Viajes y Cultura

Al cenote más profundo del mundo ni en su casa lo conocen

Por cierto, no está en Yucatán…
Aldama, Tamaulipas

Es el cenote más profundo del mundo; contra lo que se supondría, no está en Yucatán y ni los mismos lugareños saben dar señas de cómo llegar ahí.

Mide 335 metros de profundidad; es de una belleza portentosa y el camino es un penar para vehículos de todo tipo, pues no solo es de terracería, sino que está plagado de “trampas” y señalamientos tan rudimentarios, que son más los que se pierden que los que logran llegar.

Pertenece desde hace tres generaciones a una familia de esta zona al sur oriente de Tamaulipas, a hora y media de Tampico, y a 15 kilómetros de la llamada “Cuna de las Vacas”, el municipio de Aldama. 

“El Zacatón” -que así se llama este cenote- está dentro del Rancho “La Azufrosa” y forma parte del Ejido “El Nacimiento”, que oficialmente tiene una población de 500 habitantes que viven de la caña de azúcar y otros productos de la tierra en esta zona.

NASA LO EXPLORA

Cobró fama o al menos empezó a aparecer en las guías turísticas, cuando fue explorado por científicos de la NASA en el año 2007.

Con otros cuatro -entre los que sobresale una belleza llamada “Poza Verde”- forma un circuito subterráneo de aguas azufrosas al que los habitantes de la zona llaman “termales” y les atribuyen propiedades curativas.

El nombre del cenote principal se debe a un grupo de islas flotantes redondas de pastos largos y verdes que se deslizan sobre el agua.

Cuando el viento sopla, las islas se mueven de un lado a otro del cenote, dándole al lugar una magia única en el mundo. De una raspadura en sus paredes se obtuvieron seis tipos de bacterias desconocidas en el mundo hasta ese momento.

BUZO MUERE INTENTANDO LLEGAR AL FONDO

Su profundidad se mantuvo en un misterio hasta que en 1993, Ann Kristovich descendió 169 metros.

El 6 de abril de 1994, el buzo Jim Bowden logró el récord mundial de profundidad para hombres, al descender 282 metros y en ese intento, Sheck Exley murió al llegar a los 268 metros.

En 2007 los expertos precisaron su profundidad en 335 metros y el dato fue divulgado tras las exploraciones de científicos de la NASA, que sumergieron al robot DEPTHX (Deep Phreatic Thermal), que pesaba una tonelada y media y fue equipada con 16 computadoras y cien sensores.

Es el único artefacto que ha llegado al fondo de este cenote, que durante la pandemia permanece cerrado y solo es abierto para visitantes que lo solicitan con antelación y que están dispuestos a sortear las dificultades de caminos, señales y el desdén de autoridades municipales, estatales y federales que, poniendo el huevo turístico, no lo cacarean.

(Exclusivo para DETONA, con información de soporte de la NASA).