El Exorcista del Papa - The Pope’s Exorcist / EUA, 2023
Russell Crowe interpreta a Gabriele Amorth, padre de la iglesia católica que enfrenta a los más terribles demonios a los que debe exorcizar.
Situada en 1987, se supone que en una abadía abandonada en España, una madre y sus dos hijos confrontan a un mal que posee al hijo de ella y sólo Amorth es el único que puede ayudarlos.
Caray, es muy sorpresivo ver a Crowe entrar al género de terror y en una rama muy quemada en la industria cinematográfica.
Nada más hay que considerar que El Exorcista del Papa sería la quinta película del tema en dos o tres años (El Exorcista de Dios, La Luz del Diablo, La Exorcista, El Ultimo Exorcista).
Basado en los libros del padre Gabriele Amorth, religioso considerado como lo describe el título de la película, El Exorcista del Papa, y que presume 100,000 exorcismos.
Pintado como un personaje pintoresco, el padre Gabriele enfrenta el reto de exorcizar a un demonio, pero igual esclarecer el misterio enterrado en la abadía. El primer misterio es cómo llega la abadía a ser herencia de una pareja española-americana cuando los terrenos que albergan instalaciones de la iglesia, son de la iglesia o municipalidades, no de particulares.
El otro misterio es: ¿nadie se da cuenta al escribir los guiones que todos tocan los mismos puntos?
- Un exorcismo que termina mal
- El padre que duda de su fe
- El demonio que trae “plan con maña”
A como pinta Crowe a su padre Gabriele, me recordó demasiado al padre Lucas de Anthony Hopkins en El Rito (2011) y en historia se parece demasiado, mucho a La Luz del Diablo (Prey for the Devil, 2022).
Pero esto sucede porque se trabaja bajo los mismos parámetros y las historias se encasillan en los mismos personajes, movimientos, los mismos giros y al final, el mismo rito del exorcismo... y no hay vuelta de hoja.
El arranque de la historia es vertiginoso: a la velocidad de la luz, pasamos de un exorcismo a una confrontación con el círculo interior del Vaticano, a la familia que habitará la abadía y el niño es poseído, y el padre Gabriele de una escena a otra ya está en España.
Pasamos a la parte lenta, donde a duras penas se les ocurre situaciones para asustar, que la verdad la película no asusta nada, cortesía de que no tiene relleno o historia que la sostenga.
Lo único que vemos es a Crowe haciéndole al gladiador contra las huestes del infierno, mostrando un lado simpático del cura que hace chistoretes, que es serio y super serio, y nada más.