¿Cómo aprender a pasar las olas?

Te escribí un libro

Ana Laura Martínez DETONA: Nunca supe lo pesado que podía ser el silencio hasta enfrentarlo sin ti.

No amo de cualquier manera, amo y escribo. A ti te amé.

En 22 semanas, mi amor se convirtió primero en palabras, luego en párrafos, finalmente en cuartillas y hoy cada una de ellas dio vida a un libro.

En el silencio del alma sé el eco de las palabras no dichas, los susurros de un amor que nunca fue, y las sombras de los sueños rotos que se deslizan entre mis pensamientos como olas en la costa.

Cada suspiro es un lamento por lo que se perdió en el laberinto de tu ausencia, donde mi corazón aún palpita al ritmo de un amor incompleto.

Entre los escombros de lo que fue y lo que pudo haber sido, busco el consuelo en el abrazo solitario del mar, donde la tormenta interna deja al descubierto la fragilidad de mis anhelos más profundos.

Tu ausencia es una tormenta interminable, un mar agitado que se resiste a la calma.

Sin embargo, en este perpetuo vaivén, aprendo a encontrar mi fuerza, a ser un océano que ha conocido tanto la furia de la tormenta como la serenidad de la marea baja.

Aunque todavía me cuesta aceptar que ya no estás aquí, en el constante abrazo del mar a la tierra encuentro la resistencia y la esperanza para seguir adelante.

Cada momento pasado contigo fue un tesoro que guardo cerca de mi corazón.

Pensé que eras la respuesta a las oraciones silenciosas de mi alma, la melodía de la canción que mi corazón había estado cantando en silencio.

Eras la luz en mis días más oscuros, la razón detrás de las pequeñas sonrisas que a veces adornan mi vida. 

Nunca supe lo pesado que podía ser el silencio hasta enfrentarlo sin ti.

Cada día se extiende sombrío bajo el peso de extrañar algo que nunca fue mío.

Los sueños que construí a nuestro alrededor se desmoronan cada día un poco más, susurrando lo que podría haber sido.

Mi corazón se siente tierno, magullado por la comprensión de que algunos caminos deben ser caminados solos.

Finalmente, llegó el último mensaje. No hubo más después de eso; simplemente desaparecimos del mundo del otro.

Hubo un tiempo en que buscaba respuestas, pero ahora entiendo que no necesito preguntar.

Cada detalle, al mirar hacia atrás, revela su propia verdad.

Ya no estoy segura de lo que quiero. Pensé que te amaba, pero ahora sé que nunca serás mío.

Aun así, cierro los ojos y me sumerjo en la fantasía de cómo sería estar juntos; en mi mente, el mundo se detiene y todo parece bien.

Pero la realidad me arrastra de vuelta, recordándome lo que nos separa.

Ahora entiendo que algunas historias están destinadas a quedarse sin contar y algunos amantes están destinados a permanecer en los rincones silenciosos de nuestros corazones.

Me rompiste para siempre, cambiándome irremediablemente. Me dejaste sola, transformada en alguien diferente, anhelando ser quien era antes.

Como un mar agitado después de una tormenta, me encuentro navegando entre los restos de lo que fue y lo que nunca será. 

Tras la furia de la tormenta, el mar revela sus secretos. Las olas que antes azotaban la costa ahora retroceden, dejando una calma inquietante y una paz que solo se alcanza después de la más violenta de las tempestades.

De la misma manera, mi amor propio encuentra calma tras la devastación en el vaivén eterno del mar, encuentro la fuerza necesaria en medio de tu ausencia.

Aunque todavía no puedo aceptar completamente tu partida, encuentro en las olas la resistencia y la esperanza para seguir adelante.

En la calma que sigue a la tormenta, el mar revela sus secretos.

Donde antes las olas furiosas golpeaban la costa, ahora se retiran, dejando una paz inquietante que solo se alcanza después de la más violenta de las tempestades.

Lo que realmente deseaba era que comprendieras lo que sentía. 

Aunque puedas reconstruirte y parecer completo nuevamente, nunca serás la misma persona que antes de la caída; por eso llaman a esto enamorarse.

Cuando el amor se desvanece, uno se desmorona. Sanar es un proceso peculiar.

Hay días en los que todo va bien y las cosas parecen estar en orden, pero otros días el dolor se siente tan fresco como en el primer momento.

No hay un marco de tiempo claro para este proceso; simplemente debemos seguir adelante con la certeza de que algún día estaremos bien y sé que alguien, en un futuro, me encontrará y agradecerá que me hayas perdido. 

Puede que te amen, pero si no pueden elegirte a ti, debes dejarlos ir y seguir adelante. Porque vales demasiado como para conformarte con ser una opción en la vida de alguien, cuando más bien deberías ser la elección.

Como las olas que se retiran tras la tormenta, debo aprender a soltar, a retirarme, para encontrar la calma y la paz en mi propia vida.

 Las olas del amor pueden ser engañosas, pero también son las que moldean nuestras costas, dejándonos más fuertes y definidos.

En este vaivén de emociones, la tormenta interna puede resultar devastadora, pero es en su calma posterior donde descubrimos nuestra verdadera esencia.

Las olas nos enseñan que el objetivo no es solo llegar a la orilla, sino también aprender a navegar, a soltar y dejar que la marea nos lleve hacia nuevos horizontes.

Inicialmente, pensé que lo más difícil sería distanciarme de ti. Sin embargo, pronto me di cuenta de que el verdadero desafío radicaba en comprender lo poco que significaba para ti.

Una parte de mí se apartó, esperando evaluar tu respuesta, captar tu atención.

A pesar de expresar tanto lo que sentía, esperaba que valoraras mi ausencia.

En cambio, me encontré con una cruda dosis de realidad, una que había intentado negar una y otra vez.

Aunque te extraño profundamente y siento el deseo de buscarte, recuerdo que nunca me amaste, solo me tenías estima.

 Algún día miraré atrás y veré este momento de mi vida como un duelo dulce. Me encuentro en luto, con el corazón roto, pero también reconozco que mi vida está transformándose.

Los corazones pueden romperse; a veces pienso que sería más fácil si murieran junto con quienes amamos, pero no es así.

Nos toca reconstruirnos con la misma intensidad de amor que dedicamos a otros.

Te elevé en un pedestal a expensas del dolor en mi espalda, una carga que finalmente me superó.

Caí, mientras tú seguías sobre mí, como una ola que se eleva majestuosa antes de desplomarse.

Me aconsejaron pasar página, pero en su lugar, te escribí un libro en el que cada palabra está impregnada con la sal de mis lágrimas.

El amor, si es auténtico, es el encuentro de dos miradas.

Sin embargo, tú, en tu indiferencia, no podías sostener la mía.

Tengo la costumbre de dar océanos cuando solo se me pide una gota de agua, de entregarme por completo aunque apenas se me solicite un susurro de atención. 

No pretendo sanar de ti, ni olvidar, ni negar lo que amé. Sería perder una parte de mí y no deseo transitar por la vida en pedazos.

Prefiero ser como un mar en calma después de la tormenta, un océano que ha conocido tanto la furia de las olas como la serenidad de la marea baja. En este ciclo eterno, encuentro mi fuerza, reconstruyendo mi costa con cada nueva ola, sin renegar de las cicatrices que me han moldeado.

En el vasto océano de mi vida, tu recuerdo es una isla solitaria, pero eterna, donde la tormenta ha pasado, pero su furia aún se siente en cada rincón.

Mientras el mar se aquiete, me preparo para enfrentar nuevas tormentas, sabiendo que cada ola que llega a la orilla trae consigo la promesa de un nuevo comienzo.

Desde la celebración y la conexión compartida hasta las riquezas que se desequilibran, el viaje del alma se entreteje en un baile de emociones y decisiones.

En cada paso, buscamos la conclusión y la realización interna, aun eludiéndonos, revelándose como un horizonte lejano.

Las decisiones se vuelven complejas, los equilibrios se tambalean y la búsqueda de estabilidad se vuelve urgente pero esquiva. Mientras la felicidad plena a veces se muestra en la incertidumbre.

Mi creatividad y poder femenino emergen como faros de esperanza en medio de los ciclos de desafíos y transformaciones, mientras me enfrento a la falta de dirección y energía dispersa.

En la encrucijada de decisiones audaces y exploración de nuevos horizontes experimento la indecisión y falta de progreso.

En contraste, la claridad de la verdad y la sabiduría corta a través de las ataduras de la confusión y la autoilusión.

La confusión y los temores ocultos se desvanecen lentamente, permitiendo la liberación de mi mente y la percepción clara.

Las limitaciones autoimpuestas se disuelven revelando una nueva perspectiva y el coraje para enfrentar lo desconocido.

En este viaje interior, cada desafío y triunfo se entrelazan en una danza eterna de aprendizaje y evolución, donde el pasado, el presente y el futuro convergen en el constante fluir de la vida.

En el vaivén eterno del tiempo, mis palabras se desvanecen como ecos en el vacío, susurros perdidos en la vastedad del olvido.

A través del dolor y la resignación, he aprendido a abrazar la calma que sigue a la tormenta, encontrando en la quietud de mi alma la fuerza para seguir adelante. 

Que mis lágrimas sean las gotas que alimenten el mar de la memoria, donde tus huellas se desdibujan lentamente en las arenas del tiempo. 

En este océano de emociones encontradas, mi voz se funde con el susurro del viento, llevando consigo el eco de un amor que se desvaneció en el horizonte del recuerdo. 

Y por primera vez, aunque con tropiezos, está pesando más el amor por mí.

Cuánto dolor Emperador, cuánto dolor… En un mundo que me devora. 
Ana Laura Martínez

Reconocida escritora, artista conceptual y oradora de TED Talks, se destaca como fundadora de la comunidad global literaria "Ana Laura Libros" y del innovador proyecto "ATELIER". En este laboratorio mexicano, fusiona sus habilidades artísticas y literarias para transformar emociones en procesos artísticos. A través de su incursión autodidacta, Ana Laura ha ampliado su enfoque, sumando el título de ARTISTA CONCEPTUAL a su faceta de ESCRITORA. Su creatividad se manifiesta en proyectos como Deconstrucciones Decorativas, Maison Tables, Denim Statements, Caligraphy Art, 28x21 Arte, Editorial ALL, Ingeniería To Go y Letras al Vacío Salinas, reflejando la diversidad de su talento en el mundo artístico y literario.