Niños políticamente incorrectos
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo. -María Fernanda García Sada.
La infancia es la primigenia y la más extraordinaria fuente de la incorrección política: dicen lo que piensan.
Los adultos tienden a ser irresponsables al reprender tales actos de valentía inocente, pero no inconsciente.
Digo “tienden” porque, aunque siempre he promovido la diplomacia, jamás he castigado a mi hijo por decir verdades; por el contrario, cuando era pequeño, si me decía la verdad, la consecuencia de sus actos no era grave, incluso era indultado o hasta premiado.
No soy una madre perfecta, cometo errores como todos los humanos, sin embargo, el compromiso con la libertad de expresión es practicado a cabalidad en mi hogar sin temer a represalias.
En consecuencia, mi hijo tiende a ser honesto, seguro de sí mismo, digno, confiable; ha formado relaciones sanas, fuertes, verdaderas.
Aquí les va mi estilo políticamente incorrecto:
Me parece reprobable que, durante la Segunda Comisión de Participación de Niños, Niñas y Adolescentes, después de incluso haber promovido “romper un poquito el protocolo” al invitar a los niños a que respondieran cuál era su sueño para el futuro de Nuevo León, los adultos encargados hayan tratado de desviar la atención sobre problemas graves cuando un niño, muy consciente e informado, respondió:
“Que ya no esté Samuel García como gobernador; algo que le haga bien a los niños del futuro, algo que promueva sus derechos”.
En primer lugar, me parece inverosímil que todavía se crean superhéroes al hacer el reverendo favor de “romper protocolo”.
Que no se olviden quiénes son los protagonistas de dicha reunión —todo por y para la infancia—, sector de la población a la que, no por tratarse de menores, se les propine indiferencia y negligencia. Histórica y actualmente, esta forma de ser de los adultos daña, erosiona y degrada a la sociedad.
Calladito, porque se ve más bonito es la consigna.
En lugar de ser curiosos, de preguntar por qué el niño pensaba eso y qué había escuchado o leído, lo invitaron a pasar a su silla.
Me da tanto coraje, que, de haber estado presente y si no fuera porque la cortesía es un valor fundamental en mi vida, me hubiese encantado propinar unas cuantas cachetadas, cuando menos hubiese alzado la voz para investigar a fondo.
"La justicia es divina, los comentarios llovieron":
- Deberían de darle una presea al niño, se merece una ovación de pie.
- Tiene mucha razón para tener tan corta edad, ese niño nos representa.
- Otórguenle una beca.
- No dijo ninguna mentira, es lo que todos queremos.
- Qué triste que un menor se dé cuenta del caos.
- Es mi sueño también, gracias por alzar tu voz.
- No todos los héroes usan capas.
- El pequeño se ganó el respeto de los neoloneses.
- Qué tan grave tiene que estar tu administración, (Samuel), para que un niño diga que ya no te quiere, es porque algo estás haciendo mal.
- No le vayan a hacer daño al niño, solamente se expresó y tiene derecho a eso.
Indistintamente de la opinión personal sobre la administración del actual gobernador, el tema que yo abordo es otro: la libertad de expresión.
El acto de valentía del niño hace referencia a la conclusión del cuento de Hans Christian Andersen: dijo la verdad, el emperador no tenía ropa.
Los funcionarios presentes que desviaron la atención de un problema fundamental que nos aqueja es reprochable, pues es censurar, derecho que estamos muy próximos a perder.
Con dicha apatía, ¿por qué nos lamentamos de que la sociedad está rota, enferma? No es de sorprenderse que crecen el abuso, el bullying, homicidios, drogadictos, narcotraficantes, criminales; todo comienza por la clase política.
Los actos, por más pequeños que creamos que sean, cuentan por su impacto en la psique y conducta humanas. Decepcionante, desvergonzados, abominables los adultos que reprimen a la infancia cuando externan sus preocupaciones e inquietudes.
La censura es terrorismo intelectual.
Algo para reflexionar:
¿Qué enseñamos a las futuras generaciones con la negligencia, apatía e indiferencia?
A ver cómo nos va con la desaparición de organismos autónomos, la reforma al Poder Judicial, a la Constitución, es lo que estamos heredando a esta sociedad, a México.