Un fin de semana entre Robin Williams y Barry Levinson
Hace algunos años, mi tía, prima hermana del abuelo ruso - norteamericano, el hombre más bello que he visto jamás: rubio platino y ojos del color del cielo y la gran figura en mi vida, nos invitó a Connecticut a la boda de su nieto Fagel Rapport.
La ceremonia sería en su casa y tendríamos el "rehersal dinner". Al otro día, sería una gran comida para los invitados de fuera en casa de su vecina, quien era la que había diseño el espectacular banquete del día anterior.
¿Cuál sería nuestra sorpresa?, que la anfitriona de ese palacete cuyos jardines parecían diseñados por el jardinero de Beaux Le Vicomte en Francia, era nada menos que Martha Stewart.
Fue maravilloso. La comida fue formal con nuestros nombres en cada lugar y a mí me tocó Robin Williams... ya comprende mi inquietud de entrevistarlo para que me contara su vida y sus experiencias como dicen los españoles en "el plató".
Durante todo el tiempo, yo hacía las preguntas, y él amable y cortésmente me las contestaba.
Le pregunté qué significaba ser artista de cine, qué le gustaba más, si el drama o la comedia, etc.
Y recordando el programa The Actors Studio, comencé a diseñar las preguntas del cuestionario Proust y comenzamos.
Su color preferido era el amarillo, su música: el blues, el jazz y la de Bach.
En cuanto a su película favorita, me dijo todas, pero que sentía un especial cariño por "Rain Man" que había filmado con Levinson.
Al final le pregunté: ¿si estuviera a las puertas del cielo, qué palabras esperaría de Dios?. Se quedó pensando por un momento y no dijo si creía en Dios o no, pero contestó:
"Si Dios está allí, espero me pase los brazos por los hombros y le contaría una anécdota de Patch Admas que la hice mía y entraríamos como dos buenos amigos sonriendo, esperando que el contará la siguiente...".
Un rato después, ya en el café y postres, Barry Levinson acercó una silla con nosotros y comenzaron a platicar sobre sus películas y autores favoritos.
Levinson comentó que él hacia películas de relatos de su niñez como Radio Days con Mia Farrow y Liberty Heights, en donde representaba la adolescencia con su hermano en unas vacaciones en casa de su tío que tenía una farmacia.
Ayer me tocó ver una de las pocas películas de Levinson que se me había pasado su nombre:"Sleepers".
Trata sobre la vida de cuatro chiquillos, entre ellos Brad Pitt, que habían nacido en uno de lo barrios más peligrosos de Nueva York, esos barrios en los que llegaban irlandeses, judíos, afroamericanos, chinos, etc, que venían a luchar a América y que tanto el padre como la madre trabajaban de sol a sol sin salir de la pobreza.
Su guía espiritual era el padre católico de la iglesia que interpretaba magistralmente Robert De Niro y un capo que haría el papel de Victorio Gassman.
No cuento más, pues me encantaría que la vieran.
Por el tema las actuaciones y la dirección de Levinson, todo parecía ser un sueño y todo Hollywood se encontraba allí.
Hubiera querido conversar con todos, pero el más interesante para mí, fue Barry Levinson el hombre tras las cámaras que ahora su hija sería parte de la familia Rapport.