La Nueva Constitución: ¡Con olor a cabrito!
Ser gobernante no es nada sencillo... pero tampoco lo es ser ciudadano comprometido con la sociedad.
Sobre todo porque vivimos en un país donde los ciudadanos estamos cada día más a la deriva, desprotegidos, sin la voz ni la fuerza de aquellos empresarios de antaño que con valentía y gallardía daban la vida por la Patria.
Hoy, sin duda, el camino hacia el desarrollo y la prosperidad es incierto. Por un lado nos quejamos del gobierno que tenemos y por el otro nos cruzamos de brazos o esperamos a que suceda el milagro Guadalupano.
¡Ah! Y también nos hemos convertido en “repetidores” (en “copiones” con orejas enormes y sin ojos) de lo que dicta la moda, o nos dicen otros pues se nos hace más atractivo ser aceptado, estar “in” que buscar la verdad.
Es cierto que lo fácil es más cómodo, pero también es una realidad que nada en esta vida es gratis.
Lo bueno cuesta ¡y mucho! Intentar cambiar las cosas para bien no es sólo repelar, protestar, vociferar. Es investigar, formarnos, trabajar, luchar, fregarse, involucrarnos de lleno en los cambios que deseamos para el futuro de nuestras vidas y de nuestra sociedad.
Ser ciudadano de un país o estado no es casualidad del destino o coincidencia, es responsabilidad, compromiso, pero sobre todo requiere de tener una misión clara y definida.
En su libro “Encuentra Tu Camino”, Laurie Beth Jones nos recuerda que los grandes líderes que lograron grandes cambios tuvieron una misión que se podia resumir en una sola frase, por ejemplo:
“La misión de Abraham Lincoln era preservar la Unión. La de Nelson Mandela era acabar con el apartheid. La de Madre Teresa mostrar misericordia y compasión por los moribundos…”.
Y que decir de Jesucristo que vino al mundo con la misión de salvarnos de nuestros pecados. Así han existido cientos de grandes hombres y mujeres cuyas victorias políticas y sociales se han basado en tener clara y concisa su misión.
Lo anterior viene al caso porque...
...justamente en las últimas semanas un grupo de ciudadanos, asociaciones y organismos de la sociedad civil conscientes de su misión, participamos en el proyecto de segunda vuelta de la Reforma Integral de nuestra Constitución.
En el Congreso del Estado se realizaron mesas de trabajo en donde nuevoleoneses, adultos y jóvenes, dimos no sólo ideas, sino argumentos sólidos basados en la ciencia, pedagogía, antropología, tratados internacionales, y demás para conseguir reformas constitucionales acordes al sano desarrollo, bienestar y seguridad de la niñez y las familias de Nuevo León.
Nuestro trabajo ciudadano fue estar atentos, analizando aquellos artículos o palabras que no encajaran con las necesidades de los nuevoleoneses o incluso los pudieran perjudicar.
El trabajo de los legisladores fue dialogar, escuchar, tomar nota y analizar lo que se les proponía. Y así lo hicieron.
De tal manera que al final ¡el olor a cabrito, hizo presencia!
Y se demostró lo que decíamos líneas arriba: Lograr un cambio social o político (también familiar) requiere de trabajo, perseverancia y tener claro el objetivo…
También hay que mencionar que nada de este esfuerzo hubiera dado frutos sin un Congreso con la apertura y claridad de pensamiento de la actual legislatura de Nuevo León.
Con 38 votos a favor y 2 en contra, hoy la “Nueva Constitución” ya se cocinó, y aunque sabemos que no es perfecta pero sí perfectible, tiene plasmado en buena parte la idiosincrasia de los nuevoleoneses, sus valores y convicciones.
No podemos dejar de reconocer también al Gobernador Samuel Garcia.
Pudiendo imponer algunas ideas personales o de su partido, dejó en manos de los diputados y ciudadanos las reformas finales del documento constitucional.
No hay más, la historia siempre ha demostrado que las personas o grupos que tienen bien definida su misión y se esfuerzan por cumplirla, consiguen los grandes cambios.
Pero también es fundamental para lograr cambios cada vez mejores y mayores que los ciudadanos salgamos de la comodidad o la idea de estar “in” o esperar a que llegue “alguien” a hacer las cosas por nosotros.
Es necesario afrontar lo que se tenga que afrontar para llevar a cabo para cambiar el rumbo de las cosas… aunque todo parezca pintar en nuestra contra: