La falla de la sociedad mexicana

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: Iba a poner como título “La falla de la 4T”. Pero creo que esto va más allá del movimiento, y abarca a toda la sociedad.

Ayer, presenté mi exposición en un pequeño coloquio sobre la salud.

Y no empecé bien el día.

Mi celular se me rompió ya estando en el hotel, un implante se me salió de la boca al momento de estar dando la plática.

En fin, fue uno de esos días en los cuales no debí levantarme.

Terminando la plática, corrí con mi odontólogo para que me pusiera el implante, de nuevo.

Regresando al centro de la ciudad, recordé que a dos cuadras de donde era la exposición, se halla el “Centro de la tecnología”, y me lo repararon en menos de una hora.

Así que, no pasó a mayores.

Ya en la comida posterior a la plática, escuché como personas en las altas esferas de la 4T están haciendo lo mismo, o cosas peores, que los políticos de la oposición.

Y no me refiero a lo que es de conocimiento general.

Me refiero a lo que no se escucha.

Por poner dos ejemplos, una política que era, para propósitos prácticos, “la hija que AMLO nunca tuvo”, ahora sufre porque el susodicho no le responde las llamadas, por las tropelías que ella ha hecho con su vida personal.

Otra política, que fue acusada de vender candidaturas para MORENA en la elección pasada; utilizó parte de ese dinero para comprarle un departamento a su “novia” (sí, es de la población LGBT), en el sureste mexicano.

Y más detalles por el estilo.

Obvio, muchos pueden pensar: “No son iguales, son peores”.

Otros, que AMLO se lo buscó al olvidarse de los miembros fundadores del movimiento, y permitir que viles trepadores le “dorarán la píldora”.

Ahora, en el pecado, lleva la penitencia, al punto de no querer saber de muchos a los cuales, los apoyó en su momento contra viento y marea.

Hasta ahí, cuestiones comunes y corrientes, que no deben sorprender a nadie.

Pero, cuando caminaba del hotel sede del coloquio a la Plaza de la Tecnología, en una tienda de conveniencia en la mera esquina de las calles Hidalgo y Juárez, vi a una señora pidiendo limosna, con su hijo con discapacidad: parálisis cerebral.

Se me partió el corazón, porque estábamos a 10° centígrados en el exterior en ese momento, y con lluvia.

No pude dejar de pensar en todo lo que la mujer tiene que sufrir con un hijo con un problema de ese tipo, y sola.

Mi esposa y yo, con ingresos decorosos y sin penurias económicas, a Dios gracias, muchas veces no hallamos la salida con nuestra hija.

Esa pobre señora, no me quiero imaginar el verdadero infierno que está sufriendo.

Ya en la comida, me tocó escuchar al hijo de un apreciado compañero, que tiene dos restaurantes en Nueva York, criticar a la sociedad estadounidense, por indolente, farmacodependiente y perezosa.

Y lo expresó, con conocimiento de primera mano.

Afirmó que, la sociedad estadounidense, va en “decadencia”.

Yo solo me sonreí.

Porque, en los EUA, podrás ver a muchos en la calle, atiborrados de drogas, pero porque esa fue su decisión.

Pero nunca verás a un niño o un joven con parálisis cerebral pidiendo limosna, porque eso ya implicaría una falla tremenda de sus servicios sociales.

Un punto, al cual no han llegado aún.

Sí, me pueden decir que en México ya se ofrecen apoyos económicos a los niños y jóvenes con discapacidad.

Pero no en todos los estados.

Los estados de la oposición, entre los cuales figura Nuevo León, dejaron sin cobertura a los discapacitados entre los 30 y los 64 años, porque se niega a darles el 50% de dicho apoyo, mientras la Federación aporta el otro 50%.

Así que, cualquiera que esté en una situación como la madre de ese joven, en dichos estados, tiene muchas probabilidades de terminar pidiendo limosna.

Y a muchos, fuera y dentro del movimiento, no parece importarles, y solo utilizan la política para sus fines personales, como siempre ha ocurrido.

No es posible que un país como México, la 11ª economía mundial, no genere el suficiente dinero para dar apoyo a los 500 mil discapacitados, de cualquier tipo, que se tienen registrados en el censo nacional.

No es posible que la 4T, no pueda obligar a los estados que se han negado a aplicar el apoyo a los discapacitados jóvenes y adultos, entre los 30 y los 64 años; a que vean y provean por dicha población vulnerable.

Ayer presenté una diapositiva que decía lo siguiente: “Una sociedad que no protege a sus mayores, es una sociedad que necesita replantearse toda su ética, y las bases de su civilización y su progreso”.

La frase es de María Neira, una funcionaria de la OMS en 2020.

Yo agregaría que no solo a sus mayores, sino a cualquiera en situación de vulnerabilidad.

Porque mientras dichos apoyos no sean universales, para todos los discapacitados mexicanos, no podemos enarbolar una bandera de “superioridad moral”, en comparación con nuestros vecinos del norte.

Porque al final, no somos mejores que ellos.

Y, los políticos de MORENA, mientras no vean realmente por toda la población en situación de vulnerabilidad, y realicen las mismas “mañas” que sus contrapartes opositoras, no implican ningún “cambio”.

Y lo anterior, solo va a provocar que millones que realmente aspiramos a dicho cambio, tengamos que empezar de nuevo, con otras personas.
Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).