Ladrón de mi trabajo

Alejandro Jodorowsky DETONA como todos los domingos. Hoy, una añoranza por su hijo Cristóbal, muerto en México en 2022, a los 57 años.
París.- 

Mi hijo Cristóbal tuvo siempre el problema de cómo superarme.

En noviembre de 2022, a mis 93 años, escribí un libro dos meses después de su muerte.

Trata del desconsuelo que eso me causó y de mi relación con el heredero natural de mi trabajo.

Cuando Cristóbal tenía 7 años lo llevé a mi biblioteca.

Era un niño inseguro y sensible que resintió haber vivido lejos de su padre sus primeros años.

Encendí incienso, le pedí que se arrodillara con las manos cruzadas sobre el vientre y lo senté frente a mí.

Respiré hondo y con la mirada fija en un punto lejano le dije:

  • No comienza, no termina. ¿Qué es?

Cristóbal no supo qué decir. ¿Qué adivinanza era esa?

Temía que si equivocaba su respuesta me perdería nuevamente.

  • "Va y viene", musitó.

Le dije: Eres astuto, mereces que te cuente el sentido de los koans
https://youtu.be/UCJKe8XycqI
Inicié así a Cristóbal en los acertijos zen

Cuando cumplió 13 años le plantee el koan más difícil:

  • En un bosque hay un tigre feroz con un collar de diamantes. ¿Quién se lo puede quitar?

Cristóbal -que fue mi segundo hijo- demoró 30 años en encontrar la respuesta.

Hasta que llegó el día en que comprendí que ese collar simbolizaba el sufrimiento con el que mispadres -a pesar de ellos mismos- me habían encerrado en mis primeros años de vida.
Fue actor y creador del psicoteatro. Heredero natural de mi psicomagia

Fue mi asistente durante 20 años. Creció mirándome y mirándose a sí mismo y trató de abrirse su propio camino.

Murió en México a los 57 años, de un paro cardíaco.

(NOTA DEL EDITOR: Según su hermano Brontis, Cristóbal murió debido a su dependencia del alcohol).

Fue una noticia dolorosa para mí. En señal de duelo, guardé silencio todo el día siguiente.

Cuando era niño mi padre me dijo que los hombres no lloran

Toda la vida he sentido la amargura de mis lágrimas no derramadas. Esto lo dije un día después de mi duelo.

Dos meses después de la muerte de Cristóbal publiqué mi libro "De la psicomagia al psicotrance", donde narro el origen de esta práctica que desarrollé a partir del tarot y el psicoanálisis, que busca sanar traumas o bloqueos emocionales a través de actos de bordes surrealistas.

La psicomagia enseñarle a la razón, el lenguaje del inconsciente.

Volviendo a Cristóbal, fue mi segundo hijo muerto.

En 1995 perdí a Teo, el menor, quien murió producto de una sobredosis. Tenía 24 años.

¿Cómo se procesa la muerte de un hijo?

No hay consuelo. Cuando Teo murió tomé un avión y fui a ver a mi maestro zen, Ejo Takata, en México.

Llegué arrastrándome. Me miró y me dijo todo en una sola palabra: "Duele".

Y comprendí: No hay consolación. No la hay. Y esto lo dejo para mí; no me voy a poner a llorar aquí ni ahora.

¿Cómo retomar la vida después de una pérdida así?

Se continúa con la vida. Hay que aceptarlo. 

Con el tiempo, el dolor va disminuyendo, pero el amor va creciendo.

Empecé a tratar de hacer crecer el amor que tenía por él, la piedad que tenía por él; ver mis errores, sus errores.

Todo es como una nube negra. La aceptas, la vives y sigues viviendo.

Nuestra labor no es llorar por los muertos, sino vivir la vida, porque el muerto ya no sufre. El que se sufre es uno.

El muerto llega al terreno del que los millones de habitantes del planeta somos ignorantes.

No conocemos el gran misterio: ¿Qué es la vida y a dónde va la vida? 

Se me murió un hijo, lo acepto y no hablo de eso. Me lo guardo. 

Mi pena por el primer hijo que se me murió duró 10 años.

Ahora, no sé cuánto me va a durar la partida de Cristóbal.

No puedo aconsejar a las personas que tienen a un difunto cerca.

Pero puedo decir que hay una diferencia entre la muerte:

  1. Que se muera un hijo es tremendo.
  2. Que se muera un padre o una madre, es normal, es la ley de la vida.

Mis padres se murieron. No se compara eso en nada con la muerte de mis hijos.

Cristóbal, ladrón de mi trabajo... y de bicicletas

Era el ladrón de mi trabajo. Se iba a la escuela y de pronto vino el director a decirme que no iba desde hacía tres meses.

Andaba robando bicicletas. Entonces, cree un acto de psicomagia para que no robara más bicicletas.

Donde veía una, dejaba un papelito que decía: "Me pude robar esta bicicleta pero no lo hice. Rece por mí. Es todo".

Así dejó de robar bicicletas. 

Cristóbal nació en la ciudad de México en 1965, producto de mi relación con Valerie Trumblay, actriz

No estaba seguro de mi paternidad y un día me fui de la casa para vivir en París los siguientes tres años.

La casa donde vivían Cristóbal y su hermano con Valerie era visitada por toda clase de artistas, chamanes, tarotistas y poetas.

Leían el tarot, la Biblia y practicaban el budismo zen.

Cristóbal creció en ese ambiente, entre ritos y ceremonias.

Vivía en la imposición de límites.

Recordaba una cena en la que le pedí a Teo subir a la mesa y orinar sobre la sopa, para terminar así con los buenos modales.

Lo hice también para darle autonomía.

Yo les leía a los dos pasajes de la obra de Freud, desde muy chiquitos.

Les decía que tenían que aprender a vivir con el inconsciente sobre la mesa.

De modo que si Cristóbal se le acercaba a su madre, yo les advertía:

¡Ahí viene el incesto!

Cristóbal veía obsesivamente mi película "El Topo", pero de eso les platicaré el próximo domingo.

Alejandro Jodorowsky

Artista, cineasta y escritor chileno, nacionalizado francés, de ascendencia judío-ucraniana. Desde 1948 ha trabajado como novelista, guionista, dramaturgo, ensayista, poeta, director de cine y teatro, actor, editor de cine, escritor de historietas, músico, compositor, filósofo, psicomago, titiritero, mimo, psicólogo, dibujante, pintor, escultor, y autor de cómics. Ha publicado 41 libros originales entre 1963 y 2022. Es autor de más de doscientos cómics entre 1965 y 2022. Ha dirigido diez filmes entre 1957 y 2022.