De lo que habla la boca…
En su inconmensurable soberbia, López Obrador cree que puede leer el pensamiento y las motivaciones de los cientos de miles de mexicanos que nos manifestamos en la Marcha por la Democracia.
Cree irresponsablemente que nos beneficiamos de la corrupción, que estamos inconformes y que ansiamos regresar al pasado.
Se equivoca, señor presidente, y además miente
No hay ningún ser humano que pueda generalizar de esa manera sin caer en falsedades.
Vi ríos de gente en el Zócalo de la Ciudad de México, como también vi una Macro Plaza en Monterrey abarrotada de ciudadanos que alzaban su grito para defender algo que no es una cortesía de la 4T:
La frágil democracia mexicana; esa que también es tan noble que ha permitido al partido en el poder la posibilidad de dinamitar los puentes que les permitieron llegar a ocupar el lugar que ahora se aferran a conservar.
Y en 170 ciudades en México y en otros países, supe como nuestros compatriotas se reunieron con el mismo fin.
Sobrevivientes
Vi a sobrevivientes de cáncer, que tuvieron que viajar a Estados Unidos a recibir un tratamiento porque en México no lo tenían y sin esas atenciones, hoy no estarían ya con nosotros.
Escuché parte de médicos mexicanos que trabajan en el IMSS, comentar que tenían que agendar a algunos pacientes en 3 o 4 meses, sabiendo que ya no los iban a volver a ver.
Ese es el servicio médico que un irresponsable dice que el próximo marzo será mejor que el de Dinamarca.
Vi a mexicanos emocionados cantar el Himno Nacional
Me emocioné con niños acompañando a sus papás curiosos por saber qué nos movía a estar gritando frente al Consulado de México en Houston.
Vi a Javier Lozano Alarcón viajar desde la ciudad de México a acompañar a los migrantes y unir su voz a la de ellos para exigir que nos respeten.
Lo que no vi…
Fue a la gente perversa que López Obrador describe.
Quizá su mente rencorosa y acomplejada proyecta lo él trae adentro.
Señor presidente...
Las heridas que usted ha abierto a los mexicanos, polarizándonos y enfrentándonos unos a otros, van a tomar muchos años en sanar.
Afortunadamente, México es mucho más que un hombre amargado y obscuro
A pesar de que usted se merece pagar las consecuencias de sus actos, no le deseo nada malo, solo que deje de meter las manos en las elecciones y que se vaya al término de su mandato a su rancho y nos deje a los mexicanos olvidarnos de usted y de su tormentoso sexenio.