(De)crecimiento con AMLO: -0.4%
Durante el sexenio de López Obrador, el PIB por habitante se contrajo 0.4%, el primer registro negativo desde que Miguel de la Madrid pasó todo su gobierno enfrentando la herencia lopezportillista.
El INEGI publicó ayer las cifras correspondientes a 2024 y en el último año del tabasqueño en Palacio Nacional (ahora ejerce mando a distancia) la economía mexicana creció 1.3%, el año en que el anterior presidente había ofrecido una cifra casi cinco veces superior (6.0%).
El compromiso, plasmado en su Plan Nacional de Desarrollo, era que el promedio sexenal sería 4.0%.
La realidad fue muy distinta: 0.9%.
Por supuesto, ocurrió la pandemia, el gran pretexto (y el anillo al dedo) de AMLO para argumentar que se descarriló su tren económico.
Pero ese efecto se anula quitando del cálculo el año de la pandemia (2020), con su contracción de -8.4%, y el año del rebote (2021), cuando el PIB se expandió 6.0% (mucho menos que la caída dadas las políticas de López Obrador de no rescatar empleos).
El promedio de los cuatro años restantes fue 2.0%, exactamente la mitad de lo ofrecido.
¿Cómo se compara ese registro promedio con la tan denostada, por el tabasqueño, “era neoliberal”?
Considerando todos los años, sin quitar crisis o rebotes (esto es, 1983-84, 1986-87, 1995-96 y 2009-10), entre 1982 y 2018 la economía mexicana creció 2.1%, cifra ligeramente superior al 2.0% alcanzado por el obradorismo quitando pandemia y recuperación.
Si se eliminan también las mencionadas crisis y rebotes entre los sexenios de De la Madrid y Peña Nieto, el promedio sube a 2.8%.
No puede argumentarse que esa cifra sea algo espectacular (muy lejos de ser un crecimiento tipo China, Corea, Irlanda o incluso, Chile), pero sin duda mucho mejor.
López Obrador obtuvo un registro negativo en PIB por habitante porque inició la destrucción, incluso antes de arrancar su sexenio, con la cancelación del aeropuerto de Texcoco, una acción que aseguró una ligera recesión en 2019 (-0.4%).
- En los años subsecuentes sentó las bases para reducir (más) el crecimiento de largo plazo de la economía mexicana, con inversiones astronómicas en proyectos no solo de bajo impacto en el PIB nacional, sino que además tendrán pérdidas financieras durante toda su existencia operativa.
- La más importante, Pemex (que recibió quebrada y en un agujero, y que hundió mucho más con su estrategia de seguir cavando).
- Como parte de los sueños de restaurar a México como potencia petrolera es necesario agregar la refinación (sobre todo, la construcción de Dos Bocas).
- Finalmente, una pesadilla financiera y ecológica: el Tren Maya, destructor de selvas, cenotes y fauna.
- Solo la refinería tabasqueña y el tren peninsular costaron más de un billón de pesos, y ninguno de los dos está siquiera terminado en 2025 (aparte del fracaso espectacular del ferrocarril, que ha tenido que reducir sus operaciones dado su escaso atractivo).
Ya ese -0.4% es pasado.
El futuro pinta igual de negativo.
Obedeciendo ciegamente el llamado “Plan C” que le heredó el tabasqueño, Claudia Sheinbaum ya consumó la destrucción del Poder Judicial, un arranque todavía más desastroso que haber cancelado Texcoco.
También le gustan los trenes y hará los suyos, ambicionando llegar hasta la frontera norte, aparte de agregar carga al desastre del Tren Maya.
En este primer año también se vislumbra recesión y será otro sexenio de crecimiento bajo.