-Bien, gracias. “(Honestamente, ¡no!)”.
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo.
María Fernanda García Sada
Cuando te preguntan “¿Cómo estás?” en cualquier idioma y parte del mundo, la mentira más frecuentemente usada es “¡Muy bien!”.
Seamos sinceros, a veces no nos encontramos ni sentimos al cien. Al ser políticamente correctos no decimos verdades, no nos pronunciamos en contra de algo que creemos erróneo, ni siquiera cogemos valentía para tomar una postura, por más impopular que sea; somos tibios, neutrales, nos quedamos inmóviles o seguimos a la mayoría en contra de nuestro bien. Por el contrario, ser políticamente incorrectos, es decir, pronunciar verdades, es mal visto, castigado, como explico en el siguiente artículo de mi autoría:
Por no meternos en problemas, hasta consentimos, incluso, apoyamos. Somos incongruentes y adoptamos un comportamiento de rebaño para no ser alienados, quedarnos fuera, en lugar de unirnos contra las injusticias, las mentiras, la corrupción. Cedemos voluntariamente nuestro poder, ignoramos nuestros valores, traicionamos nuestros principios por ser “buenos” (whatever the hell that means nowadays!); nos incorporamos a una manada, pues no queremos preocupar, molestar, debatir, irritar, “entristecer” a otros; portamos una etiqueta falsa para no entrar en chisme, ser juzgados o sentirnos rechazados. Adaptamos el statu quo sin pensar, sin analizar, sin cuestionarnos cómo esa postura nos afectará a todos. No lo digo yo, lo dice la ciencia:
¿Quiénes son los perdedores? La respuesta es obvia.
Pero el sector más afectado hoy en día es la niñez, nuestro futuro derrotado en casi todas partes del mundo, entregado sin mayor reflexión a Estados administrados por explotadores enfermos de poder, ladrones profesionales, piratas saqueadores, pedófilos y psicópatas.
Lo voy a decir con todas sus letras, aunque la verdad nos produzca dolor: ¡Nosotros pusimos ahí a esos criminales con nuestros votos! al delegar y endosar irresponsablemente obligaciones que nos corresponden a los padres, a los ciudadanos. Por lo tanto, impera la impunidad y no hay consecuencias negativas para el crimen organizado gubernamental porque se protegen entre sí en todos los aparatos e instituciones, todos están coludidos y los ciudadanos estamos a merced de ellos, nos quedamos indefensos.
Por si eso fuera poco, la imposición de la actual locura “educativa” tiene origen en la oscura agenda de otros “gobernantes” no electos democráticamente (como los dirigentes del Foro Económico Mundial o de organismos tan poderosos como la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud).
Te recomiendo el siguiente video:
Esta famosa Agenda 2030, altamente lucrativa, obedece a intereses de multimillonarios como Bill Gates y de enormes corporaciones que dañan a la población mundial al navegar con la bandera blanca llamada “colectividad”; implementan sus objetivos maquiavélicos a través de la mentira, la manipulación, el fake news (al curar y censurar las noticias), el adoctrinamiento de nuestros hijos, el impulso de un cambio de lenguaje y de cultura con la excusa de una inclusión enferma, malentendida. Los gobiernos mundiales siguen esta oscura agenda.
Samuel Adrián, un YouTuber, resume el tema y lo denuncia en su canal:
Los gobiernos siempre han sido tiránicos, sin embargo, ya no nos tienen respeto, mucho menos miedo.
“La educación es un arma, cuyo efecto depende en quien la tiene en sus manos y a quién apunta”, dijo el dictador Joseph Stalin, ferviente partidario de la escolarización obligatoria.
Con mayor descaro, los gobernantes imponen su mano de hierro al secuestrar la educación de nuestros hijos. La familia ya no tiene ni voz, ni voto. En otros países están encarcelando a quienes se pronuncian en contra: a los mismos menores que actúan de acuerdo a los valores universales, a los padres de familia que los defienden y algunos maestros que abogan por los niños que, en su inocencia, ignoran. Desean hacer lo que cualquier persona mentalmente sana haría: no enredarse en la locura y protegerlos de las garras del Estado. Recordemos que al sistema comunista todo le pertenece, hasta nuestra fe.
Bien dijo Mark Twain: “En primer lugar, Dios creó idiotas. Esto fue para practicar. Luego hizo consejos escolares”. Sabemos quiénes componen las direcciones de los colegios, conocemos las caras de los diputados, de los senadores y muchas identidades de los funcionarios de la educación pública. Pero, ¿quiénes son los idiotas a los que se refería el famoso escritor estadounidense? Los invito a hacer un sincero y profundo examen de conciencia y no delegar responsabilidades.
“No hay nada en la Tierra destinado a gente inocente tan horrible como una escuela”, escribió George Bernard Shaw. La lista de genios que acuñaron frases famosas contra la educación y el adoctrinamiento es tanto interminable como abominable porque, efectivamente, es un arma.
Salvo matemáticas y el propio lenguaje (que ni siquiera son bien enseñados por los defectuosos libros de texto mexicanos) los colegios a nivel mundial no enseñan conocimientos básicos como ética, civismo, leyes, primeros auxilios, medicina naturópata, agricultura, conservación de alimento, nutrición, cocina, higiene, salud mental, conciencia, psicología, oficios útiles para la autosustentabilidad, finanzas, conseguir trabajo, pagar impuestos, en suma, aprender a sobrevivir en el mundo y la sociedad antes de especializarse en cualquier otro rubro que obedezca a una vocación en específico.
Un rapero compone una canción sobre la inutilidad del sistema educativo:
Aunque cometió muchos errores, las proféticas palabras de la anarquista Emma Goldman son tan asertivas que me vuelan la cabeza: “Puesto que todo esfuerzo en nuestra vida educativa parece estar dirigido a hacer de la niñez extraña a sí misma, debe necesariamente producir individuos extraños entre sí y en eterno antagonismo entre sí”.