Así le va a Ebrard
Varias acciones, ajenas a sus atribuciones legales, fueron realizadas por ser redituables mediáticamente en pos de su objetivo político, si bien algunas estuvieron amparadas por el interés nacional y con la venia presidencial.
Ebrard aprovechó la compra de vacunas contra el covid-19 para posar ante los fotógrafos cada vez que llegaba la carga aérea y proyectarse como “el salvador de vidas en México”, según el premio que aceptó, como si fuera un logro personal y no una labor colectiva de cientos de miles de enfermeras y médicos mexicanos que trabajaron arduamente y de forma anónima sin ningún reconocimiento.
Ebrard, para hacerse popular, se atrevió a proponer a México como sede de los Juegos Olímpicos en el remoto año de… ¡2036!, costoso compromiso financiero que solo podría asumir el futuro y aún no elegido gobierno, pero nunca el actual segundo lugar en las encuestas, debajo de Claudia Sheinbaum.
Ebrard comprometió a la Secretaría de Gobernación cuando aceptó el chantaje de Trump, a cambio de nada, y acordó en lo oscuro con Mike Pompeo el programa Quédate en México, causante de la mayor crisis humanitaria en el país, cuando cientos de miles de migrantes fueron arrojados a territorio nacional sin tener la capacidad de brindarles refugio digno, víctimas del crimen organizado y acosados por la Guardia Nacional.
Ebrard se apoderó de la agenda comercial y de inversiones, responsabilidad de la Secretaría de Economía, lo que causó fricciones con las ex titulares Graciela Márquez y Tatiana Clouthier, afectando el acuerdo de una estrategia coordinada entre ambas dependencias para la ratificación, aún pendiente,del Acuerdo Global México-Unión Europea.
Ebrard impulsó la demanda, declarada improcedente, contra los fabricantes de armas en EU, con la peregrina idea de que México sea indemnizado con 15 mil millones de dólares por negligencia en la comercialización de armas, cuando la negligencia de los homicidios en nuestro territorio es de las autoridades mexicanas, incapaces del control de la aduana y del combate al crimen organizado, como si las armas fueran invisibles al cruzar la frontera.
Cómo olvidar sus célebres selfis en el funeral de la reina Isabel II y en las cumbres, correteando a los líderes mundiales con su celular, faltando al decoro y comedimiento propio de un titular de la SRE.
Ebrard transformó el puesto clave de jefe de la Oficina del Secretario, tradicionalmente asignado a un embajador encargado de formular estrategias de política exterior, para degradarlo a una oficina de prensa paralela, ocupada por Daniel Millán, ex director general de Comunicación Social, un reportero sin experiencia diplomática que forma parte ahora del equipo de campaña del ex canciller, quien junto con Eduardo del Río participó en la fallida campaña de José Antonio Meade como candidato del PRI, el adversario de… López Obrador.
Dime con quién andas y te diré quién eres.
Ebrard opera prácticamente con el mismo equipo de comunicación del candidato del PRI para tratar de ser el candidato de Morena.
Así le va a Ebrard.