Alameda "Mariano Escobedo", ¿quién te quiere?
Ahí estaban vecinos de la Alameda; académicos de la U-ERRE, el director del IMPLANC, el presidente de los cronistas municipales de Nuevo León de la asociación “José P. Saldaña”, y expertos de Reforestación Extrema.
Se mostraron fotografías del 2006 al 2016 del estado que guarda el arbolado en este polígono emblemático de Monterrey.
Cosijopi Montero habló de lo que él percibe como una maldición en el sitio, pues ha resultado inviable su reforestación. En la Alameda “Mariano Escobedo” no puede crecer ningún árbol de manera sana porque el contexto humano no se lo permite.
Solo imaginemos las grandes cantidades de residuos de aceite que reciben por parte de los puesteros que inundan una de sus arterias laterales y que van cambiándose de arteria según cambian las administraciones.
El joven restaurantero Javier Félix dijo comprometerse a plantar árboles, pero de qué serviría si la autoridad municipal no cuenta con un sistema de riego; si la planta de agua no funciona, si la Alameda pareciera sitio de nadie.
Pero la Alameda es sitio de todos, no solo de los vecinos y de los usuarios, es un referente de la memoria colectiva de los regiomontanos, pero, ¿quién se atrevería a llevar al turismo a conocerla?.
El mismo Alfonso Barragán casi fue víctima de un acto delincuencial cuando se apartó por unos momentos de un grupo de interesados en hacer algo por el lugar. Se quedó solo por un momento y lo rodeó un grupo de personas que seguramente le querían quitar por lo menos el celular del que estaba utilizando.
En la Alameda existe comercio sexual y de estupefacientes. Se practica el cobro de piso por parte de una organización ajena a la autoridad, hasta se conoce la identidad de una mujer que se placea en un pequeño vehículo para supervisar a sus “protegidos” que, a cambio de sus servicios de mediación, pagan cuotas. Y en medio de ese marasmo de inseguridad, suciedad y de árboles añosos que están por caerse se dan cita miles de respetables indígenas que han migrado a Nuevo León para trabajar honradamente.
Ellos son los principales usuarios de la Alameda “Mariano Escobedo” y ocurren al lugar para socializar, para encontrar pareja tal y como se hacía a finales del siglo XIX y principios del XX cuando hombres y mujeres se ataviaban con sus mejores galas para conocer a prospectos para llegar al matrimonio. Entonces era un paseo de postín, un lugar inspirador para la recreación para familias pudientes.
Basta observar la magnificencia de las viejas casonas que sobreviven en torno al polígono de la Alameda para deducir que era el epicentro de una clase social privilegiada.
En la primera mitad del siglo XX fue el sitio predilecto de la clase media regiomontana, pues se propiciaba un ambiente de recreación familiar.
En la administración (2009-2012) de Fernando Larrazabal, se logró erradicar el ambulantaje y se forestó con dignidad el lugar, pero el ayuntamiento que lo sucedió volvió a entramparse con los intereses económicos de los múltiples grupos que siguen secuestrando un espacio que debería ser visita obligada de la población local y de los turistas.
Mi amigo de la infancia y adolescencia Carlos Lara Solís, quien es vecino de la Alameda se pregunta si se debe invitar con mayor frecuencia a NETFLIX para que el ambulantaje desaparezca.
Edgar Olaiz Ortiz, experimentado funcionario que actualmente dirige el IMPLANC Monterrey, acudió a la reunión y comentó que la respuesta para la resignificación de la Alameda “Mariano Escobedo” está en la participación ciudadana: sin duda los ciudadanos son parte sustantiva de la gobernanza, pero mayormente está en la autoridad municipal el determinar una estrategia para enfrentar la problemática del complejo tejido social que prevalece en el sitio.
Tengo seguridad que esto se logrará generando una plataforma que trascienda los trienios.
El entorno socio ambiental de la Alameda está sobre diagnosticado, lo que se requiere es la acción.
El alcalde Colosio tiene gente apta entre sus colaboradores, la sociedad civil está presta a colaborar en dicha resignificación.