Pan y Papel
Existen personas que se quedan en tus sueños, solo las regresas a la vida por las noches cuando la ambrosía surte efecto, ese líquido que te lo sirve tu cerebro gota a gota como un suero de nostalgias, que alguna hechicera tornara en pócima, y las personas retornan con sus risas, palabras suaves y embrujos.
Te hacen feliz, murmuran cosas bellas, todo lo que querías se vuelve realidad.
¿Qué hadas serán ellas? ¿de qué página brotaron, ¿en qué libro las leíste e imaginaste?. Sería el tesoro de la juventud de la casa de la tía Raquel, libros pesados para niñas de 5 y 6 años, que sentadas en el suelo, apoyaban y buscaban los relatos de los cuentos infantiles como Pinocho, Almendrita, La Reina de las Hadas, Los Gnomos, El Gato con Botas, La Bella Durmiente, cuentos celtas de Odín.
Creo que guardados en tu mente brotaban por las noches tornándose realidad con el abuelo para hacerte feliz. Ahora entiendo por qué no quiero despertar, solo que Alexa o Siri emitan las notas de "Sincerily" como una oración por la mañana para seres que como yo, no pueden observar el día ni vivir en este momento la realidad pues esta pandemia ha traído mucha tristeza a seres que amo.
Escucho entonces la voz de mi padre leyendo a Reyes Unamuno de Rubén Dario y despierta me pongo a pensar en el poder de lo bello, en el poder de la poesía que ronda mi mente desde niña, y recuerdo la promesa que hice de hacer una fundación que se llamara Pan y Papel, y que tuviera un grupo de personas que como yo, amaran compartir la poesía de los grandes poetas y ¿por qué no? de los nuestros.
Empezaría con un bazar de ropa y abalorios que en esta época de pandemia, nos damos cuenta que no los usamos, pues siempre estamos en casa, y como vivimos, somos parte de esta sociedad de consumo y agradezco a amigas que me ayudaron con libros de poesía.
Comencé a leer programas que fueran de éxito en el mundo, que mejoraran nuestra esquina y encontré a cientos de personas que amaban la poesía, y a través de ella la querían o la usaban para salir adelante.
Uno en especial en Inglaterra, me llamó la atención un amante de poesía que las recopila y las da como recetas, según el caso o la tristeza de la persona que va a verlo.
En la antigua Grecia, los filósofos y los poetas eran lo mismo, vamos a transmitir la poesía en grupos en colegio en reuniones y seremos mejores personas. Si no, pregúntenle a Jeremy Irons y a Helena Bonham Carter, que leyeron sobre el tema del libro de El Boticario, el hombre que da poesías como respuesta a los embates de la vida.