Samuel García y el poder de la juventud
“Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud”- Quino, creador de “Mafalda”
El presente ensayo, más que ser proselitista tal cual, trata sobre la necesidad actual de guiar al Mundo desde una perspectiva generacional más juvenil.
Ver las constantes cumbres de todo tipo en todo el planeta Tierra llenas de líderes de más de 60 años, y ver a la gran mayoría de los presidentes, primeros ministros, gobernadores y legisladores de todos los países, también mayores de 60 años, y muchos ya rayandolos 80 años, genera una necesidad humana y psicológica colectiva de ver en estas mismas situaciones a líderes mucho más jóvenes, que aunque obviamente tendrán menos experiencia que los primeros en todos los sentidos, su misma juventud los impulsará a cambiar el rumbo del Mundo actual.
Y ese es precisamente el caso de Samuel García, exgobernador del Estado de Nuevo León, y que ahora compite por la siguiente presidencia de México.
Samuel cumple con todas las expectativas de un joven entusiasta, audaz, y sagaz, y es un ejemplo para la juventud actual por su capacidad de reflejar su muy saludable entusiasmo.
Así ocurrió en su momento con John F. Kennedy, quien irradiaba esa juventud que la sociedad entera espera que pueda replicarse en todos los confines del Mundo para cambiarlo, y John, lo hizo, a pesar de haber sigo hijo de un magnate que llevó a la ruina a la humanidad entera con la caída de Wall Street en 1929, pero, afortunadamente, los votantes estadounidenses jamás consideraron ese antecedente familiar para bloquear su esperanza en John, el hijo de aquel negociador personalista, cuando lo hicieron que fuera el presidente número 35 del país más influyente del planeta Tierra.
Lo repito, el presente ensayo no tiene espectro proselitista, es un simple análisis de lo que puede lograr un joven de 35 años con el entusiasmo que la misma vida le da a los seres humanos en esa época de su vida, y cómo éste mismo podría convertirse en un arquetipo universal.
Nota histórica agregada:
Muchos grandes líderes de la historia lograron sus objetivos siendo menores de 40 años, pero quizá el ejemplo más representativo al respecto, es el de Alejandro Magno.