Hacer más con menos

Bastedad, abundancia y la total libertad nos paralizan y caemos en un sin sentido o en el aburrimiento.

Recién los atletas con discapacidad de México tuvieron una actuación muy destacada en los Paralímpicos de Tokio, donde consiguieron 22 medallas, siendo el segundo país Latinoamericano más ganador del
medallero.

No se trata de comparar sus 22 medallas con las 4 que obtuvieron los atletas sin discapacidad.

Cada grupo tiene sus retos y sus obstáculos propios.

Si bien, sé de buena fuente que, para dar un ejemplo, los atletas sin discapacidad tienen horarios preferentes para entrenar en las instalaciones deportivas, mientras que los atletas con discapacidad tienen que acoplarse a los horarios que quedan.

Sin embargo, y sin caer en raptos de admiración hueca, sí quiero destacar una cualidad del equipo paralímpico mexicano, y de mucha gente con discapacidad en general: la capacidad de hacer más con
menos.

No se trata de un poder sobre natural, sino de la capacidad adaptativa
del ser humano.

Ejemplos hay millones y de todos tipos.

Tenemos a Japón que fue destrozado por bombas atómicas o a Alemania que fue aplastada en la segunda guerra mundial, y ambas naciones se levantaron y florecieron.

Incluso entre las herramientas de creatividad está aquella que consiste en limitar tus opciones para forzarte a ser más creativo.

¿No te ha pasado que con casi nada de comida en tu despensa te has
armado uno de tus mejores platillos?

Uno de los comentarios más recurrentes que me hacían cuando era guía de Diálogo en la Oscuridad era: “aquí en la oscuridad valoro mucho mi vista y todo lo que ella me da”.

En ocasiones la bastedad, la abundancia y la total libertad nos paraliza y caemos en un sin sentido o en el aburrimiento.

¿Te ha pasado que estás aburrido aún y con todas tus redes sociales,
servicios de streaming, música sin fin, cursos gratuitos, etc.?

A menos de que practiques deliberadamente la apreciación o la gratitud, es normal que des por sentadas muchas cosas, como tu sentido de la vista o el hecho de que salga agua del grifo de tu casa.

Somos seres que valoramos en base al contraste: valoramos la vida cuando llega la muerte, la salud cuando enfermamos, el calor cuando tenemos frío.

Pero cuando vives con una limitación permanente como puede ser una discapacidad, tienes la opción de transformarla en una herramienta.

Y como dije, no es nada extraordinario. ¿Te ha pasado que ante la presión de tener poco tiempo para hacer algo lo solucionas rápida y brillantemente?

Yo lo veo con mi hijo Sebastián, quien con una caja repleta de juguetes que hablan, disparan, se mueven y hacen de todo, construye las mejores historias con monos que les faltan las piernas, con mitades de súper héroes, con llantas y con otras pedacerías de juguetes.

Vivir con una limitación permanente, como es la ceguera en mi caso, no es algo deseable.

Pocos decidirían vivir auto limitados de forma voluntaria.

Pero sí que podemos aprender de esta situación y de los atletas paralímpicos.

 Retomar tu perspectiva y jugar con algunas auto limitaciones puede ser un ejercicio que avive tu creatividad o tu humildad.

Aprender a hacer más con menos es la puerta de la resiliencia.

La resiliencia ocurre en el momento en que, enfrentado a dificultades y problemáticas, se dispara una idea inesperada.

Pepe Macías

Maestro en psicología organizacional y Coach. Vive con ceguera desde los 6 años debido a la leucemia. Es colaborador de Dialogue Social Enterprise en Hamburgo, Alemania, empresa matriz de Diálogo en la Oscuridad, y una de las empresas sociales pioneras y más reconocidas de Europa. Durante 10 años ha impartido capacitación en más de 15 países en todos los continentes. Pepe es escritor en sus ratos libres. Durante una etapa de depresión, descubrió que escribir disuelve los laberintos mentales, cura el espíritu y aceita las neuronas. “Escribo lo que veo cuando los ojos no funcionan”.