El azote de la desmemoria
Por un lado, impide a los jueces y magistrados a emitir el veredicto de la vida licenciosa.
De sus encuentros frecuentes, ordinarios, con sexo servidoras y porno stars de fama internacional. En el total de fiscalización tramposa para declarar la bancarrota en más de una veintena de ocasiones.
Los Estados Unidos de América dejaron de funcionar como la tierra de libertad y oportunidades. Hoy hasta una urgencia financiera ficticia puede darle poderes imperiales para amenazar las democracias participativas.
Secuaces de la peor fama, disculpe, colaboradores del primer círculo, cuentan las horas para la ascensión al descenso moral por los próximos cuatro años.
Al sur del Río Grande, el presidente de México, Claudia Sheinbaum Prado, según las encuestadoras no afines al régimen, le sitúan con un 77% de aprobación en sus primeros 100 días de mandato.
Visito ya los 32 estados del país. No prometió nada imposible. Solo obras fondeadas de manera tripartita. Nada por encima de las posibilidades reales de ingresos y egresos.
Su papel es realista ante la poca o nula oposición convertida en madeja.
Al otro lado del muro imaginario, de la infame ruina de hormigón, metal o boyas flotantes, Donald Trump, despierta la falsa iniciativa de renombrar al Golfo de México como el Golfo de América. Parece salido de un ramalazo cinematográfico de Mauricio Garcés. La diferencia clave de la opacidad, desmemoria y poco tacto, de quien aún no asume mandato como el número 47 en la lista de presidentes.
Una parte ultraconservadora de protestantes, identificados con los republicanos, piensan en Trump como el Anti-Cristo. Ahora solo esperan la aparición del falso profeta y de la bestia.
De entrada, en sus bunkers, guardan alimentos enlatados para dos años de contingencia.
Por si se le ocurriera a Mr. President comenzar el invierno nuclear.
Comida, armas y muchas municiones contra los infieles infiltrados en su territorio.