Hombre Lobo (Wolf Man/ EUA, 2024)
Hombre Lobo del director Leigh Whannell, realizador de El Hombre Invisible (2020) presenta una variante del género de terror del licántropo, el hombre que cuando hay luna llena se convierte en un monstruoso lobo.
Una familia queda atrapada en un bosque a manos de una criatura que los está acechando, mientras que el padre de familia (Christopher Abbott) lentamente se está convirtiendo él mismo en otro monstruo.
Así como en El Hombre Invisible el director cambió la idea del clásico ente por otros rumbos, en esta película el hombre lobo es de otro origen y se mueve en la faz de la Tierra sin una explicación de qué normas o leyes rigen sobre su transformación por encima de que es salvaje y peligroso de cruzarse en su camino.
Lo único es que de ser una criatura que se le veía a lo lejos y de forma esporádica, en el filme cambia todo eso y se convierte en un ser permanentemente al acecho de seres humanos.
La familia, padre, mamá (Julia Garner) e hija (Matilda Firth) vienen de la gran ciudad donde al parecer ya viven un gran distanciamiento entre ellos, un tremendo recurso cinematográfico para dar pie a todo lo contrario y de hecho somos testigos de eso.
La criatura que los comienza a perseguir los obliga a ser mas unidos que nunca y la aterradora idea que el papá se está convirtiendo en un monstruo es la amenaza imperante en el filme.
En este momento la película corre ideas interesantes y el realizador Whannell trabajando su guion quiere darle todo el tiempo del mundo, demasiado tiempo a la transformación, pero demasiado, para acentuar el dolor que ocasiona en la familia, sobre todo en la niña.
Somos testigos de una tragedia, no una película de hombres lobos, sino una película que se convierte en una especie de tragedia griega y al parecer cuando ya tenemos un final… no, la trama sigue por el mismo rumbo y la vuelve otra tragedia, una Shakespeariana.
De hecho, el realizador hace exactamente lo mismo que en El Hombre Invisible, pero ahí el espectro de ideas que barajea el director y la realidad que la víctima del hombre invisible tiene mas opciones en la historia, opuesto a la mamá en Hombre Lobo limitada a huir, refugiarse y esconderse.
Demasiado obvio que aquí no hay hombres lobo, hay personas sufriendo ¿y el terror?, bien gracias.
Se nota cierto aire de Lobo (Wolf, 1994) la de Jack Nicholson, donde por igual de la nada aparece un hombre lobo pero en pleno Los Angeles y sin reglas fijas de cómo opera la maldición del lobo en él y los demás.
Y se comete el error de darle mas carnita (válgame la comparación) a ese sufrimiento y dolor de los personajes, tratando de humanizarlos, para demostrar que precisamente no existe ese distanciamiento y los lazos de la familia y el amor entre ellos es lo que permite llegar a la conclusión dónde se gana y se pierde pero todo bajo un doloroso común acuerdo.
O sea, Hombre Lobo no es película de terror dentro del género de los clásicos y por si sola como reinvención de la leyenda, dista mucho de cumplir, literalmente se la comen a mordidas tanto Un Hombre Lobo Americano en Londres, no se diga The Howling.
Dice el anuncio a la entrada de la propiedad a donde llega la familia, “no hay nada aquí que valga la pena por qué morir”… lo mismo se puede decir del filme, aquí no hay hombre lobo que valga la pena por qué morir.