Los celos y la celotipia
Me llaman la atención los celos a esta edad (arriba de los 60 años), porque ya a estas alturas del partido, hemos alcanzado cierta madurez y aguantamos vara de forma notable, aunque he de platicarles el caso que conocí cuando trabajé en el hospital psiquiátrico del Dr. Camelo, por allá en 1992 de un masculino de 83 años de edad, que asesinó a su mujer de 79 años por celos y según él tuvo que ahorcarla, algún día escribo al respecto de ese caso específico, tendría que recabar datos. Conscientemente los celos son una reacción que pudiera ser habitual, breve, e inofensiva. Tener celos de alguien es una situación relativamente común.
Los celos son un estado emocional negativo (es decir, problemático y desadaptativo) que surge ante la idea de perder algo amado, de que alguien nos quite un bien, una situación o una relación que tenemos y queremos mantener con nosotros.
Debieran Ustedes de ver el cúmulo de situaciones familiares por herencias y el celo es negado rotundamente, no plausiblemente, es una negación a sangre y fuego.
Los celos pueden separar parejas, dañar instituciones, debilitar estructuras empresariales y motivar conflictos o guerras, a lo que por lo general se les buscan otros orígenes racionalizando las situaciones, con el fin de justificar, exculpar, maquillar u ocultar la realidad, así somos los seres humanos, la gente digamos.
Los celos básicos y fundamentales se dan en familia principalmente, padre-madre y viceversa, padre-hija-hijo-madre y eso genera disfunción familiar importante, motivando bodas apresuradas o prematuras, alteraciones de identidad, sexo, género, y demás cuestiones, que, muchas veces terminan en dependencias de sustancias, adicción a los juegos de azar, o alteraciones peores.
Desde el punto de vista del inconsciente y según Freud: El psicoanálisis aborda los celos desde varias perspectivas: Se considera la dimensión consciente e inconsciente de los celos, analizando si la queja corresponde a la realidad o es una construcción imaginaria. Existen tres niveles de celos: los normales, los enfermizos y los delirantes, siendo los últimos dos susceptibles de tratamiento psicológico.
Freud distingue entre celos edípicos y celos fraternos, lo que permite entender la complejidad de las relaciones y rivalidades. La infidelidad y los celos en las relaciones de pareja son analizados para desentrañar las causas psíquicas subyacentes. Estos enfoques ayudan a comprender mejor la dinámica emocional de los celos en el contexto de las relaciones humanas.
Pos, aquí lo único que prevalece es el contexto de las relaciones humanas a todos niveles individuo, dentro de sí mismo, pareja, familia, comunidad, etnia, latitud geográfica, país, continente y nivel mundial.
Para hacer esto un poquito más sencillo y abordable pongamos como ejemplo a una pareja, en la que uno u otro de los elementos genera o resiente una reacción emocional incómoda (discomfort), intensa que se puede manifestar como sospechas, desconfianza, conductas controladoras, suspicacias, insistimos reales o imaginarias. Se pueden manifestar por la revisión del teléfono o de cuentas personales de la pareja, desconfiar de amigos o de compañeros de trabajo de la pareja, criticar, humillar o violentar a la pareja, manipulando situaciones con fines de control, espiar a la pareja, revisarle objetos, o de plano cortar relaciones de amistad con las que la pareja contaba.
Para cuando alcanzan nivel de trastorno, los celos ya son imaginarios, las causas solo existen en la mente de la persona trastornada inclusive el aspecto de su cara (facies) lo delata o la delata, sospechas infundadas (más o menos como un aduanal que te va a revisar al cruzar la frontera), a pesar de no encontrar nada repite obsesivamente las revisiones, el espionaje de la pareja se acentúa (en casos muy extremos, la pareja femenina cuenta los vellos púbicos que encuentra en el asiento del copiloto del auto de su esposo), pierde el control con facilidad y se torna violento, generando un deseo incontrolado de manipular a la pareja.
Los expertos mencionan como causa experiencias de abandono, privaciones o agresiones en la infancia, el consumo de sustancias psicotrópicas a cualquier edad, el alcohol, la marihuana y/o la cocaína (porque hay algunos que se meten de todo, metodistas les dicen), puede producir también estas alteraciones. Incluso se pueden presentar de manera muy aguda y pueden terminar en tragedia, recuerden ustedes el caso aquel de una persona del sexo masculino que una mañana después de la boda de una hija, subió su carro a la plaza del palacio de gobierno y se suicidó de un tiro en la cabeza (casos de los que uno no quisiera ni acordarse).
Otros casos de celos han acabado con toda la familia y a veces nada más una vez lo alcanzan a pasar por la televisión y de inmediato le cortan la transmisión. Otro caso muy conocido y recordado con frecuencia en las carnes asadas de la raza, es la tragedia de Laurita Garza La Maestra de la escuela, una tragedia que se dice, ocurrió a orillas del río bravo, en una hacienda escondida, Laurita mato a su novio porque ya no la quería y con otra iba a casarse, nomás porque las podía.
Lalo Mora autor del corrido relata que hallaron 2 cuerpos muertos al fondo de una parcela, uno era el de Emilio Guerra, el prometido de Estela, el otro el de Laura Garza la maestra de la escuela, la última vez que se vieron ella lo mando llamar, cariño del alma mía tú no te puedes casar, no decías que me amabas, que era cuestión de esperar, tú no puedes hacerme eso………. Pues. Ni ocurrió a orillas del río Bravo, ni en una hacienda escondida, ni se llamaba Laurita, tampoco era el nombre de Emilio, ni Estela su prometida, al parecer se casaba por interés, cosa rara por estas polvorientas y salvajes tierras del noreste (dar el braguetazo dice la raza), a lo mejor si quería a Laurita, solo que no negociaron.
Sí, la última vez que se vieron ella lo mando llamar, y sí, al parecer, hubo ruegos y petición de despedida, abrazo y probablemente beso, solo que, un letal y único disparo, vino a terminar con la vida del novio, lo demás es historia, que luego aclararemos y describiremos, en mi siguiente contribución escrita, si es que la raza no me lincha, por acabar mediante esta descripción con el mito originado por el corrido de Laurita Garza la Maestra de la escuela, creado magistralmente por el Maestro del acordeón y el bajo sexto Don Eduardo Mora.