Tiempos tormentosos
La era de la globalización y del incremento del comercio global están en riesgo ante el escenario de que políticos nacionalistas y proteccionistas están llegando al poder en diversos países del mundo, quienes, en su búsqueda de un supuesto mejor futuro para la economía doméstica, están cerrando sus fronteras al comercio, -a través de la imposición de aranceles- y combaten la migración.
El inminente regreso de Donald Trump a la presidencia en los Estados Unidos y la inesperada renuncia del Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, sumados al repunte enlas encuestas del Partido Conservador en ese país, será determinante para el futuro del T-MEC.
Trudeau pertenece a una generación de líderes políticos con tendencias liberales o progresistas que actualmente se encuentran en retroceso en distintas regiones del mundo, ante el avance de liderazgos conservadores, nacionalistas, proteccionistas e incluso, demagógicos.
La posibilidad de imponer políticas proteccionistas en ambos socios comerciales de México, así como las tensiones que sostienen China y Rusia contra las economías de occidentes, pronostican una desaceleración del comercio internacional, lo que además de impactar de forma negativa a los mercados emergentes, ya que la imposición de aranceles encarecerá los productos y reducirá la competitividad de los mercados globales.
Otro efecto negativo de las prácticas proteccionistas y las políticas nacionalistas tienen que ver con el aumento de tensiones entre países.
Estas disputas comerciales por el control de mercados, como es el caso de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, podrían derivar en tensiones militares en regiones estratégicas, como Medio Oriente, o agravar el conflicto entre Rusia y los países de la OTAN en sus fronteras.
En el ámbito migratorio, las oleadas de migrantes hacia Estados Unidos podrían quedar varadas en Méxicio; si a este escenariosumamos las deportaciones masivas que el presidente electo de Estados Unidos ha anunciado, ocasionarían una crisis humanitaria sin precedentes en nuestro país, y detonarían violaciones persistentes a los derechos humanos en los centros de detención migratoria.
Estas condiciones podrían ser el gérmen de un nuevo orden mundial, donde las políticas públicas globales sean remplazadas por un exacervado nacionalismo y un enfrentamiento entre naciones, dejando atrás la cooperación multilateral.
Esperemos que este 2025, a pesar de los desafíos señalados, la humanidad fortalezca las relaciones internacionales para combatir problemas comunes como el cambio climático entre otros.
También confiemos que las nuevas generaciones logren superar el aislamiento y la fragmentación que amenazan al mundo.