Un presidente que no acepta la crítica es un grave problema para su país

Culpar a la clase media por ser "aspiracionista", agredir a los medios de comunicación y a los que llama conservadores culpándolos de todo lo que va mal en su gobierno es soberbia.
 Ese defecto es el que consideraba inaceptable Santo Tomás en los políticos.
"Si gobiernas, sé humilde" decía el gran santo.

Si el presidente es ciego y mudo ante los fracasos de su partido y de su gestión, no hay crítica que se le pueda aceptar, pues no nace de un análisis serio de la realidad, sino de su ego cultivado hasta la ignominia.

Eso sería suficiente para destituirlo en cualquier democracia que funcione, pero la nuestra es muy incipiente para atreverse a tanto.

Lo más que podemos hacer es esperar a marzo, a ver si la conciencia nacional está suficientemente despierta para darle una patada en el trasero a quien tanto daño ha hecho.

Aun así, si su substituto es de la misma ralea, poco ganaremos. Paciencia.
José Luis Mastretta Galván

Físico por la Facultad de Ciencias de la UNAM. Filósofo por la UNAM y UPAEP. Maestro en Humanidades por el CPH. Director de Pensamiento Empresarial CANACO MTY 1986-1997. Comentarista político desde 1981.