Ahora resulta…
México es un país extrañísimo.
En temporada electoral o de zopilotes, como dice el mamarracho palaciego, por todo el país se ven manifestaciones espontáneas, populares o autogeneradas de rechazo a autoridades federales, estatales o municipales emanadas de la divisa morena.
Algunas, en crítica a una deficiente política educativa, social, de servicios de salud, por falta de agua, otras por la falta de apoyo al campo, las más de las veces en exigencia, búsqueda, requerimiento y hasta de súplica por lograr la pacificación y la seguridad pública de su comunidad.
En los mítines de Fuerza y Corazón por México, con la presencia de Xóchitl Gálvez, acuden miles de ciudadanos voluntariamente y manifiestan su apoyo total a la hidalguense.
Ante estos evidentes y constantes actos públicos, cualquiera diría que por todo el país permea un gran rencor originado por las circunstancias actuales en que vive la población de México y que en muchas comunidades no es que estén felices, felices, felices.
Pero, por otro lado, ahora resulta que cada que suena el teléfono y les preguntan que por quién van a votar, el pueblo bueno y sabio contesta todo presuroso y moviendo la colita que por la morenada.
Cuando tocan a la puerta y les dicen que vienen de El Norte y de Reforma para hacer una encuesta de intención de voto presidencial, la señora y el señor los atienden con júbilo, los pasan a la sala, les ofrecen un vaso de agua y les contestan que van a votar por la marioneta del pajarraco mañanero.
Algo no está bien, o en su mayoría las casas encuestadoras se han posicionado en un nicho de mercado claramente cubierto por el mejor postor que evidentemente es quien ostenta el poder y el erario en este momento o, por otro lado, el electorado se está guardando su rencor para expresarlo en las urnas a través de un voto de castigo.
Ahí, a la hora de votar, es donde más le duele a la cínica, corrupta y farsante administración 4-teísta.
Al fin y al cabo, si la presidencia del país me miente a mí todos los días, ¿por qué yo no le voy a mentir algún día a un encuestador o a un robot que está marcando mi número telefónico?