A propósito de la elección de jueces y magistrados
Notarios públicos expertos en el conteo amañado 5 p'aca y uno pa'llá (¡Ah!, que creen, volvimos a ganar), se daban el lujo de "predecir" quien iba a ganar, quien era el bueno (el dedeado, sin albur de proctólogo), así se gestó el fraude de 1988, bueno, seguramente, todos los fraudes, desde que despojaron a José Vasconcelos el ilustre p'acá, era secreto a voces de cómo se cocinaban los resultados de las elecciones y muy probablemente desde Acamapichtli a la fecha del julio del 2018 así se daba, así era, con razón Vargas Llosa llamaba "La dictadura perfecta" a ese sistema de gobierno qué se defendía como gato boca arriba cuando alguien deseaba en alguna forma, enderezar la dirección del barco nacional, hacia un objetivo más democrático y la respuesta era "No Señor, aquí nomás mis chicharrones truenan" y mácatelas
Se dejaba venir el garrotazo convencedor, que alcanzó su mayor brillantez con aquella frase porfiriana de 1876, de "mátalos en caliente", de esta manera se resolvían de un plumazo (plomazo, puso el celular, muchos plomazos, animal celular), las acicateadas, de los sentimientos de culpa que aquejaban, a los honestos qué ha habido en este país, de ahí la bronca de 1968, que dolorosamente testificamos y de la que todavía tenemos secuelas.
Volviendo al tema, bueno hasta Don Aurelio, el tendero de la esquina, que nos fiaba el mandado de cada semana, y, que había que pagarle religiosamente cada sábado (nos fiaban por semana), porque sí no le pagábamos, como buen gachupín (no hay que olvidar que los gachpines también son gente, aunque el cura Hidalgo los haya satanizado), nos cortaba de inmediato los créditos qué mis mamá y papá con toda honestidad habían adquirido por allá en los 1950's.
Bueno pues ya me extendí de más y todo por defender la reforma jodicial (perdón judicial), que ya urge en este país sobre todo por estas tierras chichimecas qué, históricamente recibieron el honor de quedar en la frontera con gringolandia (USA), después de la "arrebatinga belicosa" entre 1830 y 1850 por lis pleitos de los imperios español, francés e inglés, que nos llevaron entre las espuelas.