Reconstruir el Servicio Exterior Mexicano
Viste poncho con casco de minero, maneja miniauto eléctrico, come churros con chocolate, asiste al frustrado lanzamiento del cohete a la Luna, promete a jóvenes construir el futuro en Florida, premia a cantantes de bolero, es aclamado por los diputados verdes, pero ocupado como está en su agitada campaña, se le olvidó informar al Presidente sobre la visita de Blinken a México.
El Presidente se enteró del viaje del secretario de Estado norteamericano por una periodista, la corresponsal en Washington, Dolia Estévez. El 25 de agosto dijo: “me preguntaron de que viene el señor Blinken, ayer, y dije que no, porque no sabía”.
FAROL DE LA CALLE...
Y así, mientras resplandece el farol de la calle, prevalece la penumbra en la torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde abundan amigos incondicionales del canciller, que sueñan con mudarse en 2024 al Palacio Nacional, y donde escasean diplomáticos, marginados y decepcionados, que guardan silencio.
Excepto, la joven diplomática Alexia Bautista, quien después de cinco años de haber ingresado al Servicio Exterior Mexicano (SEM), decidió renunciar y ayer, como artículo de despedida, escribió en El Economista, “Repensar el oficio diplomático”.
Se trata de un testimonio valiente, inteligente y sereno, cuyo valor se acrecienta ante la crisis moral en el SEM, donde sobreviven funcionarios sometidos por el autoritarismo, carentes de solidaridad gremial y sin columna vertebral.
A continuación, reproducimos extractos del texto de la maestra en Relaciones Internacionales por la Universidad Johns Hopkins:
Y continúa diciendo:
Ardua tarea será reconstruir el Servicio Exterior Mexicano, después de la errática gestión de Marcelo Ebrard.
Se reproduce el texto publicado en Milenio, con la autorización del autor.