¿Importa ser mexican@?
1.
Rechazo internacional ha obtenido la unilateral medida del dictador Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, de quitar la nacionalidad nicaragüense a los opositores que ha enviado a los EUA o, como en el caso del obispo Rolando Álvarez, que se han negado a salir de su país, y han sido encarcelados.
Se les acusa de ser traidores a la patria, por lo que es mejor dejarlos sin ella.
Insignes nicas de la literatura, como Gioconda Belli -Premio Sor Juana Inés de la Cruz, 2008- y Sergio Ramírez -Premio Cervantes, 2017- han reaccionado ante la medida.
2.
La Belli, en una entrevista televisada en España, ha roto con unas tijeras su pasaporte actual, argumentando que no va a dejar de ser quien es por no tener ese documento.
Ramírez, también exiliado desde hace tiempo en Iberia, y en diálogo con BBC Mundo, sentenció:
“Te pueden despellejar, pero tu país no te lo quitan ni aunque te dejen en carne viva”.
Llama la atención que ambos personajes acompañaron al actual tirano cuando, allá por los 70’s, derrocaron a Somoza. Hoy se les paga borrando sus nombres del registro civil.
3.
Gioconda y Sergio, aunque le pese a la dupla Ortega-Murillo, mantendrán su ciudadanía existencial, aunque les sea retirada la formal.
Aman a su Nación, han arriesgado su vida por ella, han sufrido persecuciones y expulsiones, han peregrinado por el mundo cargando a cuestas su poesía y sus cuentos, su dolor por el giro anti-revolucionario que dio la revolución lograda con su aporte.
Tarde o temprano, vivos o muertos, regresarán a la tierra de Sandino, que también es la suya, pues nunca las tiranías son eternas, y la actual tampoco lo será.
4.
Pero: ¿si nos sucediera nosotros?
¿Si a causa de nuestras posiciones políticas, hoy polarizadas, se nos condenara al exilio y se nos arrebatara nuestra mexicanidad formal? ¿Nos lamentaríamos como lo hacen la poeta y el escritor agraviados, al igual que obispos -han sufrido la misma suerte- y cientos de ciudadanos nacidos en Nicaragua pero que ya no son nicaragüenses, gracias a los caprichos de la combinación Ortega-Murillo? ¿Haríamos lo posible, legalmente, para recuperar el carnet que nos acredita como mexicanos(as)?
5.
No en todos los casos.
Y me parece paradójico que, quienes no han podido disfrutar de los beneficios que otorga este cuerno de la abundancia -así se le decía a México-, y cuyas tradiciones y costumbres les hicieron apegarse a sus raíces, al ser expulsados allende nuestras fronteras sí extrañarían al mariachi y al tequila, a la Basílica de Guadalupe y a nuestras playas, al mole poblano y al machacado con huevo norteño.
Para ellos sí sería una tragedia llegar a un lugar en donde no tienen patrimonio, no hablan el idioma, no serán bien vistos.
6.
Pero para los amantes de las culturas extranjeras, ya con doble o triple naturalización en el bolsillo, con abundancia de recursos económicos -obtenidos, no se olvide, en estas tierras-, y deseosos que sufriéramos una invasión para incorporarnos al estado de Texas: ¿sería una desgracia que les despojaran de su nacionalidad mexicana? No lo creo.
A menos que, como en el caso nicaragüense, también se les decomisaran sus bienes materiales. Allí sí habría protestas e inconformidades.
Ser mexicano(a), o no, pasaría a un segundo término.
7.
Cierre icónico.
Qué curioso. La animadversión en contra de AMLO, sobre todo en sectores económicos pudientes, no desaparece sino por el contrario: se incrementa.
Según el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), los apoyos económicos entregados en los primeros años de gobierno del actual presidente de la república se triplicaron entre la población más rica del país, mientras que disminuyeron entre las personas con menos ingresos.