidad en actividad política.

Pero, no hemos visto que en las escuelas le rindan pleitesía a la bandera multicolor, al mismo nivel que a nuestro lábaro patrio.

Algo que sí ocurría en los EUA, hasta la llegada de Trump. 

Sí, en México la gente puede someterse a cambio de sexo, y puede cambiar toda su papelería oficial, teniendo ahora registrado dicho cambio.

Pero, no imponemos que los padres no puedan decidir si uno de sus hijos menor de edad, decide someterse a un cambio de sexo quirúrgico y/o médico (cómo sucede en algunos estados de la Unión americana, por ejemplo, California).

De hecho, en México se promociona el que los estudiantes conozcan sobre la diversidad sexual, pero no se promociona, mucho menos el gobierno federal, realiza propaganda y apoya económicamente un procedimiento “trans”.

Menos, en niños.

Y, en México, no tenemos que esconder todo lo que hemos hallado sobre las diferentes culturas de los pueblos originales (restos anatómicos, enseres funerarios, etcétera), para no “perturbar la sensibilidad de los descendientes de dichos pueblos” (sic).

En gran parte, porque gracias al mestizaje, también fueron nuestros ancestros.

Así que yo no le doy tantas vueltas.

México adoptó una cultura de respetar los derechos, pero de todos, a niveles que se puede tomar hasta como “lógicos”.

Algo que no está ocurriendo en otras latitudes.

Porque el deber de la izquierda es defender los derechos de todos, y no solo el de algunos grupos.

Pero, además, se preocupó por mejorar el nivel de vida de la clase trabajadora, la mayor clase social en cualquier sociedad.

Algo que esperemos ocurra también en otras latitudes.

Porque siempre que la clase trabajadora es oprimida, y la izquierda pierde el tiempo en extremismos que no ayudan en nada a la mayoría, el suelo está fértil para que aparezca y crezca el fascismo, como la mala yerba que es.

Afortunadamente, México es la prueba de lo que se tiene que hacer para evitar que el fascismo prevalezca.

La izquierda mexicana actual, logró un “sano equilibrio”, aunque aún existen muchos extremistas en ambos lados del espectro político.

Y, muy seguramente, por eso recibe tantos ataques en el extranjero (como ese bodrio de “Emilia Pérez").

Porque la xenofobia, es también una característica del fascismo.

Y dudo muchos se atrevan a negar que dicha película fue extremadamente xenofóbica con los mexicanos.

Si lo hacen, solo mostrarían una falta de soportar críticas típicas del wokismo.

Una característica, que comparten con el fascismo.

Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).