Gerontocracia diplomática
Gerontocracia significa gobierno de los ancianos, proviene del griego gerontos (anciano) y kratos (gobierno).
Respetables personas de edad bastante avanzada ocupan hoy puestos diplomáticos que requieren plenas condiciones físicas y mentales para asumir la delicada tarea de promover los intereses de México en el extranjero.
Algunos embajadores y cónsules generales tuvieron una buena educación, ocuparon cargos importantes, escribieron varias obras, enseñaron en universidades, pero al acercarse al ocaso de la vida se rehúsan a aceptar que los mejores años ya pasaron.
Los gerontócratas diplomáticos desplazan a los jóvenes diplomáticos profesionales, quienes durante largos periodos se han preparado durante toda su vida para llegar a ser embajadores y siguen esperando.
Políticos de dudoso mérito mucho mayores de los 70 años.
Existe un trato discriminatorio a los diplomáticos de carrera pues están obligados a jubilarse al cumplir los 70 años, y con frecuencia las vacantes son ocupadas por políticos de dudoso mérito que tienen mucho más de los 70 años de edad.
Así como la Ley del Servicio Exterior Mexicano establece la edad mínima de 30 años para ser designado por el Presidente de la República embajador o cónsul general, de igual manera se debe reformar la Constitución para delimitar a 70 años la edad máxima para ejercer el cargo de manera equitativa, en condiciones iguales para todos.
Con el peso del tiempo, con la salud mermada, gerontócratas ocupan puestos de alto nivel en la SRE o en el extranjero.
Podrán contar con larga experiencia en el campo de las relaciones internacionales, doctorados y reconocimientos, pero se rehúsan a aceptar que sus mejores años han pasado y por su egoísmo les cierran el paso a los jóvenes.
Carmen Moreno Toscano, de 83 años, ha sido una respetable embajadora de carrera que se jubiló al cumplir los 65 años y merecidamente recibió distinciones y su compensación de acuerdo con la antigua ley en vigor.
Pero la embajadora Moreno Toscano cambia de sombrero según le conviene: a veces se pone el capelo de diplomática de carrera, otras veces lo cambia por la cachucha de diplomática política.
Ya jubilada, al principio de este gobierno ocupó la embajada de México en Nicaragua, a propuesta de Marcelo Ebrard, pero en ese momento dejó de ser de carrera para convertirse en embajadora política, lo cual nada lo impedía.
Sin embargo, doña Carmen fue nombrada por Ebrard subsecretaria de Relaciones Exteriores, que por ley este cargo clave en la estructura de la SRE está reservado a un embajador de carrera en activo.
Como si no fuera suficiente ser embajadora emérita, asus 83 años, la subsecretaria goza de una envidiable energía pues ahora busca una embajada para seguir trabajando, después de presionar a varios embajadores de carrera para que solicitaran una jubilación anticipada, aun sin cumplir los 70 años que marca la ley.
Existen otros casos de distinguidos miembros de la gerontocracia diplomática, aunque no son todos:
- Víctor Manuel Barceló Rodríguez, embajador en Uruguay, tiene 87 años.
- Pablo Marentes González, cónsul general en Austin, 85 años.
- Romeo Ruiz Armento, embajador en Guatemala, 82 años.
- Juan José Bremer, embajador ante la Unesco, 79 años.