La poderosa visión femenina
La raíz más profunda de lo femenino se halla en la maternidad, por eso las mujeres son las que confieren una dimensión humana a todas las relaciones.
Los acontecimientos violentos de los últimos meses en México hacen necesaria esta reflexión.
La maternidad es de esencial importancia para el futuro de la sociedad actual. No sólo la biológica, también me refiero a la interior, al instinto que las mujeres (con hijos o no) llevamos dentro de nosotras y nos lleva a guiar, proteger, formar hombres y mujeres de bien.
¿Pero, como hacerlo en medio de la crisis social que vivimos, en donde justamente el valor de la vida humana está por los suelos?
Tan sólo en los últimos cuatro años en Nuevo León se disparó en 728% la desaparición de niños, al pasar de 25 niños desaparecidos en el 2017 a 207 el año pasado. El informe difundido hace unos días por la Secretaria de Gobernación nos lleva a pensar en la gravedad de este problema que sabemos está relacionado con la trata de menores y el narcotráfico.
No hay nada que pueda producir más indignación que el sufrimiento de los niños, y sin embargo, en medio de la crisis política que vivimos, del relativismo moral, hoy NO se palpa esa gran indignación en organizaciones de mujeres, a pesar de ser un derecho natural de las madres hacer todo lo posible por impedir estas situaciones.
Por un lado, nos aterrorizamos e indignamos por las brutales escenas de violencia en medio de un partido de futbol de la Liga MX, y por el otro, las desapariciones de niños y niñas o las legislaciones para permitir el aborto (el asesinato a niños no nacidos) tiene a muchos sin cuidado.
Lamentablemente, movimientos supuestamente defensores de los derechos de las mujeres se han convertido más que en defensores, en resentidos, violentos, anarquistas, destructores de monumentos, comercios, iglesias, en fin.
Por todo eso y más, hoy se necesita gritar desde las azoteas aquellas palabras de Janne Haaland Matláry a inicios del siglo 21:
La trivialización del acto de matar constituye hoy la más grave de las amenazas a nuestra civilización. Las mujeres tenemos que actuar, asumir nuestras responsabilidades.
Cuántos antropólogos, psicologos, escritores, coinciden con lo anterior.
Un ejemplo es el de Andreina Seijas, consultora venezolana quien desde el 2013 se incorporó al BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para trabajar con iniciativas de ciudades emergentes y sostenibles.
Ella se concentra en tres ventajas de la capacidad de las mujeres para conseguir una sociedad más humana:
- Ciudades más humanas. Explica que estudios demuestran cómo las mujeres líderes tienden a demostrar mayor compasión y empatía, así como un estilo de negociación más justa y equitativa. Sienten mayor compromiso por promover soluciones a los problemas que enfrentan otras mujeres y los niños.
Las mujeres tienden a invertir una mayor proporción de ingresos en sus familias y comunidades que los hombres. En este sentido, la presencia femenina en gobiernos locales favorece la incorporación de nuevos temas que muchas veces no son tomados en cuenta en agendas legislativas.
- Ciudades más seguras. Las amenazas de crímenes y violencia afectan particularmente a las mujeres.
Andreina demuestra que planificar y diseñar espacios más seguros para todos los grupos sociales, se requiere no solo elementos de hardware (iluminacion, paisajismo, mobiliario urbano, entre otros) sino también elementos de software, es decir, politicas públicas que tomen en consideración las necesidades de las mujeres. Tomar en cuenta la visión femenina dentro del proceso de planificación urbana es esencial.
- Ciudades más avanzadas. Historicamente, las mujeres han estado ligadas a avances en campos como la educación, la infraestructura y la salud a nivel local. Esto podría traducirse en mayores niveles de desarrollo humano y calidad de vida en nuestras ciudades.
Ojalá nos demos cuenta a tiempo de la importancia de la participación ciudadana de la mujer, que nada tiene que ver con exigir por exigir cuotas de género en candidaturas locales y federales, sino en impulsar a esos espacios y otros más a las mujeres mayormente preparadas, conscientes del valor de su poderosa visión femenina.